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URI DROMI

Hace sesenta años los argelinos se sublevaron contra los franceses luego de ser gobernados por más de 120 años. El 1 de noviembre de 1954, el Frente Nacional de Liberación (FLN) hizo un llamamiento al gobierno francés para negociar la independencia de Argelia.

Los franceses cometieron el trágico error de ignorar este llamado y como consecuencia estalló una guerra sangrienta denominada por el historiador Alistair Horne La Guerra Salvaje por la Paz. Durante ocho años, Francia luchó contra los rebeldes sufriendo grandes bajas (incluso si éstas eran escasas en comparación con las de los argelinos), destruyéndose internamente y convirtiéndose en una nación paria en el exterior. Finalmente, en el verano de 1962, Francia se retiró de Argelia.

Charles de Gaulle, el presidente francés que sacó a Francia del atolladero argelino, escribió en sus memorias que en 1962 Francia había rejuvenecido. ¨Nuestra nación se enfrentó a una guerra civil estando al borde de la quiebra. El mundo había olvidado su voz. Ahora se encuentra fuera de peligro.¨

Resulta tentador hacer una analogía entre el problema argelino de Francia entonces y el dilema de Israel ante a los asentamientos de hoy. Los franceses mantenían a un millón de colonos (llamados pieds noirs, pies negros) entre ocho millones de musulmanes y argelinos, aproximadamente la misma proporción existente en Cisjordania: 300,000 judíos entre 2.5 millones de árabes. El mantenimiento de este proyecto nacional de asentamientos ante el levantamiento de la población local por la independencia pone a Israel – como a Francia en su tiempo – bajo presión interna y externa. El instintivo es aprender de los franceses en Argelia, retirarse de Cisjordania y salvar a Israel de un futuro sombrío.

Sin embargo, existen diferencias significativas. A diferencia de Judea y Samaria, Argelia nunca fue la cuna de la nación francesa. Por otra parte, cualquiera que lee la biblia descubre que los jueces, reyes y profetas del pueblo judío vivieron y gobernaron en Judea y Samaria. Por lo tanto, abandonar estas zonas es como desprender un órgano de nuestro cuerpo.

Una vez Francia se retiró de Argelia, el Mediterráneo pasó a ser una excelente zona intermedia entre ambos países. Pero cuando Israel se retiró de Gaza en 2005, recibió a cambio una base terrorista como vecina. Esta realidad en Cisjordania, aún más cerca del centro de Israel, sería sumamente peligrosa.

Pese a estas diferencias, aún optaría por retirarme de casi toda el área de Cisjordania, ya que controlar a millones de palestinos pone en peligro la esencia judía y democrática de Israel. Además, mientras que sabremos lidiar con la entrega de parte del Israel bíblico, sabiendo que podemos defendernos, la pérdida del carácter judío o democrático del estado puede ser irreversible.

Yo optaría por la retirada – con o sin acuerdo – pero con gran pesar. Esto me lleva a la tercera diferencia entre el caso de Francia en Argelia y los asentamientos en Israel: La retirada de Francia marcó el fin del conflicto con Argelia. Los argelinos no tenían ninguna otra reclamación de Francia.

Este no es el caso de los palestinos. Olvídense de la Carta de Hamas – ahora un socio del Presidente Mahmoud Abbas – que llama a la destrucción de Israel. El mismo Mahmoud Abbas es quien se rehúsa a reconocer a Israel como estado judío, generando la sospecha de incluso israelíes moderados que tras el establecimiento del estado palestino en las fronteras de 1967, demandarán el retorno de los refugiados de 1948 a sus hogares originales, implicando nuevamente la destrucción del estado de Israel.

Mahmoud Abbas trabaja arduamente para lograr que la comunidad mundial reconozca al estado palestino. Sin embargo, pudiese haber ganado mucho más si aliviase los temores de los israelíes, reconociendo a Israel como estado judío, ya que a largo plazo los palestinos se verán obligados a coexistir con sus vecinos israelíes, no con los suecos o con los ingleses que los apoyan.

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) siempre se ha jactado de seguir los pasos del FLN argelino en su lucha por la independencia. En dado caso, los palestinos hubiesen adoptado la siguiente proclamación de 1954: ¨Todos los franceses que deseen permanecer en Argelia tendrán que elegir entre su nacionalidad de origen o la argelina, incluyendo derechos y obligaciones.¨

Paralelamente, si además de reconocer a Israel como estado judío, Mahmoud Abbas sugiriese que en cualquier futuro acuerdo los judíos que así lo deseen podrán permanecer en Cisjordania, hubiesen surgido nuevas oportunidades sorprendentes para una futura coexistencia. Después de todo, si los árabes pueden vivir pacíficamente en Israel, ¿por qué los judíos no tendrán el mismo derecho en Cisjordania?

Fuente: Miami Herald.

Traducción: Esti Peled.