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HÉCTOR DE MAULEÓN

 

La escena sucede a las once de la noche en la calle de Ámsterdam, en la colonia Condesa. José y una amiga con la que acaba de cenar en alguno de los restaurantes de la colonia, caminan por el camellón arbolado.

Todavía hay gente, poca, que corre o pasea a sus perros. Un hombre les llega de pronto por la espalda. Resulta muy específico:

Entréguenme todo, bolsa, cartera, celulares.

José siente en las costillas la punta de un arma. La amiga intenta resistirse. El hombre le dice:

—Tranquilízate.

Cuando le entregan las cosas, les ordena que se echen a correr, “y no volteen”. El asalto dura unos segundos. José y su acompañante han pasado a formar parte de una estadística que indica que en 9 millones 780 mil denuncias de robo a transeúnte, en el 57% de los casos esos transeúntes perdieron un teléfono celular.

Datos de la Asociación Nacional de Telecomunicaciones, Anatel, indican que alrededor de 5 millones 600 mil teléfonos celulares cambiaron de mano el año pasado a través de asaltos.

La escena sucede a las tres de la tarde frente a la Plaza de la Tecnología. César camina por la calle, una de las más ruidosas y atestadas del Centro Histórico. Un sujeto le entrega un folleto promocional y le dice que por inauguración de una nueva tienda “estamos regalando micas protectoras de celular”.

— ¿Qué modelo es el tuyo? —le pregunta.

César saca el teléfono del bolsillo, y se lo muestra. El sujeto lo toma entre las manos, le dice que en un segundo le pondrán la mica, entra en la plaza llena de gente… y se echa a correr. César lo pierde de vista entre la multitud.

De acuerdo con un estudio realizado por el Consejo Ciudadano del Distrito Federal y la Anatel, los teléfonos celulares se han convertido en “el primer artículo más robado en el país”.

Los aditamentos que la tecnología nos puso en el bolsillo se volvieron, para los asaltantes, mucho más atractivos que las carteras, los relojes o las tarjetas de crédito. En los últimos años, ¡a la mitad del país le han robado uno!

Los asaltantes entendieron que en estos tiempos de crisis y abatimiento las carteras suelen ir vacías, y que los ciudadanos, en cambio, llevan encima dispositivos cuyo valor es de varios miles de pesos —los cuales pueden ser revendidos con relativa facilidad.

El Consejo Ciudadano afirma que no cuenta aún con series estadísticas que permitan conocer a lo largo del tiempo cuántos teléfonos celulares han sido robados, año con año, en México. Señala, sin embargo, que en 2013 se registró un aumento significativo en el número de celulares reportados como robados o extraviados. Ese aumento fue de 118% en relación con el año anterior. Así, de un año a otro, la cifra creció en 341 mil 740 casos.

El estudio Consejo Ciudadano-Anatel señala que es probable que la cifra continúe ascendiendo en los próximos años, antes de que inicie una tendencia de largo plazo a la baja, la cual será provocada a medida que la gente tenga mayor información sobre las opciones para reportar y denunciar aparatos robados, y la mayor parte de esos aparatos queden, por tanto, inhabilitados.

Ahora, una historia extraña: Jared, un estudiante de secundaria, extravió en la escuela su celular. Por si se diera el caso de que aún existiera gente honrada en el planeta, su hermana envió un mensaje de texto que decía que si alguien hallaba el teléfono se comunicara a tal número. Como nadie llamó, decidió bloquearlo.

Al día siguiente llamó “un señor”. Dijo que tenía el teléfono, que lo había comprado en Coyoacán, y que ahora veía que el teléfono estaba bloqueado. Dijo también que si lo querían de regreso, tendrían que pagarle 2,500 pesos.

—No lo queremos. Quédeselo —contestó la hermana de Jared.

El hombre replicó:

—No me lo quiero quedar, a mí así no me sirve. Mejor quédenselo ustedes y denme el dinero.

La muchacha colgó.

No había gente honrada en el planeta y ella era también una estadística.

 

@hdemauleon
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Fuente: eluniversalmas.com.mx