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GUIDO MAISULS

 

En nuestra sociedad argentina se han instalado los olvidos: el olvido a la corrupción, el olvido al narcotráfico, el olvido de ser víctima de un delito, el olvido de que existe la pobreza y muchos tantos otros olvidos.

Olvidar consiste simplemente en no recordar, en dejar de resguardar en nuestra memoria toda esa información tan difícilmente adquirida.

Un viejo tango nos sigue diciendo: “……, bebiendo para olvidar. Llene nomás esa copa, que así mis penas se van.….

El olvido es uno de los eventos más importantes y decisivos que vienen utilizándose a través de la historia para controlar a las sociedades humanas, pues se han instalado deliberadamente para poder manipular a través de esta verdadera cultura del olvido.

Y hoy los argentinos estamos adormecidos por el olvido, nos han incorporado el olvido a nuestras vidas cotidianas pues la indiferencia sigue golpeando las puertas de nuestra sociedad.

Y a los argentinos nos instalaron el olvido.

Alguna vez Pablo Neruda dijo: “Es tan corto el amor y tan largo el olvido“.

El miércoles 14 de enero de 2015, el fiscal especial para la causa AMIA, Alberto Nisman, nos sorprendió al presentar ante la Justicia una denuncia contra varios funcionarios del gobierno nacional.

Este domingo 18 de enero, cuatro días después de su denuncia y un día antes de que se presentara en el Congreso, Alberto Nisman, fue encontrado sin vida en su departamento de Puerto Madero. Debía presentarse ante el Congreso con las pruebas sobre las negociaciones de blanquear a los iraníes acusados.

Y luego de tres meses, a los argentinos nos instalaron de nuevo el olvido.

Quizás debamos recordar que algo nos hemos olvidado, que tengamos conciencia que había un conocimiento que ya no está más allá donde estaba.

Y a los argentinos nos instalaron el olvido pero Bertolt Brecht nos decía: “¡Contra la injusticia y la impunidad! Ni perdón ni olvido”.

¿Cómo se ha logrado instalar este olvido?

  • Dicen algunos que: Alberto Nisman se ha suicidado y murió por voluntad propia y no ajena.
  • Opinan otros que Alberto Nisman fue un agente de la CIA, del Mossad, del M16 y de la KGB.
  • Ahora resulta que Alberto Nisman fue un agente de los “holdouts” de Paul Singer, del Banco Mundial, del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional.
  • Sospechan otros que Alberto Nisman fue un fiestero, se dedicaba a las “minas” y era un lujurioso que se sacaba fotos con chicas en los boliches de Palermo.
  • Los más desconfiados opinan que Alberto Nisman murió a causa de un crimen pasional homosexual.
  • Últimamente he escuchado que Alberto Nisman fue agente de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y también de la Junta de Fomento de mi Barrio.
  • Y como esa guindita del postre, murmuran que Alberto Nisman fue un Ñoqui que produjo malversación de caudales públicos, realizó actos de cohecho y además traficó con yuanes y yenes truchos.

Nos susurraba al oído Homero Manzi: “Después…Vendrá el olvido o no vendrá y mentiré para reír y mentiré para llorar“.

Sabemos que el olvido y la indiferencia son utilizados hoy en día como una poderosa arma de dominación, de sojuzgamiento y de alineación pero los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que sencillamente son sepultados en la fosa del inconsciente.

Según Gabriel García Márquez: “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido“.

Pero los ciudadanos argentinos algún día venceremos al olvido y a la indiferencia y elegiremos la Vida.

Entonces algunos nos seguiremos acordando de Nisman.

Fuente: www.identidades.com.ar