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LEÓN OPALÍN  PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

En la primera parte de este artículo habíamos mencionado que el escritor estadounidense William E. Gram (WEG) había expresado que “el nazismo externo pudo haber sido derrotado en mayo de 1945, empero, el interno ha permanecido porque la cosmovisión de esta ideología constituye un componente básico de la identidad alemana”.

Para WEG no se puede sostener que los alemanes son tan antisemitas hoy como lo fueron durante 1933-1945 en virtud de que la actual Alemania es muy diferente a la del Tercer Reich, además es un estado cliente de EUA “debe hacer bien los deberes, lo que significa represión del antisemitismo abierto”, no hacerlo es malo para los negocios. WEG agrega que aunque Hitler perdió la Segunda Guerra, tuvo éxito en el terreno ideológico, Alemania y, en general, Europa, están esencialmente libres de judíos (jujenfrei) “debido a la eficacia y el celo de los alemanes mientras perpetraron el Holocausto”. Alemania puede cosechar en el presente los beneficios de las políticas antisemitas de Hitler mientras paga el precio verbal y declarativo de la “necesidad de recordar”. Son hipócritas.

Por otra parte, los alemanes tienen a sus viejos camaradas, los árabes, para que actúen promoviendo el odio judío en su lugar. WEG considera que el significativo apoyo que los palestinos reciben de los alemanes podría ser entendido como una forma de antisemitismo por delegación. La ayuda a los palestinos también tiene que ver con el hecho de que comparten los mismos ideales de los nazis. Existe una vieja historia de cooperación alemana con los árabes; en 1942 Hitler personalmente aseguró al Mufti de Jerusalén que tan pronto como Alemania conquistara Gran Bretaña, los judíos de Palestina (que estaban entonces bajo el Mandato Británico) serían exterminados.

En este ámbito, el gobierno alemán también ha realizado pagos (reparaciones) al Estado de Israel y a los judíos en lo individual para compensar la barbarie de los nazis que finalmente representó un verdadero genocidio, WEG señala que la mayoría de los alemanes creen que la cuenta entre Alemania y los judíos “está ya saldada”, que de alguna manera la recuperación de una parte de lo que los alemanes le robaron a los judíos es una recompensa adecuada por el asesinato deliberado de millones de personas.

Para WEG resulta paradójico que después de haber cometido el peor crimen de la historia de la humanidad, Alemania en solo diez años recuperó su soberanía y su infraestructura fue completamente reconstruida gracias a la generosidad de los estadounidenses, a través de sus impuestos, y pocos alemanes fueron llevados a juicio por sus crímenes monstruosos, y los que fueron juzgados y sentenciados recibieron penas relativamente breves o las redujeron o conmutaron en amnistías generales; castigos injustos después de haber edificado campos de exterminio, torturado y esclavizado a millones de personas. La nueva amenaza de la Unión Soviética tuvo preeminencia sobre un arreglo justo de cuentas con Alemania, WEG señala enfáticamente que no se puede volver atrás el reloj para rediseñar los errores históricos que han sido cometidos por los alemanes, sin embargo, hay mucho por hacer para asegurar que Alemania y otros gobiernos teocráticos islámicos no estén en posición de amenazar al mundo civilizado.

WEF afirma que si bien no todos los alemanes son antisemitas, hay una tendencia antisemita en la cultura alemana que se remonta en el pasado hasta los tiempos de Martin Lutero; los alemanes “son instintivamente antisemitas”. Sugiere que además no se debe permitir el dominio de Alemania sobre la Unión Europea para conseguir por medio de maniobras parlamentarias y arreglos privados lo que Hitler y los alemanes no pudieron en el Tercer Reich. Una Unión Europea fuerte, sin el predominio de Alemania, es el antídoto para que no resurja el nazismo. Nunca más.