JewHipster

LA MEIDELE

Los judíos han sobrevivido durante tantos años y en tantos lugares a través de la historia por su capacidad de adaptarse a un lugar y un momento sin dejar de lado sus tradiciones, creencias, nombres, etc. Tanto es así que en pleno siglo XXI, en la Ciudad de México, se está dando un fenómeno que ejemplifica perfectamente lo anterior: Los paisanos JewHipsters, que viven la vida a través de un filtro de Instagram.

¡Bobes y Zeides cuiden sus guardarropas! Que sus nietos pronto van a tocar a su puerta pidiéndoles todo tipo de lentes retro, suéteres vintage y joyería clásica. Los JewHipsters se caracterizan por vestirse con cosas de otra época o ropa que parece de pordiosero (aunque por supuesto es ropa de marcas carerrímas) el chiste es alcanzar un estilo “effortless”. Ya tiraron toda su ropa de Abercrombie, Marc Jacobs y Juicy Couture ¡Qué oso que se vea la marca fresa de la ropa Gooooeeeey (wey para los JewHispters)! Ahora nada más compran en boutiques “underground” con nombres muy difíciles de pronunciar y recordar; y obvio, presumen que ellos fueron los primeros en conocer esa tienda y que: “la neta ya se está volviendo súper “mainstream”.

Lo más impresionante de los JewHipsters es su capacidad para estar en todos lados todo el tiempo, o mínimo así lo hacen ver sus 19 cuentas de redes sociales. Aunque los JewHispters ya no se gastan el dineral que se gastaban en el Club o el Hyde hace algunos años, ¿Qué presupuesto alcanza para ir al Corona, el Vive Latino, Coachella, Austin City Limits, el Ultra y el Art Basel de Miami en un año? Y aunque no conozcan a ninguna banda que toca en estos festivales es “el lugar para estar” ¿Qué dirán todos si no aparece su foto pasándosela increíble y con una vestimenta digna de Woodstock en cada uno de estos eventos? En la Ciudad de México ya no frecuentan los mismos restaurantes y bares que antes, ahora se van a buscar el último rincón de la Roma que va a pasar de moda en dos semanas porque: “Gooooey, ya se llenó de fresitas este lugar”. Por si fuera poco, ya cambiaron su Acapulquirri por Holbox, Mazunte o Tulum para los puentes.

Otro tema con los JewHipsters es el estilo de vida “healthy”, por alguna razón aunque se la pasan en conciertos en dónde se consumen sustancias bastante “hard core”, los JewHipsters insisten en comer orgánico, hacer yoga y meditación y dejar cero huella de carbón en el ambiente. Ahora solamente comen alimentos hechos a base de quinoa, kale, chía y açaí, ahora son vegetarianos (así que se podrán imaginar el patatús que les da a las mamás paisanas cada que no quieren comer proteínas). Dicen ser muy puristas y viven una vida más sencilla, pero al igual que cuando eran chicos y tenían su GameBoy, Playstation y Xbox, los JewHipsters también tienen todo tipo de gadgets, como cámaras análogas con filtros de fisheye, tocadiscos de alta fidelidad con una colección de vinilos envidiable, audífonos de marcas que nunca antes habían escuchado, un refri vintage, etc.

La verdad es que los paisanos siempre hemos sido montoneros, pero a los JewHipsters no les encanta aceptar que son iguales a todos, ellos dicen ser únicos y que les gustan las cosas raras y diferentes. Pero la verdad es que ya todos se volvieron fans de los libros de Jack Kerouac, la música de (quien sea que sea el headliner del Corona Capital ese año), los lentes Persol, los Gin & Tonics con mezclas curiosas y los nombres más extraños del mundo para sus mascotas.