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BECKY RUBINSTEIN F. PARA ENLACE JUDÍO

Ser director de orquesta, suponemos, no es cosa fácil. En ocasiones, las más, se tiene que trabajar con músicos no conocidos y por conocer. El encuentro dura –según Daniel Boico- no más de dos semanas. Tras el encuentro, viene un encuentro más: el decisivo. El encuentro con el público, quien habrá de tasar al director, la selección musical y la maestría de los músicos. En ocasiones, el encuentro da frutos sorprendentes: la gloria del maestro, o bien, el olvido del público por tamaño fiasco.

En el caso del joven Daniel Boico –israelí nacido de padres rusos- todo mundo salió satisfecho. Incluso, hubo quien lo equiparó con el mismísimo Subin Mehta. Maestro en dirigir la música de Tchaikovsky y de Rachmaninoff, dejó una huella indeleble en los escuchas -durante la conmemoración del 80 aniversario de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y de la conmemoración del 40 aniversario de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Culhuacán- quienes aplaudieron la genialidad y simpatía del joven músico, a cargo de la Orquesta Sinfónica del IPN, o sea, del Instituto Politécnico Nacional.

De Daniel Boico se escribió en el programa de mano, correspondiente al 8 de mayo: “Director audaz, Daniel Boico ha dejado rápidamente huella en el escenario. Su innata sensibilidad musical, a la par de un oído fino y una profunda musicalidad, ha producido actuaciones emocionantes en los estados Unidos, centro y Sudamérica, Rusia, Europa, África y Asia; con orquestas como: la Filarmónica Real de Londres, Sinfónica de Berlín, Filarmónica de Israel, Sinfónica de Núremberg, Sinfónica Académica estatal de Rusia, Sinfónica Nacional de México, Sinfónica nacional de Costa Rica, Sinfónica de Chicago, Filarmónica de Nueva York, Filarmónica de KwaZulu-Natal y la Filarmónica de Johannesburgo”.

De Boico, también se cuenta que “hizo su debut con la Filarmónica de Nueva York en el 2009, compartiendo escenario con Riccardo Muti, seguido de su debut de suscripción en abril de 2011, cuando reemplazó a Kurt Mazur en muy poco tiempo, y en el que el New York Times llamó “latente ejecución” de la obra Dos caminos: dedicada a María y Martha para dos violas y orquesta de Sofía Gubaidulina”.

“Nacido en Israel y de padres músicos, Daniel Boico fue criado tanto en París como en estados Unidos, comenzando sus estudios de dirección, ya en forma, con Víctor Yampolsky en la Northwestern University, Illinois. Después de completar sus estudios de posgrado en rendimiento de voz en la Universidad de Wisconsin, Boico se unió a la clase de dirección del distinguido profesor ruso Ilya Musin en el Conservatorio de San Petersburgo, Rusia”.
“En 1966 fue invitado a participar en la segunda Competencia de Dirección Internacional de Prokofief, donde fue finalista y ganador. Fue el primer israelí en ser nombrado finalista y ganador en 1997 en la Competencia Internacional de Dirección Antonio Pedrotti, misma ocasión donde fue galardonado con el Premio Público Especial. En 1988 fue uno de los dos finalistas en la Competencia de Dirección Internacional en Cadaqués, España”.

El curriculum de Daniel Boico es realmente impresionante. Y más, su simpatía, su don de gente por años, quien lo vio dirigir a la Orquesta Sinfónica del IPN, recordará la manera ágil y festiva, de “condimentar” el mambo, compuesto, por el inolvidable Pérez Prado en honor del “Poli”. El asistente de Daniel Barenboim, de Pierre Bolez y del mencionado Zubin Mehta, compartió con un grupo de cedeístas no sólo su música, también una charla informal, en hebreo. Cuando se le dijo que éramos judíos, contestó sin empacho: “Resulta obvio”. Y obvio es el talento de la más que joven proeza. Su solidez y empeño hablan por sí solos.