AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca.
Rosario Castellanos

En el Instituto Matías Romero, este jueves 23 de octubre, estaban presentes el Dr José Antonio Meade, Secretario de Relaciones Exteriores de México; el Embajador Jorge Alberto Lozoya, ex embajador de México en Israel y Fundador de la Cátedra Rosario Castellano; Rodica Radian Gordon, Embajadora de Israel en México y ex alumna de la UHJ así como Salomón Achar, Presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México.

Sin embargo, la figura de Rosario Castellanos, figura enorme y trágica, dominaba el recinto. La ex Embajadora de México en Israel, que muriera en Tel Aviv en 1974 a causa de un desafortunado accidente doméstico, concebía al mundo como “lugar de lucha en el que uno está comprometido”. E Israel, sin duda, necesita de mexicanos comprometidos, como lo son los Amigos Mexicanos de la Universidad Hebrea de Jerusalem.

Jaime Zabludovsky, presidente de dicha organización, recordó que “hace más cuarenta años, un grupo de miembros distinguidos de la comunidad judía de México establecieron los Amigos Mexicanos de la Universidad Hebrea de Jerusalem para promover los vínculos académicos entre la universidad y México”.

“En estas cuatro décadas de trabajo ininterrumpido, hemos contribuido a difundir los logros de la UHJ, promovido numerosos acuerdos de colaboración con instituciones académicas y científicas de México, y apoyado el intercambio de estudiantes, profesores e investigadores entre México e Israel. El énfasis ha sido claro y permanente: encontrar mecanismos que enriquezcan cultural y académicamente a México y a la Universidad Hebrea”.

“Dentro de estas actividades, la cátedra Rosario Castellanos establecida conjuntamente con la Secretaria de Relaciones Exteriores, ocupa un lugar muy especial”.

“Promovida por el embajador de México en Israel, Jorge Alberto Lozoya. La cátedra se estableció en 1998, para seguir, puntualmente, la recomendación de la embajadora Rosario Castellanos. Interrogada sobre cual sería la mejor manera de promover la relación bilateral México Israel, la embajadora Castellanos contestó sin cortapisas: “Inviten mexicanos a Israel”.

“Pues eso es, precisamente lo que hace la cátedra. Año con año, desde 1998, un distinguido intelectual mexicano viaje a Israel a impartir cursos relacionados con la cultura mexicana en la Universidad Hebrea de Jerusalem”.

Anclada en la convicción de que la mejor manera de que dos pueblo se conozca, es a través del intercambio intelectual, la cátedra Rosario Castellanos es ejemplo singular del poder de la diplomacia cultural.

A partir de la presencia inaugural del poeta y novelista Carlos Montemayor en 1998, y bajo el cuidado cariñoso de Julio Botton por parte de los Amigos, la Universidad Hebrea ha recibido a casi dos decenas de distinguidos intelectuales, particularmente de la UNAM y el Colegio de México”.

Notables fue la intervención del Embajador Jorge Alberto Lozoya, quien terminó su alocución con un “¡Viva Rosario Castellanos!” como la de Dra. Gabriela Cano, Profesora- investigadora en El Colegio de México, quien describió el feminismo de la escritora homenajeada.

A su vez, Alejandro Higashi, catedrático de la UAM Ixtapalapa y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, relató “la solicitud que Castellanos hizo al Presidente de la República, Luis Echeverría, cuando fue convocada junto con otros embajadores para recibir sus primeras instrucciones: “Yo le pedí dos permisos: el primero el de seguir escribiendo aquí , y el de continuar con la actividad de maestra que abandonaba en la UNAM”; por supuesto que “el licenciado Echeverría no sólo no encontró objeción a ninguna de las dos proposiciones sino que le parecieron útiles como medios de acercamiento entre México e Israel”…

…”Durante ese primer curso, escogió “tres libros representativos de distintas y de la más alta calidad literaria”: Pedro Paramo de Juan Rulfo (“ que aquí he visto en los escaparates traducido al inglés”, escribe con entusiasmo) La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes y Hasta no verte Jesús mío, de Elena Poniatowska. De las notas que la misma Rosario redactaba para periódicos mexicanos, podemos deducir que enseñar estas obras era una tarea deleitosa y que rendía frutos”…

“Las clases que impartía Rosario Castellanos servirían para combatir con educación los prejuicios, porque se educa para poder apreciar lo diferente, se educa para superar lo que pensamos que sabemos y al final no es más que un límite autoimpuesto, se educa para pensar con libertad”.