ENTREVISTA

SAMUEL SCHMIDT PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

En la política estadounidense, a un funcionario electo, pero principalmente a un presidente sin posibilidades de reelección, durante el último año se le considera como inefectivo, y para definir esto se usa la analogía de un pato cojo (lame duck). En la explicación del origen del término, Wikipedia dice: Literalmente se refiere a un pato que no puede volar con su parvada, volviéndolo presa fácil de los depredadores.

La frase fue creada en el siglo XVIII en la bolsa de valores de Londres, refiriéndose a un corredor que no pagó sus deudas. Fue transferida a la política en el siglo XIX, encontrándose el primer registro en el Congressional Globe (la gaceta oficial del congreso de Estados Unidos) el 4 de enero de 1863: “En ningún caso . . . la corte de reclamos [“The Court of Claims”] puede ser terca hasta el grado de ser el receptáculo de ‘patos cojos’ o políticos en desgracia.

El pato cojo ve reducida su influencia porque los políticos, al igual que otros factores de poder, se inclinan hacia los que vienen en ascenso, normalmente el presidente electo, esto implica que su efectividad es menor, por otro lado, paradójicamente, como no tienen la presión de una próxima elección, pueden tomar decisiones audaces, que pueden ser muy efectivas.

Obama, a más de dos años del fin de su presidencia e independientemente del resultado de las elecciones de noviembre, ya se ha convertido en un pato cojo. Algunos analistas consideran que el partido demócrata se acerca a perder la mayoría en el senado, lo que sin duda tendería un cerco republicano sobre las decisiones del presidente, esto es importante, porque aunque Obama se ha visto rodeado por una postura negacionista que se opone a todo lo que él haga, mantenía una mayoría en el senado que lo apoyaba, sin este apoyo podemos esperar una gran parálisis gubernamental de dos años.

Dentro de las fuerzas republicanas hay señales mixtas porque en algunos lados se refuerza el Tea Party, que destaca por su intolerancia y discurso ultra derechista, que entre otras cosas, enfila sus armas contra lo social y las prestaciones que esto involucra, y contra los migrantes. Obama no ha sido capaz de descifrar ese juego y desarticularlo dándole a los demócratas munición para las batallas electorales. Cada derrota de Obama se le carga al partido demócrata.

Ideológicamente puede ser que Obama esté cerca de los republicanos, pero el color de su piel es una barrera muy poderosa como para que la derecha, especialmente el Tea Party, lo considere su socio gobernante.

Políticamente Obama le ha hecho múltiples concesiones a los republicanos, pensando que con eso lograría su apoyo, pero no es así. En política migratoria aceleró las deportaciones y avanzó en el sellado de la frontera como demandaban los republicanos, quienes a cambio le congelaron la reforma migratoria.

Ahora que es “lame duck” y que ha comprobado que su posibilidad de gobernar es por medio del decreto, muchos activistas hispanos esperan que la acción audaz sea la expansión significativa de la Acción Diferida para los Menores que Arriban (DACA), con esta medida se frenan las deportaciones y la gente goza de relativa tranquilidad; esto no solamente introduciría un poco de justicia hacia la comunidad migrante, sino que sería la zanahoria para motivar el voto de los hispanos, ya que con justa razón se sienten traicionados por las promesas de Obama durante dos elecciones. Esta decisión le restaría presión a la candidata demócrata y sería un revés importante contra los republicanos en noviembre, especialmente porque han endurecido su discurso contra los migrantes, llegando a solicitar que bombardeen a menores migrantes o que se les inocule con Ébola.

El hecho de que Hillary Clinton, que se perfila como candidata demócrata a la presidencia, se haya manifestado críticamente contra las decisiones internacionales de Obama, demuestra lo útil que le es desprenderse de una administración que se ve como poco efectiva.

Se menciona que cuándo Obama anunció frenar el envío de armas a Israel en medio de la guerra contra Hamas, los militares decidieron desobedecer la orden y enviaron las armas, Obama no se atreverá a castigar esa insubordinación, lo que muestra que su política militar ha perdido apoyo de los mandos militares, que pueden orillar al gobierno a cambiar su política internacional.

Así cómo Obama levantó furor mundial en su primera campaña por ser negro, joven y simpático, hoy en día carece de apoyos internacionales, en parte porque no cambió la política de la guerra en el mundo, porque no supo compartir con sus socios militares los beneficios de reconstrucción de los países arrasados, y porque no ha establecido una visión de gobierno mundial distinta a lo que ha implicado el viejo imperialismo.

Paradójicamente la economía le ha funcionado, pero su falta de liderazgo lo mantiene frenado.