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MARCOS GOJMAN

 

En la época bíblica, el “mohar” era la compensación económica que el novio le pagaba al padre de la novia para poderse casar con ella y se acostumbraba que el padre de la novia le diera este dinero a su hija. El mohar, más que un acuerdo entre individuos, era un convenio entre familias.

Pero en la época talmúdica, dadas las difíciles condiciones económicas de ese tiempo, muchos de los novios potenciales no tenían los medios para pagar el mohar , por lo que esta costumbre empezó a declinar y se llegó inclusive al punto de que el padre de la novia ofreciera una dote al novio, para que así su hija se pudiera casar. Más aun, el mohar dejó de ser esa suma de dinero que se le daba directamente al papá de la novia, para convertirse en una especie de hipoteca que se le pagaría a la esposa en caso de divorcio o de fallecimiento del esposo. Dicha suma saldría de las propiedades de éste. Esto se ponía por escrito, en lo que hoy conocemos como la Ketubah, el contrato matrimonial donde se certificaba el convenio y se le aseguraba a la mujer sus derechos.

Hasta finales de la Edad Media, el matrimonio se celebraba con dos ceremonias, separadas por un intervalo de tiempo, a veces hasta de un año. La primera eran los esponsales, “erusin”, donde los novios se comprometían a casarse en una fecha determinada y que implicaba legalmente considerar a la novia como una mujer casada, aunque todavía viviera en la casa de sus padres. Romper este compromiso requería de un proceso de divorcio. La segunda ceremonia, “nisuim”, era la boda en sí, cuando la novia era llevada a la casa del novio, para consumar el matrimonio.

En la época bíblica, una pareja consumaba su matrimonio en un cuarto especial. En la época talmúdica, a esa habitación se le llamaba “jupah”. En la Edad Media, las dos ceremonias matrimoniales se empezaron a hacer al mismo tiempo y se suspendió el uso de la jupah, como aposento nupcial. Simbólicamente, el término jupah se empezó a aplicar a diferentes objetos en diferentes comunidades. En algunas, en el siglo XVI, se le llamaba así a un velo que llevaba la novia, mientras que en otras a un pedazo de tela que se ponía sobre los hombros de los novios. Muchas ilustraciones de bodas judías en la Europa de la Edad Media, no muestran evidencia del uso de la jupah como la conocemos hoy en día, un palio sostenido por cuatro postes.

En la actualidad las reglas para celebrar un matrimonio, implican que en la misma ceremonia, se hacen primero los esponsales, “erusin”, donde el novio le da el anillo a la novia como “pago” del mohar, seguido de la lectura de la ketubah y se concluye con la parte de “nisuim”, todo esto con los novios colocados bajo la jupah, misma que simboliza su futuro hogar.

La ketubah más antigua que se conoce data del año 440 AEC, se encontró en Egipto, está escrita en papiro y describe, en arameo, la cantidad que un novio le pagó a su futuro suegro, lo que cada familia contribuyó a la dote de la pareja y el nombramiento de la esposa como beneficiaria en caso de muerte del esposo. Trescientos años después, el texto de la ketubah fue definido por Rabi Simeon ben Shetaj y también se escribió en arameo. El texto actual es muy similar al de hace dos mil años. El Talmud tiene todo un tratado, Ketubot, dedicado a sistematizar todos los detalles relativos a este documento.

Hoy en día, en la ketubah se registra la fecha de la boda, los nombres de los novios y las obligaciones de cada uno hacia el otro. La firman, entre otros, dos testigos que verificaron que el novio cumplió con lo que se comprometió. El objetivo fundamental de la Ketubah es que sea la base para un matrimonio feliz, pero en el caso de que esto no resulte así, entonces es cuando el papelito habla.

Bibliografía: Ancient jewish Marriage de Hayyim Schauss y otras fuentes.

Fuente:alreguelajat.com