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DANIEL KUPERVASER

 

El ritmo normal aunque agitado del proceso electoral israelí se vio repentinamente trastocado. La sorpresiva caída en intención de voto a favor del Likud, según los últimos sondeos de opinión, comenzó a socavar la seguridad de la reelección de Netanyahu y despertó inusitadas ilusiones lisonjeras en la izquierda israelí.

El liderazgo del Grupo Sionista se preocupó durante toda la campaña proselitista de resaltar sus intenciones de derrotar a Bibi para implantar un orden político totalmente diferente. Tzipi Livni declaró que «mi partido se guía por una camino básicamente distinto de aquel del Likud, y por lo tanto aspira a conformar una coalición gubernamental con agrupaciones del mismo camino» [1]. Itzjak Herzog afirmó que «conduciré al país en una dirección distinta a la de los últimos años» [2].

Para este sublime objetivo, este sector que pretende dirigir al país va a necesitar franquear exitosamente un par de vallas en esa tortuosa trayectoria de formar una coalición, y lo que es más importante, transitar el sendero que promete. Un cálculo matemático muy simple nos demuestra que este objetivo es un ideal teórico y sólo sería posible si se agrupan detrás del ejecutivo el Grupo Sionista, Yesh Atid de Lapid, Kulanu de Kahlón, el partido de Izquierda Meretz, los ultraortodoxos Iahadut Hatorá (askenazíes) y Shas (sefaradíes). La incorporación de la Lista Conjunta Árabe a una coalición puramente judía es una utopía pues continúa bajo la categoría de tabú infranqueable.

Esta alianza, si se constituye, con gran seguridad se convertirá rápidamente en una bolsa de gatos parlamentaria mucho más rápido que en un grupo homogéneo que apoya esas nuevas políticas que tanto promete Herzog. Esa limitada esperanza de vida nos pronostica un nuevo y pronto llamado a elecciones.

No sólo por esta dificultad de formar una coalición sumisa y a medida la izquierda israelí construye castillos en la arena. Analizando seriamente el discurso proselitista del Grupo Sionista muy rápidamente se arriba a la conclusión de que en la práctica no se trata más que de una versión elegante y refinada de las conocidas prédicas de Netanyahu de cuya materialización la sociedad israelí y sus vecinos tienen muy tristes recuerdos.

El candidato a ministro de Finanzas, el argentino Manuel Trajtenberg, expuso los principales puntos de la plataforma socioeconómica del Grupo Sionista. Como es de suponer en estas circunstancias, este programa detalla una gigantesca inversión en educación, salud y seguridad social. Como perlita se incluye un inverosímil regalo: terrenos gratuitos para construir viviendas [3]. A los pocos días, el mismo Herzog se sacó la máscara y aportó los motivos suficientes para suponer que se trata de una típica artimaña de la escuela de Bibi. En la Conferencia Financiera Nacional aseguró que «mi partido no tiene propósitos de subir impuestos, pues el dinero está en las arcas estatales, sólo que mal distribuido» y que «se debe permitir incrementar el presupuesto de seguridad» [4].

No en vano, el suplemento «The Marker» del diario «Haaretz», de reconocida tendencia de izquierda, calificó a la presentación de Trajtenber como «confusa y decepcionante» [5].

En el frente diplomático, respecto de los conflictos con los palestinos y Siria, las posiciones de Herzog no son menos turbias y desalentadoras. Es cierto, la apertura da la impresión de una visión pragmática y constructiva: «Nosotros creemos en la necesidad vital de separarnos de los palestinos acentuando los aspectos de seguridad de Israel. Esto significa que nuestra posición apoya la necesidad de la creación de un Estado palestino al lado de Israel» [6].

A partir de este punto comienzan las salvedades y/u omisiones que en su conjunto, por buscar el medio de apropiarse de la mayor porción de tierra palestina, terminan por diluir todo sentido positivo a la declaración original, acercándose paradójicamente a las posiciones abiertamente declaradas por Netanyahu.

En la misma declaración, el candidato del Grupo Sionista afirma que «el Estado palestino se establecerá sobre la base de las líneas limítrofes de 1967, fuera de grandes bloques de asentamientos judíos que serían anexados a Israel; que de su parte cedería a los palestinos tierras dentro de sus límites de 1948». Estos bloques de asentamientos incluyen gran parte de Jerusalén Oriental, la zona de la ciudad de Ariel, Gush Etzión y Maalé Adumim. No se mencionó expresamente, pero es de suponer que también incluye la ciudad de Kiryat Arba y la zona del Valle del Jordán en el límite con Jordania.

Herzog no aclara expresamente a qué territorio se refiere cuando habla de una cesión israelí y cuál sería su extensión. Como en la mayoría de los casos anteriores, es de suponer que se trata de migajas que son rechazadas de plano por los palestinos al no permitirles una continuidad territorial mínima que les garantice la viabilidad de un Estado normal. En este caso, nadie se debe sorprender si el mismo Herzog llega a la conclusión de que «hay que entender que en la situación en la que nos encontramos frente a los palestinos es de una confrontación. Hablar sobre Jerusalén es delirante pues todavía no sabemos si habrá alguien que se siente a dialogar con nosotros» [7].

Concretamente, Herzog asume la típica posición de la derecha israelí: no hay con quien dialogar; por lo tanto se continúa con la colonización.

Vale la pena mencionar que en relación a Siria, Herzog demuestra posiciones mucho más extremistas que el mismo Bibi. Mientras que este último estuvo dispuesto a restituir todo el Golán en un acuerdo que finalmente no se concretó [8], Herzog sostiene que «las Alturas del Golán están fuera de toda discusión. No hubo y no habrá cualquier tratativa sobre el tema, dado que se trata de un frente de seguridad israelí y haremos todo lo posible por defender la seguridad de nuetros ciudadanos» [9].

Sería conveniente, al menos, estar bien preparados para una nueva y abundante ración de más de lo mismo.

Ojalá me equivoque…

[1] «Livni: Mi partido tiene un camino totalmente distinto del Likud»; Radio Israel B; 11.3.15.

[2] «Herzog: Este es el momento de guardar el egoísmo»; Arutz 7; 8.12.14.

[3] «El programa del Grupo Sionista sobre el problema de la vivienda: un terreno gratis para ti»; Calcalist; 3.2.15.

[4] «Informes de la Conferencia Financiera Nacional»; Walla; 11.3.15 y The Marker; 11.3.15.

[5] «Lapid trata de hacer crecer dinero en los árboles; Trajtenberg confunde y decepciona»; The Marker; 11.3.15.

[6] Discurso de Herzog en el Parlamento; Facebook de Herzog; 20.1.15.

[7] «Exposición de Herzog en el Instituto Académico Hadassa»; Walla; 10.3.15.

[8] «Clinton: Netanyahu cedió todo el Golán»; Ynet; 22.6.04.

[9] Facebook de Herzog; 28.1.15.

Fuente:israelenlinea.com