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RODICA RADIAN GORDON

La terquedad de Hamas de violar los anteriores ceses al fuego dejó una profunda inquietud en la opinión pública israelí.

La operación Margen Protector parece encontrarse en su etapa final, el cese al fuego anunciado el reciente martes —el último de una serie negociada en El Cairo— parece ser más prometedor que los anteriores. Regresando de Israel hace una semana, todavía siento el estado de ánimo bajo que encontré allí durante mi estancia. Los incesantes ataques de misiles y morteros, estos últimos lanzados en grandes cantidades hacia los poblados cercanos a la frontera con la Franja de Gaza; la difícil batalla para erradicar los más de 30 túneles descubiertos, donde perdieron la vida más de 60 soldados; la muerte de Daniel Traguerman, de cuatro años, así como de otros civiles en estos últimos días, dos de ellos minutos antes de que el cese al fuego entrara en vigor; todo ello ha dejado un fuerte impacto. Además, la terquedad de Hamas de violar los anteriores ceses al fuego temporales y su indiferencia ante las bajas palestinas, sumado a la continua destrucción en la Franja de Gaza, dejaron una profunda inquietud y no poca incertidumbre en la opinión pública israelí de cómo poner fin al conflicto.

A pesar del derrumbe de las anteriores rondas de negociaciones bajo el auspicio de Egipto, y a la luz del regreso a éstas, vale la pena reiterar la visión israelí para llegar a un futuro arreglo que brinde paz y tranquilidad a sus ciudadanos y a la Franja. En primer lugar, vemos a Egipto como un pilar importante en las negociaciones, apoyado por otros países moderados de la región (Arabia Saudita, Jordania, algunos de los Emiratos, la Autoridad Palestina), así como por la Unión Europea y Estados Unidos. En segundo lugar, insistimos en que hay que llegar al desarme de la Franja para poder rehabilitarla y permitir su desarrollo. La primera etapa de dicho desarme sería el amplio control de los cruces fronterizos hacia la Franja, que asegure que todos los materiales con un doble propósito (concreto, hormigón, fierro etcétera) sean utilizados solamente para la infraestructura civil. Además, tanto la ayuda humanitaria como el envío de bienes materiales hacia la Franja, que han pasado ininterrumpidamente aun durante la operación militar, tendrán que estar bajo dicha supervisión.

A largo plazo, se debe asegurar que la infraestructura de Hamas, que ha sufrido un fuerte golpe en esta ocasión, no sea restaurada, incluso que no haya contrabando de armas y de misiles. Sin duda, Hamas es un elemento radical, reconocido como una organización terrorista por muchos países, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Japón y Canadá. El uso cínico de civiles como escudos humanos, las ejecuciones brutales de ciudadanos de Gaza hace una semana, por mencionar solamente algunos, apuntan a que su postura es contraria a todo aquel palestino que anhele un mejor futuro. Lo que necesitamos, los israelíes y los palestinos, es encontrar un nuevo horizonte diplomático. Podremos alcanzarlo con un gobierno palestino comprometido a terminar con el terrorismo y a cumplir con los previos compromisos contraídos entre Israel y la Autoridad. En este sentido el presidente de la Autoridad, Mahmoud Abbas, puede jugar un rol constructivo.

Fuente:excelsior.com.mx