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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Uno de los proyectos que se barajan para combatir la estrategia palestina es un obstáculo subterráneo cuyo costo sería de 1.743 millones de euros.

Israel ha comenzado a buscar soluciones tecnológicas para neutralizar la estrategia palestina de tendido de túneles que cruzan a territorio israelí, que ha abierto un debate sobre responsabilidades entre el Gobierno y los altos mandos del Ejército.

Una de las posibilidades en estudio es la creación de un obstáculo subterráneo que evite la construcción de túneles, proyecto que necesitaría de una inversión de 8.000 millones de shékels (1.743 millones de euros o 2.328 millones de dólares), aunque el Ejército sopesa otras opciones menos costosas para detectar labores de excavación bajo tierra, informó este miércoles el diario Haaretz.

El principal reto es localizar infraestructuras que se desarrollan a decenas de metros bajo la superficie y de longitudes a veces kilométricas. “Nos encontramos a 1,2 kilómetros de Gaza, ante una infraestructura que fue excavada a más de 15 metros de profundidad, aunque hay otras que alcanzan los 20”, explica a Efe el capitán Roni Kaplan, portavoz del Ejército israelí, durante una visita a uno de estos pasadizos que llega hasta el kibutz Ein Hashloshá.

La boca de este corredor se abre próxima al lugar donde el pasado mes de octubre las Fuerzas Armadas descubrieron uno de los primeros túneles, lo que hizo saltar la alerta sobre las dimensiones de esta red de pasadizos, principal blanco de la actual operación militar. Hace 30 días el Ejército israelí se embarcó en una ofensiva con el objetivo de atacar con la mayor intensidad la infraestructura militar del movimiento islamista Hamás, fuerza gobernante en la franja de Gaza desde 2007, para poner fin al lanzamiento de cohetes.

Pero a medida que avanzó la ofensiva, la idea de desmantelar los túneles que milicias palestinas construyeron bajo Gaza se definió como la máxima prioridad para Israel, que durante la operación se vio sorprendido por una treintena de galerías.

En la de Ein Hashloshá, cables telefónicos y de electricidad rematan los miles de paneles de cemento alineados a lo largo de tres kilómetros que separan bajo el subsuelo a esta comunidad agrícola de argentinos y uruguayos inmigrantes en Israel de la palestina Jan Yunis en Gaza.
La luz se aleja a las espaldas del que se adentra en esta estrecha brecha en el terreno y deja paso a un asfixiante y ceñido camino donde, en fila india, los milicianos habrían desfilado hasta suelo israelí, sorteando el férreo control sobre el perímetro confinante en la superficie que ocho años atrás puso cerco a Gaza.

A la entrada del túnel, Kaplan explica a Efe que “la construcción de una infraestructura como ésta requiere toneladas de cemento y tiene un coste de unos tres millones de dólares”. En total, los cálculos israelíes estiman que los grupos armados palestinos en Gaza invirtieron “varios años” y “cerca de 100 millones de dólares en levantar los corredores descubiertos”.
La advertencia de posibles ataques sobre la población civil, nunca ejecutados hasta la fecha, mantiene en vilo a las comunidades vecinas a la frontera, que algunos evacuaron y se niegan a regresar hasta que el Ejército no resuelva este problema. Dos días después de que comenzara un alto el fuego de 72 horas, el Ejército israelí mantiene fuerzas en el área alrededor de Gaza, devastada tras 30 días de ofensiva.

Más allá de los abrumadores cálculos de expertos, que cifran en miles de millones los dólares necesarios para reconstruir la franja, quedan las secuelas de un conflicto que no deja vencedores sino la más absoluta tragedia personificada en la muerte de más de 1.865 personas, cerca de 10.000 heridos y la sombra de una tragedia humanitaria que cobrará intensidad con el paso de los días.

Sahar, un soldado de brigada de combate de 29 años que retorna de Gaza tras semanas en el terreno, reitera desde su experiencia que los túneles “son un verdadero, verdadero problema”. “Difícil. Imagínalo bajo tierra. Cuando lo golpeas en un punto no destruyes todo el túnel, es como una ciudad subterránea, exactamente lo mismo”, dice el militar, cubierto de un manto de polvo que lo ensucia todo, producto del pisar de cientos de blindados aún visibles en la zona.
Israel distingue entre túneles ofensivos, que se dirigen a su territorio, y los de carácter económico que comenzaron a proliferar en dirección a Egipto a raíz del bloqueo impuesto desde 2007. Se calcula que en épocas de bonanza los palestinos llegaron a tener miles de ellos entre el sur de Gaza y el Sinaí.

Por los túneles ofensivos, al menos en cinco ocasiones durante los días de la operación “Margen Protector” varios comandos palestinos se adentraron en Israel tras cavar los últimos metros hasta la superficie y asaltaron bases militares israelíes, ataques que se saldaron con una docena de soldados muertos.

El problema de los túneles, cuyo alcance sorprendió al Ejército durante la ofensiva, ha motivado un debate en la sociedad israelí, que exige responsabilidades al Gobierno y al Ejército sobre las razones que abrieron esta brecha en la seguridad de Israel.

Fuente:lavanguardia.com