MAY SAMRA Y VERA WALLACH PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Irma Anhalt, desde hace “15 años y un poquito más”, trabajando con “Familias por la Diversidad Sexual” de Guimel, el grupo que brinda apoyo a las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero (LGBT), a sus familiares y amigos dentro de la Comunidad Judía de México. Nos compartió su desgarradora historia.

Anhalt no sabía nada de preferencias sexuales distintas, hasta este memorable Pésaj, quince años atrás.

Su hija, que vivía en el extranjero, vino a México a celebrar la festividad, acompañada de su amiga:

“No nos dijo que era su pareja. Nos dijo que era una amiga que no conocía México. Yo nunca me imaginé que mi hija era lesbiana: una como mamá piensa que tiene toda la verdad de los hijos y que tiene una comunicación maravillosa. Y resulta que solo sabemos la mitad de la vida de nuestros hijos y ellos esconden sabiamente la otra mitad, para que nos mantengan en secreto felices; pero ellos no son totalmente felices porque no están compartiendo con sus padres.

Finalmente, cada familia cuando ya comparte su historia podemos compartirla y vivirla juntos y saber las verdades y cuando algo sucede, algo regular o una enfermedad, o enfermedad de la pareja se puede hablar cuando sí sabemos que no es su amiguita, es su pareja.

Después de la festividad, se despidió de nosotros. Poco después, nos llegó el fax. Era todo una carta, pero con una culpa terrible, como no queriéndonos hacer sufrir, como que ‘si esto te duele mucho, no me vuelvas a hablar y yo lo voy a entender’ y pues de ninguna manera acepté todo esto. Acepté que yo tenía que aprender.

Es un shock que ella no vivió, pues no estaba en la casa; no lo vivió, pero es un shock cuando salen del closet y uno no se lo espera, no lo sabes. Yo sé que hay un mito terrible que dice que las mamás lo sabemos todo y no es verdad, no tenemos una bolita mágica y sabemos qué pasa y qué sucede. No, hasta que nos lo dicen, sabemos; mientras no nos lo digan, no sabemos: por eso es tan importante que también en la comunidad judía se acepte que a los judíos igual nos pasa, no sólo le pasa a los otros les pasa a todos.

Mi hija me dijo a dónde ir, a dónde buscar ayuda; fui al Armario Abierto, el libro de Rinna (Risenfeld) no había salido aún en esos momentos y todo lo que me decía Rinna, que es psicóloga, era. ‘es como ser zurda, no es algo que eliges’, le dije ‘bueno, mi hija es zurda, dime otra cosa’, ‘bueno, es como tener los ojos verdes’, ‘no, pues mi hija tiene los ojos verdes, dime otra cosa’. Nada me ayudaba.

La verdad que lo único que ayuda es cuando nosotros como madres y padres nos vemos con otros padres en la misma situación y lo hablamos, y lo procesamos y nos educamos. El tema de la ignorancia da mucho miedo porque entonces no creemos todos los mitos y todas las tonterías que todo mundo te dice: ‘Todos los gays son malos’ ¿Quién te lo dijo?, o ‘Todos los gays son maravillosos’, ¿Quién te lo dijo?

Son seres humanos igual que todos, hay buenos y hay malos, igual como con los heterosexuales. Somos seres individuales y cada quien tiene otra forma de actuar, o de ser, o de querer ser. Lo que sí es muy importante que se sepa es que nadie elige a quien ama y eso es muy importante que se sepa también en nuestra comunidad judía: nuestros hijos no eligieron ser diferentes para dañarnos, así los hicimos nosotros como padres, así nacieron, nuestros hijos se descubrieron diferentes.

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Yo, en cuanto terminé con el duelo de mis expectativas y acomodé mis sentimientos, me tomé unos meses y luego fundé esta asociación que se llama Familias por la Diversidad Sexual, la cual lleva trabajando 15 años sin parar. Cada 15 días tenemos juntas de 50 a 60 familias a las cuales damos ayuda. He salvado muchas vidas y eso me llena el corazón. Si mi hija me regaló este premio le debo mucho, porque mi hija me sensibilizó a todo este mundo adjunto que jamás hubiera yo tocado. Si hoy puedo ayudar a cientos y a miles de familias se lo debo a mi hija, porque gracias a mi hija estoy en esto y ahora puedo ayudar mejor a mi Comunidad.

Ojalá se abran más corazones y tenga que llorar menos gente: tanto los hijos como los padres porque los últimos no entienden o porque prefieren muchos veces ver muertos a sus hijos antes de aceptar que son diferentes, porque la vergüenza es más grande. Hay que trabajarlo, hay que aceptar y hay que amar. Éste es el amor incondicional”

#Pesaj