ALBERTO VIESCA DE LA GARZA

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El proceso de sanación de una persona ante una operación o tratamiento, puede verse empañado por la mala práctica médica derivado de un mal diagnóstico, atención hospitalaria o medicamentos suministrados.

Con este artículo no pretendo satanizar la profesión de los galenos y sobre todo de aquellos que siguen su ABC al pie de la letra, analizan y diagnostican a sus pacientes a la luz del conocimiento médico y buscan que recuperen la salud con los medios más efectivos y menos invasivos posibles; sin embargo, sendas tétricas historias de más de un familiar o amigo hemos escuchado, y en muchas de ellas hasta aquel con la mayor torpeza en temas médicos, hubiese tenido más sentido común que el médico o personal del hospital, que debiendo buscar los medios idóneos para la recuperación de la salud, sus acciones u omisiones causan lesiones o la muerte de sus pacientes.

Así pues atraigo a este foro el caso de Sara que sufrió un golpe severo tras la caída de una altura aproximada de dos metros y para ello pongo en contexto el tema. 

Situación previa a la atención médica.

Estando de viaje en Cuernavaca, Sara, de 30 años, subió a los juegos infantiles instalados para amenizar a los sobrinos y al ubicarse en la parte más alta, perdió el equilibrio, resbaló y cayó de espaldas, golpeándose las vértebras cervicales.

Por la zona del golpe la familia decidió su traslado a la Ciudad de México en una ambulancia de terapia intensiva, estando ella inmovilizada, buscando que tuviese la atención en un hospital con tecnología de punta, personal capacitado y médicos renombrados.

 A la llegada al hospital de primer nivel en Ciudad de México se le ingresó por el área de urgencias, donde después de ser evaluada y de haberse realizado estudios radiológicos en tercera dimensión, ocurre el diagnóstico.

Diagnóstico

El médico especialista que estaba de guardia en urgencias le dio aviso inmediatamente a Sara y su novio, que el impacto había sido muy severo y que tenía una fractura de esternón. 

El informe e interpretación del radiólogo, señalaba que el estudio sugería fractura de esternón   

Conclusión del diagnóstico médico

Sujeción al esternón de una placa de titanio programando la cirugía para el día siguiente en la mañana.

Ante tan situación Sara decidió dar aviso a sus familiares incluso algunos viajaron para llegar a la ciudad, para darle su apoyo y poder verla previo a la cirugía. Sin embargo algo inédito sucedió: el novio de Sara era estudiante de medicina y no le parecía lógico que si el golpe había sido en la columna en la zona cervical, la fractura fuese en el esternón.

Por ello, pidió en más de una ocasión al médico de guardia y personal médico del hospital que le mostrasen las placas para analizarlas; pero el personal médico no le permitía verlas, señalando que estaban en su sistema de cómputo digitalizadas por ser imágenes en 3D y que para ello se tardarían en entregarlas.  Al día siguiente en la mañana volvió a requerirlas, señalando que no se llevaría a cabo la operación programada a menos que viera las placas.

A los pocos minutos, llego con Sara el médico y le indicó, que después de analizar su caso le quería avisar que estaba curada, que se podía retirar del hospital cuando quisiera y que ya podía pasar a caja de médicos y por su estado de cuenta hospitalario.

Atónitos los familiares y ella misma por el repentino cambio de diagnóstico, les pareció inverosímil…

¿Quién podía jugar con su vida y su salud y quererla someter a un riesgo de anestesia y de cirugía?

¿Con qué certeza podía pensar en volver a creer en un médico?

¿Qué hubiese ocurrido si se le hubiera realmente operado?

Un especialista en Responsabilidad Civil y Catástrofes fue llamado. Este Sherlock Holmes de la medicina, doblado de un abogado, efectuó una investigación del caso;  ya con los estudios de gabinete recibidos y fuera del nosocomio, ésta fue llevada a revisión del perito médico para que evaluara el tema; se examinaron detalladamente las imágenes: en ninguna de ellas podría sugerirse que hubiese  la más remota posibilidad de fractura del esternón.

Diagnóstico real cotejado con el perito médico

Esguince de segundo grado en cuello, por lo que el médico le recetó uso collarín, analgésicos, desinflamatorios y ejercicios en terapia de rehabilitación.

Costo real de tratamiento $ 2,800.00 m.n.     

Alta médica a los 15 días de ocurrido el accidente.

Importes improcedentes de acuerdo al diagnóstico real y estimado de costo de operación

Gastos incurridos durante su hospitalización $ 45,000.00 m.n.

Pronóstico de gastos de haberse sido operada $ 250,000.00 m.n.

Puntos relevantes de este caso

El personal médico tergiversó la verdad en búsqueda de un lucro indebido, que de no haber existido la participación del novio de Sara, ella hubiese sido operada derivado de un diagnóstico de lesión inexistente.

En los más de 20 años de ver reclamaciones de temas médicos y de responsabilidad profesional, nunca había encontrado un informe de interpretación de un estudio radiológico, donde se señalara que se sugería la posible existencia de una fractura y que con ello, procediera el médico a indicarle a su paciente que era necesaria de manera urgente ser sometida a cirugía. Habitualmente, ante cualquier duda, se hubiese practicado un estudio más detallado que hubiese sido menos invasivo para el paciente y con ello se obtuviese mayor asertividad, para que en el supuesto de que efectivamente hubiese tenido una lesión, se hubiera tenido el diagnóstico y su tratamiento adecuado y por consiguiente la recuperación de la salud.

Conclusión del caso

Se obtuvo una indemnización para Sara derivado del mal diagnóstico, perjuicios y daño moral, mediante acuerdo entre las partes.

Nota. Por motivo de la firma de un acuerdo de confidencialidad el nombre e importes son distintos de los reales.