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SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Kirk de Douglas, cuyo nombre original es Issur Danielovitch y que fue hijo de un trapero judío ruso inmigrante, celebró su 98º cumpleaños el 09 de diciembre con el lanzamiento de su 11º libro.

La legendaria estrella de 87 películas (como la inolvidable “Spartacus”) puede mirar atrás, con felicidad y con dolor, las incontables posturas de una noche con las mujeres más bellas de la industria del cine, un accidente de helicóptero en el que fue el único sobreviviente, un derrame cerebral, dos Bar Mitzves y la muerte de un hijo.

Ha escrito sobre estas y muchas otras partes de su vida en trabajos anteriores, pero hay algo especial en su último trabajo intitulado “La vida podría ser verso”.

“He expresado mis sentimientos y emociones personales más que en cualquier otro de mis libros”, dijo Douglas, sentado en su casa colmada de arte en Beverly Hills.

En el fino volumen de poemas, fotos y anécdotas, Douglas ya no es la estrella de Hollywood ni el actor arrogante -mujeriego en serie- de los años 1950, ’60 y ’70. Su hoyuelo en la barbilla marca registrada y los ojos azules brillantes siguen ahí, pero su cabello rubio ahora se sujeta en una cola de caballo gris, y camina con cuidado y habla con un ligero acento, legado de su ataque cerebral.

Lo que no ha perdido es su agudo sentido del humor, su orgullo de judío y su amor por Anne, su actual esposa. La portada de “La vida podría ser Verso” muestra una foto temprana de ambos besándose cariñosamente y los subtítulos “Reflexiones sobre el amor, la pérdida y lo que realmente importa”.

En sus 10 libros anteriores, la prosa de Douglas está marcada por la ingenuidad de un hombre cuya conversación informal pareciera haber sido grabada subrepticiamente. Y su poesía no pretende tener alturas Shakespearianas. Pero no hay duda de su profunda devoción cuando dedica serenatas a su esposa en su 50 aniversario de casados, como en “Please Stay in Love With Me” (Por favor sigue enamorada de mí).

Cincuenta años juntos

¿Te parecen tanto tiempo?
Mientras más viejo el violín, más dulce la música
A menudo se dice, y es verdad
Para mí, parece que fue ayer
Nos conocimos en una Manifa gay
Ahora Paris es triste, pero yo estoy contento
Elegiste casarte conmigo.

Un lado menos conocido de Douglas se expresa en “Para Eric,” una elegía para el menor de sus cuatro hijos de dos matrimonios, cuya muerte inducida por la droga todavía persigue a su padre.

Me siento junto a su tumba y lloro
En silencio, para no alterar el sueño
Descansa en paz mi hermoso hijo
No pasará mucho tiempo hasta que seamos uno
Mientras me acuesto a su lado
Y hablo, no hay secretos que ocultar
Dime, Eric, ¿qué hice mal?
¿Qué debí haber hecho para hacerte fuerte?
Ahora me siento aquí a llorar
Esperando estar contigo cuando me muera.

Ni Anne ni la primera esposa de Douglas, la actriz Diana Dills, son de origen judío. Pero Anne se convirtió al Judaísmo hace 10 años, y lo explica: “Kirk ha estado casado con dos shikses (mujeres cristianas), es hora de que se case con una chica judía”. La conversión no cambió la relación de pareja con excepción de un ritual: Anne se ha encargado de encender las velas de Shabat todas las noches de viernes.

Durante una conversación de una hora, Douglas evocó las lecciones de una plena y larga vida.

Sobre Dios y la religión: “Crecí orando por la mañana y poniéndome Tefilín (filacterias). Pero renuncié a gran parte del aspecto formal de la religión … no creo que Dios quiera  elogios. Dios quiere que hagas algo con tu vida y ayudes a los demás”.

Douglas celebró su primer Bar Mitzvá en la congregación Benei Israel en su ciudad natal, Nueva York, y el segundo a los 83 años, trece después de la tradicional esperanza de vida bíblica de 70 años, en el Templo Sinaí en el oeste de Los Ángeles. Se saltó su tercer bar mitzvá a los 96, y planea omitirlo también a los 109, cuando tendría derecho a su cuarto bar mitzvá.

“Eso sería alardear”, dijo. “soy actor, ya he alardeado toda mi vida”.

Sobre la atracción de las mujeres: “Cuando cortejaba a Anne en París, no lograba convencerla”, dijo Douglas. “Un día, aceptó ir al circo conmigo, y cuando los artistas del circo me reconocieron, insistieron que participara en el show. No tenía idea de lo que tenía que hacer, pero cuando una fila de elefantes de circo salió trotando, los seguí en mi esmoquin con una pala y una escoba y comencé a limpiar lo que elefantes dejaban atrás”.

Anne aun reía cuando Douglas la llevó a su casa y ella le concedió su primer beso de buenas noches. El poeta que lleva dentro celebró el triunfo señalando: “Anne pensó que yo era de un gran valor cuando me vio paleando excremento.”

Después de la entrevista, Douglas envió por correo electrónico una reflexión final sobre un tema más serio:

“En la tradición judía, un cumpleaños da a la persona un poder especial”, escribió. “Y si se expresa una bendición, ésta se convierte en realidad. Así que en mi 98º cumpleaños, bendigo a todos los habitantes de la Tierra de Israel para que el actual conflicto se resuelva, que nadie más muera ni sea herido y que podáis continuar vuestras vidas en paz”.

Fuente: The Global Jewish New Source
Traducción: Silvia Schnessel