ELENA BIALOSTOCKY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El tema del Holocausto en Salónica es muy triste porque durante mucho tiempo se manejó el tema de la Shoá, sobre todo relacionado con las comunidades askenazíes, olvidando que los judíos de Grecia y los Balcanes sufrieron en la misma medida.

Actualmente se encuentra en la Comunidad Sefaradí una exposición acerca de la vida en Salónica, desde la migración de los judíos expulsados de España en 1492 hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Esta exposición fue prestada a la comunidad por Yad Vashem México, quienes la recibieran de Yad Vashem Israel.

El pasado 7 de mayo Enlace Judío acudió a una plática que ofreció la maestra Nina Medrez, quién hoy en día forma parte del Comité Pedagógico de Yad Vashem México.

Medrez explicó que “después de la expulsión de los judíos de España, éstos se asentaron en los Balcanes y Grecia. La comunidad judía en Salónica, Grecia, era de 55,000 personas.

En abril de 1943, los alemanes llegaron a Grecia y, como la policía de Salónica era muy fascista, los alemanes hicieron lo que quisieron”.

Una historia muy controvertida es aquélla que trata del rabino de la ciudad, quien hizo una alianza con los alemanes. Éstos les pidieron a los dirigentes de la comunidad que mandaran a los niños a hacer una especie de censo dentro de la misma; por ser niños, los judíos no temieron en darles toda su información personal. Un par de días después de terminado el censo, los alemanes, al tener toda la información necesaria, citaron a todos los judíos en la estación de tren y los deportaron a Treblinka.

“Un dato muy importante”, dijo Medrez, “es que el trayecto que hacían los trenes hacia Treblinka era mucho más largo que el viaje desde Polonia, por lo que la cantidad de personas que murió en el camino fue mucho mayor”.

Según nuestra conferencista, “la comunidad judía de Salónica era muy parecida a la de México. Tenía la misma infraestructura, las mismas instituciones y la gente estaba muy ligada a la comunidad. Al mismo tiempo, era muy apreciada por el pueblo en general, a tal grado que, al ser Salónica un puerto, los barcos no tenían permitido llegar en Shabbat para, así, respetar a los judíos y no hacerlos salir a trabajar en sábado”.

Al llegar a los campos de concentración, los judíos de Salónica enfrentaron un gran problema de comunicación, ya que el idioma que ellos hablaban era ladino y el que se hablaba en los campos era alemán o idish. No entendían las órdenes de los nazis y tampoco podían comunicarse con los demás prisioneros.

Al finalizar la guerra, quedaron únicamente 5,000 judíos en la ciudad de Salónica.

“Entre los que lograron regresar, se escuchan anécdotas de que, al estar en las barracas, cantaban canciones en ladino, con la intención de que, los que sobrevivieran, pudieran dar testimonio de lo que había sucedido. En Yad Vashem en Israel tienen toda la música que cantaban”, comentó.

La mayoría de los sobrevivientes emigró a Israel- una gran parte a Haifa- siendo éste un puerto muy importante, donde muchos de ellos encontraron trabajo.