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Por Yoram Ettinger

Las elecciones en Israel arrojaron luz sobre las prioridades locales de 1.7 millones de árabes israelíes. Ellas destacaron la intensa israelización/localización de su autodeterminación; la creciente brecha cultural e ideológica entre los árabes israelíes y los palestinos; la profunda fragmentación dentro del sector árabe israelí (pese a la fusión de los partidos árabes); su creciente apreciación de las libertades civiles de Israel y mayor confianza en el sistema político de Israel; la brecha entre las visiones de un creciente número de árabes israelíes y gran parte de los miembros árabes de la Knesset.

Según una encuesta de opinión pública realizada el 17 de febrero por Arik Rudnitzky, investigador de la Universidad de Tel Aviv y director del Programa Konrad Adenauer para Cooperación entre Judíos y Árabes, los ciudadanos árabes de Israel se enfocan en temas como el empleo, la educación, la salud, la delincuencia en vecindarios y los derechos de las mujeres (43 por ciento), la situación de la comunidad árabe en Israel (28.1 por ciento), el conflicto palestino-israelí y las negociaciones (19 por ciento).

Asimismo, la encuesta concluye que el 61.3 por ciento de los árabes israelíes consideran que la Knesset es un espacio efectivo para atender sus inquietudes, mientras que sólo el 12.2 por ciento opinan que la Knesset no es la plataforma adecuada para mejorar su estatus.

Otra encuesta realizada por Stat Net indicó que el 77 por ciento de los árabes israelíes prefieren la ciudadanía israelí a la palestina y el 64 por ciento son optimistas con respecto a las relaciones entre judíos y árabes. El 60 por ciento de los votantes árabes señalaron que les gustaría que la Lista Árabe Unida (la fusión de partidos árabes que ganó 13 escaños en las elecciones) se una al gobierno de coalición de Israel. Mientras que el 30 por ciento apoya su unión a un gobierno de coalición liderado por el Laborismo (la Unión Sionista), el 28 por ciento se uniría a una coalición encabezada por el Likud.

A diferencia de la mayoría de los miembros árabes de la Knesset, el 70 por ciento de los árabes israelíes se preocupan más por su condición socio-económica que por resolver el conflicto palestino-israelí. Es decir, el nivel de vida de los árabes israelíes en la ciudad de Ramle (ciudad judeo-árabe) adquiere una mayor relevancia para ellos que las aspiraciones nacionalistas de la Autoridad Palestina en Ramala. Igualmente, las elecciones para alcalde de Nazaret en 2014 ofrecieron una contundente victoria (62 por ciento y 38 por ciento de los votos respectivamente) para Ali Salam, quien se centró en los retos cívicos de Nazaret, en comparación de Ramiz Jaraisy, quien destacó su identificación con la Autoridad Palestina en Ramala.

Según Rudnitzky, el dramático aumento de la participación electoral entre los votantes árabes en las elecciones de 2015 (64 por ciento comparado con 56.5 por ciento en 2013, 53.4 por ciento en 2009 y 56.3 por ciento en 2006) refleja una creciente interacción e integración entre judíos y árabes de Israel, y una mayor confianza de los últimos en el sistema político israelí. La creciente participación de árabes israelíes en el contexto político es un indicio de coexistencia pacífica con la mayoría judía. En 2015, la mayoría de los árabes israelíes luchan por su autodeterminación política y civil y la mejoría de su estado civil dentro de los límites del estado nacional judío. Una creciente mayoría de los votantes árabes aprecian la democracia israelí, sobre todo en comparación al tsunami político y social en el que se encuentran los países árabes en Oriente Medio donde la población carece de libertades civiles, en un ámbito de intolerancia violenta hacia las minorías y entre sí.

¿La tendencia actual de Israelización y coexistencia podrá soportar las presiones tectónicas de la calle árabe-israelí, alimentada por el salvaje alboroto intra-musulmán desde el Golfo Pérsico hasta el noreste de África (de islamistas vs. seculares, a favor y en contra de la igualdad para las mujeres; integracionistas frente a separatistas; libertades civiles frente a la Sharia, etc.)?

En el contexto de 1,400 años en los que no existió coexistencia pacífica entre musulmanes, y en vista de la endémica inquietud cívica entre mayorías y minorías en gran parte de las democracias occidentales, no debemos subestimar la evolución de la coexistencia política, cultural, económica de judíos y árabes en Israel, una de las principales democracias del mundo, que enfrenta constantes peligros letales: terrorismo a nivel diario y la guerra por parte de los hermanos de la minoría árabe.

Fuente: The Algemeiner