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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El co-dirigente de la Unión Sionista dice que ha pasado su vida sorprendiendo a personas que lo han despreciado. ¿Podrá dar la mayor sorpresa y convertirse en el próximo primer ministro de Israel?

Por Ari Shavit

¿El hombre sentado a mi lado podría reemplazar a Benjamín Netanyahu, formar un gobierno diferente y conducir a Israel por un nuevo camino?

Isaac Herzog no tiene dudas. Siempre he sorprendido, dice. Siempre se ha dicho de mí que no tengo la capacidad, pero he demostrado lo contrario. Cuando fui nombrado Ministro de Bienestar Social [en 2007], unos decían: “¿Qué sabe este chico de Tzahala [un suburbio exclusivo de Tel Aviv] de bienestar social?” Sin embargo, dos semanas después ellos se calmaron, y un año más tarde notaron los resultados – una revolución en los servicios de bienestar social. Luego, cuando corrí por el liderazgo del Partido Laborista decían: “No tiene carisma, no podrá contra Shelly Yacimovich.” Pero trabajé y me contacté con la gente, ahora los resultados hablan por sí mismos. Cuando dije hace un año que yo iba a ser la alternativa al gobierno de Netanyahu, todos se rieron de mí, preguntándose de qué hablaba. Pero en el momento que comenzó la campaña, y se creó la unión con Tzipi [Livni], todo cambió. Lo verás por ti mismo próximamente – el aroma de un profundo cambio político está en el aire. Existe un impulso extraordinario en todo el país. Cada vez más personas se dan cuenta que la Unión Sionista ganará las elecciones, y yo formaré el próximo gobierno. Así como sorprendí a todos en el pasado, los sorprenderé ahora también. Este momento es mi momento.

¿De verdad cree usted que puede ser primer ministro? ¿Es usted lo suficientemente fuerte? ¿Tiene los recursos para soportar la terrible presión que se siente en la habitación solitaria al final del pasillo en Jerusalén? El primer ministro de Israel tiene la labor más difícil del mundo, después de todo, a usted se le percibe como el chico suave y mimado de la firma Herzog, Fox & Neeman en el norte de Tel Aviv.

La gente está equivocada sobre mí, Herzog responde. Debido a mi apariencia, mi voz y mis antecedentes, no se dan cuenta con quien están tratando. Yo soy mucho más fuerte de lo que la gente piensa. Tengo la fuerza interior y la perseverancia necesarias. También tengo una gran inteligencia emocional, trabajo duro; soy serio, pensante y un lector compulsivo. En los 25 años que llevo en la política, he acumulado experiencia que pocos poseen. Me desempeñé como ministro de vivienda, bienestar social y turismo. Fui secretario del gabinete y miembro del gabinete de seguridad, y ahora soy el líder de la oposición. He tomado decisiones cruciales. Cuando se abran los archivos, se verá que he sido firme en los debates más sensibles que han tenido lugar aquí.

Raíces Extraordinarias

Isaac Herzog nació en Tel Aviv en 1960. Su abuelo, el rabino Yitzhak Halevi Herzog, fue el primer Gran Rabino Ashkenazi del Estado de Israel. Su padre, Jaim Herzog, fue jefe de la Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, Embajador de Israel ante la ONU y el sexto Presidente de Israel (1983-1993). Su madre, Aura Herzog, creó el Consejo para un Israel Bello. Uno de sus tíos era Yaakov Herzog, el legendario Director General de la Oficina del Primer Ministro y embajador. Abba Eban fue otro de sus tíos.

¿Qué alternativa propone usted? ¿Qué clase de primer ministro pretende ser?

Un adicto al trabajo, responde Herzog con una sonrisa. Un primer ministro que trabaja duro pero en silencio. Con calma. Un primer ministro que no sólo habla sobre las amenazas, sino también ofrece esperanza. Un primer ministro que no piensa sólo en sí mismo, sino en sus ciudadanos. Un primer ministro que constantemente recuerda a la gente que vive aquí, el dolor y las dificultades que existen aquí. Un primer ministro familiarizado con el magnífico mosaico de la sociedad israelí y puede apreciar y conectar todas sus partes. Actua con cordura, trabaja en armonía con el sector profesional. En menos de un año de tomar el cargo de primer ministro, Israel será un país diferente: tranquilo, calmado, cuerdo.

Esas son palabras bonitas, verdaderamente encantadoras. Pero deme declaraciones concretas. ¿Cuáles son las cinco primeras cosas que hará si es elegido?

En primer lugar visitaré la tumba de mi padre, Herzog responde de inmediato. Entonces pondré en marcha el programa de Trajtenberg que creará un cambio socioeconómico fundamental e integral en Israel [originalmente propuesto por el economista Manuel Trajtenberg tras las manifestaciones sociales de 2011; Trajtenberg es candidato de la Unión Sionista para ministro de Finanzas]. Me reuniré con el presidente Obama y daré vuelta a la página con él. Viajaré a El Cairo para reunirme con el presidente [Abdel-Fattah] al-Sissi y tratar de reanudar el proceso de paz con Mahmoud Abbas. Haré un gesto a la población árabe. Tal vez nombraré a un ministro árabe. Pondré fin a la desunión y la división interna para iniciar un tiempo de sanación y reconciliación.

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Luchando por la armonía

¿No es todo esto un gran juego? ¿No tiene usted un acuerdo con Netanyahu? ¿Estamos en camino a otro gobierno de unidad nacional entre el partido Laborista y el Likud?

Herzog asegura que no ha hecho tratos con nadie. Es cierto que, como líder de la oposición tuvo una relación cordial con el primer ministro. Pero en lo que a él respecta, Netanyahu está llevando a Israel a un lugar muy peligroso. Él debe ser reemplazado. Y es por eso que no tiene otra alternativa que la victoria total. Lo que hace es romper con el concepto que un cambio político es imposible.

Pero los números no cuadran, le digo. Es difícil ver una situación en la que se forma un gobierno alternativo. El país se ha inclinado a la derecha y, en última instancia, los ultra-ortodoxos favorecerán el bloque de derecha.

Herzog no está de acuerdo y comienza a describir la situación como él la percibe. Un gran número de personas se han cansado de Bibi, dice. Un gran número de personas sienten que el país está atorado. Ellos están hartos, y hay un fuerte deseo de normalidad en todas partes. Así que en base a este movimiento, las elecciones pueden dar lugar a resultados inesperados.

Supongamos que esto sucede: Ustedes obtienen cerca de 30 escaños, derrotan a Netanyahu, forman un gobierno y usted cumple su sueño de convertirse en primer ministro. ¿Existe realmente una oportunidad para la paz? Para compartir el territorio? ¿Tendrá usted la fuerza necesaria para desalojar a los colonos?

Definitivamente, dice Herzog. Intentaré construir un proceso que llevará a los palestinos a un acuerdo. La decisión sobre la retirada [de Gaza en 2005] fue acertada desde el punto de vista demográfico, pero su lección es clara: No habrá retirada a menos de que haya alguien que asuma responsabilidad por el territorio. Así que si resulta imposible alcanzar un acuerdo permanente, intentaré lograr un acuerdo provisional sobre la base de la de-limitación de la frontera y garantizar la seguridad. Y luego, cuando llegue el momento y los asentamientos deberán ser removidos, lo haré como Begin lo hizo: mediante un acuerdo y después de dialogar con los propios colonos.

Viajo a lo largo y ancho del país, dice Herzog. Conozco, amo a la sociedad israelí, y trabajo para ella. Yo siempre he buscado el camino del medio, como Maimónides. Soy un socialdemócrata que quiere un mercado libre y un estado justo. Soy un pragmático que trata de actuar con justicia. Intento superar contradicciones con armonía y unidad. Así que creo que alguna forma de normalidad se restablecerá si soy elegido. Mi abuelo Yitzhak, de quien recibo el nombre, escribió la oración por el bienestar del Estado de Israel. Y es tan atinada: Extiende la paz sobre el Estado de Israel; envía un buen consejo a ministros y asesores de Israel. Mi abuelo nunca supuso que su hijo iba a ser presidente y que su nieto sería el principal candidato a primer ministro. Pero sus palabras están grabadas en mi interior. Detesto el lenguaje florido. Yo soy una persona práctica y un verdadero sionista. Me lloran los ojos cuando escucho el “Hatikva”. Y creo que podemos volver a un sionismo de normalidad. Si logro conducir esta larga campaña hacia su objetivo, surgirá un país diferente aquí. Israel se reconcilia consigo mismo.

Traducido desde Haaretz para Agencia de Noticias Enlace Judío México

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