ELÍAS SANDLER ZACK PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Si bien la mayoría de nosotros estamos familiarizados con la idea de decir Kadish por un familiar, quien lamentablemente ha fallecido, pocos entendemos el por qué, y cuál es el objetivo de esto.

Kadish - Enlace Judio Mexico

Comencemos por entender cómo surge el Kadish. Para entenderlo, debemos remontarnos a la época del legendario Rabí Akiva a finales del siglo I y principios del siglo II. Rabí Akiva fue uno de los más grandes sabios, cabalistas y autoridades del pueblo judío en la historia, quién también formó parte del grupo de los llamados Tanaim (Grupo de Sabios, que plasmaron la Mishná por escrito).

Rabí Akiva compuso el Kadish y lo instituyó para recitarlo cuando una persona fallece. Lo escribió como una forma de ayudar a que el alma del difunto se eleve (ya que en la liturgia judía, creemos que el alma de una persona, puede llegar a subir varios niveles dentro del mundo celestial).

A medida que nosotros, los que aún habitamos este mundo material, realicemos actos de bien y cumplamos con los preceptos o Mitzvot en beneficio de los seres queridos que ya no están más con nosotros, les estaremos ayudando al mismo tiempo a elevar su alma, pues por desgracia ellos ya no pueden hacerlo.

Recitar Kadish por un ser amado, es una de las maneras de seguir unidos con su alma y elevarle durante los primeros once meses después de su muerte, ya que éste es el período durante el cual las almas pueden estar debatiéndose en el Juicio con el Eterno, y cumpliendo su paso por el Geinam (Infierno).

Pero vamos a verlo desde otro ángulo. Si leemos la traducción del Kadish, nos encontramos que se trata solamente de un conjunto de Alabanzas a Di-s. De hecho, es de las pocas Tefilot (plegarias o rezos) que están escritas en Arameo y no en Hebreo, (el cual es el idioma litúrgico oficial en el judaísmo) ya que por motivo de su enorme santidad, es recitado en un idioma que los ángeles no comprenden. Esto, con la intención que llegue exclusivamente a los oídos de Di-s, y de nadie más.

En ningún momento se habla del alma de la persona. Simplemente son alabanzas a Di-s, y debido a su importancia, debe ser recitado exclusivamente en presencia de un Minian (cantidad de personas mínima requerida para que un rezo se considere comunitario).

¿Por qué el Kadish beneficia a los deudos o a aquellos que estamos sufriendo por la pérdida de un ser amando? Justamente porque cuando estamos sufriendo por una gran pérdida, quizás el fallecimiento de un padre o de una madre y estamos envueltos en la tristeza y el dolor, podemos llegar a sentir enojo hacia la vida y a hacia Di-s. Es entonces cuando debemos intentar sacudirnos esos sentimientos negativos, levantarnos, asistir a un Minian y entender que todos los caminos de Di-s son justos, aunque algunas veces no los comprendamos, es decir, nos paramos frente a un Minian y alabamos públicamente al Eterno aunque este no sea el momento más propicio.

El Kadish, dura casi un año, y es un proceso en el que nos va a ayudar a nosotros mismos a procesar y aceptar lo que estamos viviendo, de la misma manera, el alma de la persona fallecida, va a enorgullecerse de nuestros actos, y puede utilizar este argumento ante la Corte Celestial:

“Eduque bien a mis hijos, y a pesar del momento difícil que están viviendo, no dejan de venir y alabar a Di-s, Son buenas personas y buenos judíos. Por eso, debo ser beneficiado con un juicio favorable”.

Por lo que, desde cualquier ángulo, recitar el Kadish por nuestro ser querido es de suma importancia: tanto para nosotros como para el alma de la persona que terminó su vida en este mundo.

Recordemos; por medio del Kadish, estamos elevando dos almas al mismo tiempo: la del fallecido y la nuestra.

¿Y qué decir de la persona que asevera? “Soy buena persona, soy un buen judío, hago obras de bien, no necesito honrar a mi padre o madre diciendo Kadish, los voy a honrar de otra manera”.

Para responder a este argumento, podría decir que si bien es cierto que todas las obras de bien contribuyen a la elevación del alma, el Kadish es algo muy especial que no simplemente ayuda al alma de la persona fallecida, sino, a elevarnos a nosotros mismos: comprendiendo y aceptando que somos mortales, que la sabiduría de Di-s es infinita, determinando el tiempo de cada persona, de nacer y de morir, estemos o no de acuerdo.

Piensen lo siguiente: Nadie nos preguntó, cuándo, ni dónde, ni en qué circunstancias queríamos nacer. Pues así, del mismo modo, nadie nos preguntará, cuándo, ni en qué circunstancias, ni en qué lugar queremos morir.

El Kadish es un instrumento que nos ayuda a comprender e internalizar este concepto y poco a poco ir comprendiendo el círculo de la vida.

Otra aclaración muy importante es, que de acuerdo al Shuljan Aruj (Compendio de ley judía) una mujer judía, si bien está exenta de hacerlo, puede unirse a los hombres y recitar el Kadish junto con ellos.

La Matzeiba (lápida que se coloca y que cubre la tumba), representa la eternidad, ya que la roca de la que está hecha es eterna, puesto que había rocas antes que humanos, y seguirán existiendo después. Al igual que ellas, el cuerpo de la persona es finito, pero no el alma, ésta seguirá existiendo. La costumbre de poner una pequeña roca, cuando se visita una tumba, en lugar de flores, es por la misma razón. Al poner una roca que representa la eternidad, estamos volviendo a poner una Matzeiba, (por decirlo de alguna manera) de volver a dar el honor a la persona y considerarla como un alma eterna, sólo que lo hacemos con una representación de serenidad del alma. Con algo vivo como las flores, que si bien son bonitas en su aspecto, representa al cuerpo, que es finito, pues al igual que la flor, eventualmente se marchita y muere.

Nosotros queremos honrar a la eternidad del alma de las personas, recordando sus buenos actos en vida y llevando a cabo buenas acciones en su memoria para contribuir a la elevación de su alma eterna.

Me queda por decir, que aquí en nuestra querida comunidad de Monterrey, la gran mayoría de las personas que hemos tenido una pérdida, realizamos un gran esfuerzo por asistir siempre al Minian y recitar el Kadish. Su importancia nos la han inculcado desde muy jóvenes dentro de los valores y educación judaica, que tenemos en Monterrey.

Para terminar, espero, Di-s mediante, que nadie de nosotros tengamos que recitar Kadish, pero en caso de necesidad, entendamos que no es solamente por la elevación de la persona que falleció, sino también, y en gran medida por nuestro propio bien.

Saludos desde Monterrey, “ciudad de las montañas”.