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Al alba el Gobierno jordano cumplía hoy su promesa de dar una respuesta “decisiva y fuerte” al brutal asesinato del piloto jordano Moaz Kasasbeh, quemado vivo por el Estado Islámico (EI). El vídeo difundido de su muerte ha conmocionado al pueblo jordano cuya rabia aumentó al descubrir que el soldado había sido asesinado un mes antes.

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A las cuatro de la mañana de este miércoles, Sayida al Rishawi y Ziad al Karbuli, ambos de nacionalidad iraquí, fueron ejecutados tras esperar en el corredor de la muerte en una prisión jordana desde 2005 y 2008 respectivamente. La primera por participar en el peor atentado terrorista sufrido en el país. El segundo por asesinar a un jordano y por pertenencia a grupo terrorista.

El Estado Islámico había exigido la liberación de Al Rishawi, cuyos parientes colaboraban con el líder iraquí de Al Qaeda Abu Musab Al-Zarqawi, considerado por el EI como un mentor. Amán había accedido a negociar el intercambio de la terrorista por Kenji Goto, uno de los rehenes japoneses en poder de los yihadistas. Sin embargo, los extremistas no cumplieron su palabra. Las imágenes de la decapitación de Goto, un veterano corresponsal de guerra, se hicieron públicas este sábado.

“Es horroroso. Me impresionó mucho la forma en la que el EI le ha matado. Teníamos aun esperanzas de que Moaz seguía con vida y que el Gobierno sería capaz de traerle de vuelta”, decía Zaid Khawaldeh, profesor universitario al rotativo jordano The Jordan Times. Una multitud de conciudadanos se reunió a medianoche de ayer en la plaza central de Ammán, clamando venganza por la muerte de su “hermano mártir”, al canto de “Muerte, muerte a Daesh” (acrónimo del EI en árabe y con connotaciones peyorativas) y portando pancartas que decían “todos somos Moaz”.

La muerte del joven teniente de 26 años impactaba a su pueblo aun más, al tratarse del primer soldado árabe de la coalición y musulmán asesinado desde que comenzaran los bombardeos aéreos el pasado mes de agosto sobre posiciones del EI. La ejecución de los dos miembros de Al Qaeda como respuesta al asesinato de Kasasbeh era bien recibida entre la mayor parte de la población que cerraba filas junto a sus tropas. “Sé que el ojo por ojo volverá al mundo ciego, pero en este caso y tratándose del EI, le pido al Gobierno que ejecute no sólo a Sajida y a todos los presos miembros del EI”, declaraba desde Aman al mismo diario el contable Nadeen Rizi.

El pasado mes de diciembre, 11 prisioneros condenados por asesinato eran ahorcados en la última ejecución de muerte aplicada, sellando 10 años de moratoria desde que en 2006 se ejecutara a un convicto.

El desafío del EI ha agilizado los tramites para que la condena de ambos milicianos de Al Qaeda se cumpliera en cuestión de horas. La ejecución se cumplía en la cárcel de Suaca, a 80 kilómetros al sur de la capital jordana. Dos ambulancias transportaban los cuerpos de Al Rishawi y Al Karbouli escoltados por la policía.

Las instituciones penitenciarias no han revelado dónde recibirán sepultura. En cambio el piloto asesinado probablemente no será entregado a su familia, ya que los yihadistas no lo han hecho en ningún caso. “En el islam el ritual de la despedida y el entierro es muy importante para nosotros. Ahora su familia no recuperará el cuerpo”, lamentaba al teléfono desde la capital jordana Nur Al Mesri, estudiante de enfermería.

Cumplida la sentencia de los dos yihadistas, el padre del piloto asesinado se decía insatisfecho. “Quiero que el Estado vengue la sangre de mi hijo con más ejecuciones de aquellos que siguen ese grupo criminal y que no tiene nada que ver con el islam”, clamaba en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Reuters.

El piloto asesinado pertenece a una importante tribu local aliada del monarca jordano. La brutalidad del asesinato de uno de sus conciudadanos ha provocado una reacción inicial de unidad, a pesar de que la participación la monarquía en la coalición liderada por Estados Unidos no ha sido muy popular en el país llegando a desatar las críticas de aquellas tribus que temían una espiral de represalias por parte de los radicales.

Los mensajes de condena y pésame llegaban de todas partes del mundo. Estados Unidos, donde se encontraba de visita el rey Abdalá II cuando se hacía publico el vídeo, reiteraba su compromiso para con la lucha contra el EI y alaba al piloto “que personificará para siempre el valor del verdadero hijo de Jordania”, rezaba el comunicado. En otro, las Fuerzas Armadas Jordanas recalcaban también la necesidad de incrementar la lucha contra el terrorismo y veneraban a su soldado caído que ha sido “elegido por Alá como mártir en el paraíso”.