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Enlace Judío México e Israel – Moritz Wachs y su esposa Henia Fach tuvieron dos hijos, Ilie, que nació en 1927, y su hermana Deborah, que nació en 1935. Moritz era un sastre, tenía una pequeña tienda de ropa y su propia sastrería.

Alois, un tranquilo joven alemán de 20 años, era un sastre que trabajaba como vendedor en su negocio.  Era considerado como un amigo de la familia, que a menudo jugaba al fútbol con Ilie.

Después de la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi a en marzo de 1938, la empresa fue “arianizada ” y Alois, un miembro del Partido Nazi, se convirtió en su propietario. Un día, a principios de noviembre de 1938, Alois advirtió a la familia que “algo terrible” iba a pasar, les dijo que permanecieran en silencio dentro de su apartamento en Lilienbrunngasse No. 7. “Manténganse todos adentro. No les pasará nada”, dijo Alois. El 9 de noviembre, en los numerosos pogromos llamados “Kristallnacht” (“noche de los cristales”), las empresas y las sinagogas judías fueron destrozadas y destruidas, casi 100 judíos fueron asesinados, y miles enviados a campos de concentración. Ilie y su hermana recuerdan vívidamente el terror y luego el alivio, cuando las botas nazis se fueron.  La familia Wach se salvó gracias a Alois.

Alois protegió a la familia de otras maneras. Obtuvo varias extensiones para que pudieran quedarse en Viena, porque Moritz, de origen rumano, habiendo abandonado el ejército, era apátrida, y Henia era de Polonia. Por último, Alois instó a la familia a salir de Austria el 31 de agosto de 1939, sabiendo claramente que el 1 de septiembre sería la invasión de Polonia, hecho que marcaría el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y que en tiempo de guerra sería mucho más difícil escapar.

Siguiendo las instrucciones de Alois, la familia se fue a Shanghái a través de Italia. Allí no hacían falta en ese momento visas o pasaportes para entrar. Los Wachs se establecieron en Shanghai durante doce años, viviendo  en el “gueto  judío de Shanghai” en Hongkew con otros 18.000 refugiados, que llegaron principalmente de Alemania y Austria. Fue allí donde cambiaron su apellido por el de Wacs. Ilie finalmente se fue a estudiar arte en París y se convirtió en un diseñador de moda en Nueva York. Deborah y los padres emigraron a Canadá y Nueva York. Deborah, que se casó y tomó el apellido de su marido, Strobin, se instaló en San Francisco y dedicó su tiempo a la filantropía. Todos los miembros de la familia que se quedaron en Viena fueron asesinados. Los hermanos rara vez hablaban de su huida,  de su vida en Shanghai o de  Alois, del que nunca supieron nada. Tampoco saben lo que pasó con la sastrería.

Es decir, hasta 1997, en el 70 cumpleaños de Wacs, cuando él empujó a su hermana a hacer un viaje con él a conocer al Museo del Memorial del Holocausto de Estados Unidos,  en Washington, DC. “Yo estaba reacia a ir,” dijo ella ” no quería recordar nada.  Ni siquiera quería hablar de ello”  En una exposición sobre los refugiados judíos en China, Strobin vio una foto de sí misma, con cinco años de edad, con otros dos niños judíos. “Para mí, era el horror puro. Yo estaba muy sorprendida de ver una imagen mía que nunca había visto antes “, dijo. Ella llegó a la conclusión de que  los japoneses, que en un momento habían gobernado y ocupado Shanghai como una potencia extranjera, utilizaron las fotos como propaganda.

La experiencia  le provocó el deseo de escribir un libro sobre su vida. “Un Viaje Poco Frecuente” fue publicado por Barricada Books en 2011. Wacs no estaba dispuesto a buscar a Alois ya que temía descubrir que el hombre que se había portado tan bondadosamente  con su  familia podía haber actuado exactamente al revés con mucha otra gente.  Strobin dijo que: “Ilie nunca quiso ver a Alois de otra manera que cómo había sido con nosotros, un buen hombre.”

Jane Rohman, cuya firma de relaciones públicas ha promocionado el libro desde su publicación, dijo que seguramente si Strobin o Wacs disertaran, fueran a una escuela o un museo, inevitablemente, alguien preguntaría, “¿Y qué pasó con Alois?” La curiosidad de los miembros de la audiencia, y de los lectores alimentaron el interés en la búsqueda del nazi alemán que ayudó a la familia judía.

A fines del año pasado Wacs exhibió una colección de sus pinturas en el Museo de la Tolerancia en Nueva York. Al final de la exposición Rohman salió y exhibió un gran cartel que decía: “Ayúdanos a encontrar a Alois.”Cuando Rohman y otra gente estaban colgando el cartel en el Museo de la Tolerancia, preparando la inauguración, pasó por el museo, David Schroeder, profesor de justicia criminal y ciencias forenses de la Universidad de New Haven en Connecticut, junto con varios de sus estudiantes.  Después de que él se reunió con Wacs y se enteró sobre quien fue Alois, Schroeder y un colega decidieron crear un curso para el siguiente semestre, acertadamente titulado, “Encontrar Alois.” Con escasa información, los estudiantes se lanzaron a las redes sociales, crearon una página de Facebook, buscando a Alois, y recibiendo cables de lugares tan lejanos como Australia.

Pero a medida que el semestre llegó a su fin en mayo, pese a todo el esfuerzo no se había dado con el paradero de Alois. Sin embargo, todos los estudiantes de la clase Finding Alois (un curso que ya no se ofrece), se comprometió a continuar la búsqueda.  En cuanto a Schroeder, está buscando por otros medios pruebas concretas sobre Alois.  En este momento, él está buscando el acceso a los registros de impuestos del gobierno austriaco. Sólo allí, dijo, se puede encontrar empleado (s) de Mortiz Wachs en 1937 o 1938. “Una vez que tengamos ese nombre, creo que el barril comenzará a rodar.”

A principios de este año, un judío-estadounidense envió a los hermanos una fotografía de un hombre envejecido y desgarbado de unos 90 años, sentado en una silla de ruedas. El remitente dijo que había leído la historia de la búsqueda de Alois en la página de “Buscando a Alois”en Facebook y reconoció en esa descripción la de un hombre alemán de voz suave, que trabajó para él como vendedor durante veinticinco años a partir de la década de 1960.

Era conocido como Al. Se comunicaron telefónicamente con este judío que recordaba haber oído que Al había sido un nazi. El hombre de negocios nunca le peguntó a Al sobre este tema, porque él nunca había mostrado ningún antisemitismo, a pesar de saber que su jefe era judío. Wacs, al ver la fotografía, dijo que había algo familiar en el hombre, pero que no podía decir a ciencia cierta si era Alois. Wacs murió de cáncer de pulmón, el 7 de septiembre.

Su familia y amigos dicen que Wacs siempre se acordaba de Alois, dándole una gran importancia a lo que había hecho, en el contexto de lo que estaba ocurriendo en Alemania en 1938, cuando un alemán nazi tuvo la iniciativa de ayudar a una familia judía. .

Rohman recuerda a Wacs que se preguntaba: ¿Qué hay en esa persona que le llevó a hacer eso? “Incluso si nunca encontramos Alois,” dice ella, “lo que puede verse es a un ser humano que frente a una injusticia se hace cargo y no permite que eso suceda” Y moralmente, ¿qué significa eso si luego hizo cosas horribles?

Los hermanos Wacs, no solo cumplieron el sueño americano, fueron exitosos y reconocidos.

Fuente:milimcultural.com