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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO – Mujeres yazidis violadas por el Estado Islámico en los últimos meses no siempre viven para contarlo. Aquellas que logran sobrevivir son vendidas como moneda de cambio; otras se suicidan.

Por Zvi Bar’el

El Estado Islámico sigue eliminando a la minoría religiosa yazidi en el norte de Irak – mediante violaciones: Las mujeres que sobreviven son rechazadas por sus familias. Algunas incluso se suicidan.

La tragedia de los yazidis, cuyas aldeas fueron capturadas por el Estado Islámico en agosto está lejos de terminar. La semana pasada se informó de que la organización islámica extremista asesinó a 300 yazidis y que miles de mujeres que quedaron en el cautiverio sirven como moneda de cambio.

Recientemente, ISIS liberó a varias de estas mujeres, que luego ingresaron a campos de refugiados del enclave kurdo controlado por Irak. Las víctimas describen a un reportero del periódico turco Hurriyet.algunas de las tribulaciones a las que han sido sometidas.

“Nos despertamos en el pueblo de Hardan en las montañas de Sinŷar mientras las fuerzas de ISIS nos atacaban. Intentamos huir, pero nos capturaron,” dijo una de las mujeres que se identificó con el nombre de Dalia. Esto ocurrió el 3 de agosto de 2014.

“Nos concentraron en la plaza del pueblo y nos dijeron que si no nos convertíamos al Islam, moriríamos. Accedimos, para salvarnos, pero esto no ayudó. Se llevaron a los hombres y desde entonces no hemos sabido nada de ellos.”

“Separaron a las mujeres jóvenes de los adultas. Las sacaron de la ciudad de Tal Afar junto con los niños y alejaron a los mayores de 5 años, incluyendo a mi hermano. Encerraron a los otros en la escuela. Era como un mercado de esclavos. Los comandantes de ISIS, entre ellos turcos, alemanes y chechenos, venían todos los días y compraban a una de nosotras las mujeres, incluyendo a niñas de 12 o 13 años. Uno de los miembros de ISIS de origen turco me llevó a su casa en Tel Afar , donde vivía con su esposa y sus tres hijos.

“Estuve ahí cerca de cinco meses,” continuó Dalia. “Un día, un miembro de ISIS llamado Abu Mustafa me sacó de la casa para ser obsequiada como regalo a un checheno miembro de la organización llamado Ayman. Antes de violarme, el hombre me tiró del cabello y me obligó a sumergir mi cabeza en un cubo lleno de aceite diciéndome: ‘Eres tan sucia que así es como vamos a purificarte.‘ Luego me encerró en su casa y me violó por tres días. Posteriormente me intercambió por otra chica yazidi que había sido concubina de un hombre llamado Abu Salah. Él me violó y luego me devolvió a Ayman.

“Diez días después, Abu Mustafa regresó y me compró, diciendo que me habían enviado como un regalo, así que no podía ser intercambiada. Permanecí con él durante un mes y luego me venda un residente de la ciudad de Mosul llamado Aizam, quien solía violarme todas las noches. Después de un mes, me vendió a otro hombre en Mosul, hasta que él se cansó de mí y me vendió a un médico local.

“El ‘médico’ me vendió a un hombre de Kirkuk, quien dijo haberme comprado para liberarme. De hecho, él me llevó a Karbala, Bagdad y Zajo [en el enclave kurdo], donde me entregó a la policía kurda.”

Una gota en el océano

El gobierno autónomo kurdo iraquí se comprometió buscar y rescatar a las mujeres yazidis con el objeto de proporcionarles refugio o devolverlas a sus familias – si sus parientes siguen vivos. Hadi Dubani, encargado de los yazidis en el enclave autónomo kurdo, señaló en una entrevista de prensa que él paga a miembros de ISIS entre mil y diez mil dólares por cada mujer.

“Este es un negocio rentable” para ISIS, señaló con ironía. “ISIS compra mujeres por cincuenta dólares y las vende en dos mil o dos mil quinientos.” Sin embargo, el ritmo en el que las mujeres están siendo liberadas es lento. En ocasiones ISIS decide liberarlas por su cuenta. Por ejemplo, Por alguna razón desconocida, la organización decidió liberar a un grupo de mujeres yazidis recientemente, probablemente con la intención de infligir vergüenza a la comunidad en general luego de violar la dignidad de las mujeres.

De hecho, muchas de las víctimas jóvenes en particular buscan refugio con familiares porque las mujeres violadas se consideran una deshonra sobre todo si quedan embarazadas. Por su parte, los médicos kurdos tratan de ayudarlas realizando abortos secretos, pese a que son ilegales en el enclave kurdo. Incluso realizan cirugía para restaurar el himen a fin de que puedan casarse y tener una familia. En un caso, los médicos ayudaron una niña de 9 años de edad que había quedado embarazada tras haber sido violada por un grupo de miembros de ISIS.

Esta ayuda es sólo una gota en un océano de sufrimiento y trauma. El Ministerio de Salud kurdo no cuenta con las instalaciones adecuadas para proporcionar tratamiento psicológico y psiquiátrico vital para las miles de mujeres y niñas que viven en los campamentos de refugiados, con frecuencia sin familiares que les puedan ayudar. Fuentes de las organizaciones de ayuda informan que cerca de 60 mujeres yazidis jóvenes que logran escapar del cautiverio de ISIS cada mes se suicidan por temor a que sus familias no las reciban luego de haber sido violadas o debido a que son marginadas por sus comunidades.

Así, ISIS continúa destruyendo la comunidad yazidi aunque ya no controlen físicamente las zonas en las que radican.

“Toda una generación de yazidis ha desaparecido de la faz de la tierra,” señala un activista de derechos humanos. “Y las que han quedado, en su mayoría mujeres, desean morir para dejar de sufrir.”

Organizaciones internacionales, grupos de ayuda y el gobierno kurdo ayudan a miles de yazidis en los campamentos de refugiados, pero la asistencia se enfoca en suministro de alimentos, medicamentos y primeros auxilios. Varias organizaciones han contratado a trabajadores sociales y psicólogos para tratar a cientos de víctimas angustiadas, pero esto no alcanza a cubrir sus necesidades, que sólo se incrementan.

Terribles daños son aún infligidos día con día sin que estos salgan a la luz, cuyos efectos perdurarán muchos años después de que las heridas físicas hayan sanado.

Fuente: Haaretz