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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

¿Lo notas?…Está frío, ¿verdad? ¿Imaginas el dolor que te produciría si te lo clavara? El primer golpe te cortaría las venas. La sangre se mezclaría con la saliva…”. Esas son algunas de las frases que uno de los secuestradores del Estado Islámico, John “El Beatle”, le decía al rehén español Javier Espinosa mientras le rozaba el cuello con un sable. Por primera vez después de casi un año, él y otro español liberado dan su testimonio del cautiverio.

En una crónica en el diario El Mundo, Espinosa habla del “odio enfermizo” contra Occidente que movía a sus captores, mientras que Marc Marginedas, su compañero de torturas, ayer relató parte de su experiencia en El Periódico, para donde escribía desde las guerras de Irak, Afganistán, Líbano, Siria y Sudán.

Los dos decidieron narrar su experiencia como rehenes del Estado Islámico (EI) porque hasta ahora la vida de sus compañeros secuestrados –periodistas y cooperantes en su mayoría– estaba en juego. Pero ahora, con varios de ellos sádicamente decapitados y el resto liberados, los reporteros rompen su silencio y desvelan detalles de un cautiverio cruel, cargado de violencia, privaciones de todo tipo y situaciones extremas.

Según el testimonio de Espinosa, el EI había reunido hasta 23 rehenes de 11 nacionalidades diferentes en una prisión de Siria concebida como una réplica de la cárcel estadounidense de Guantánamo. Esa casa estaba en el norte de Alepo y allí había europeos, estadounidenses y una latinoamericana que no identifica. Fue liberado el 29 de marzo de 2014, luego de 194 días.

El autor cita al periodista estadounidense James Foley, su compañero de cautiverio, secuestrado en noviembre de 2012 y ejecutado en agosto de 2014. “Tenían el proyecto desde hace mucho tiempo. El propio jeque iraquí (jefe de los guardias) nos explicó desde el primer instante que pensaban secuestrar occidentales para recluirlos en una prisión de alta seguridad, con cámaras, con numerosos guardianes… Nos dijo que nosotros íbamos a pasar mucho tiempo, porque éramos los primeros prisioneros que capturaban”, según Foley.

De los 23 rehenes, escribe Espinosa, 15 fueron liberados, seis ejecutados y una, la estadounidense Kayla Mueller, murió en febrero pasado en un bombardeo de la aviación estadounidense, según el EI.

La suerte del fotógrafo británico John Cantlie, retenido con ellos, es incierta. Un video recientemente difundido por el EI lo muestra con vida.

Espinosa relata simulacros de ejecución por parte de los tres guardianes encapuchados, apodados los Beatles por los rehenes, y que califica de psicópatas.

Por ejemplo, cuenta que los obligaron a mirar la ejecución de un rehén ruso, el ingeniero Serguei Nicolaievich Gorbunov, secuestrado en octubre de 2013 y asesinado en marzo de 2014. “El jeque le disparó con una bala explosiva” en la cabeza, presumió uno de los guardianes, antes de añadir “¡A lo mejor termináis como él! ¡Los obligaremos a desenterrarlo, a cavar otra tumba y los meteremos a dormir con él!”.

Rusia había anunciado en octubre de 2013 que investigaba la desaparición de Gorbunov, que en un video difundido en Youtube declaraba: “Si no me intercambian en cinco días, me matarán”.

Pero no solo los días de ejecuciones eran tremendos. Lo cotidiano también tenía su cuota de horror. “Con la noche llegaban las torturas. Desde nuestro pequeño habitáculo podíamos escuchar las terribles golpizas que sufrían los otros reos. Gritos desgarrados acompañados del ruido que hacían las porras y cables de plástico que usaban para lacerar a sus víctimas”, relata el español.

Fuente:cciu.org.uy