ELÍAS SANDLER PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Existe la idea referente a que la mujer ocupa un segundo plano en el judaísmo y que su rol en el mismo es de una categoría inferior a la que ocupamos los hombres, pero la verdad es que esta es una idea totalmente equivocada, pues es al revés, ya que la mujer es la que ocupa el rol central y no el hombre.

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Para casi todos los aspectos, por ejemplo, linaje, costumbres, etc, los antecedentes familiares del hombre son los que determinan si su hijo será Cohen (linaje perteneciente a los miembros de la familia sacerdotal, remontándose a Aarón hermano de Moisés), Levy (linaje perteneciente a los custodios del templo de Jersusalem) o Israel (judíos comunes). Además identifican si su hijo seguirá la tradición Sefaradí (judíos provenientes de países del Medio Oriente) o Ashkenazí (judíos provenientes de países europeos) y así en todo lo demás, excepto en lo mas importante, en caso de un matrimonio en el que una de los integrantes de la pareja es judío y el otro no, son los antecedentes familiares de la mujer la que determina, si su hijo es o no, judío, así como sus próximas generaciones.

Lo anterior se debe a que cuando el feto se encuentra en el vientre de la madre, es de ella de la que se alimenta, y vive, come de lo que ella y vive por medío de ésta, inclusive, si la madre ingiere alimentos o hace cosas nocivas para el bebé tales como fumar, o ingerir alcohol durante el embarazo, las repercusiones son directas a él mismo, y si por el contrario, la madre se cuida durante el embarazo, el bebé va estar bien. Por esta razón, la madre que lo llevó dentro de su cuerpo, y no el padre, es la que determina la identidad religiosa del hijo.

Otra razón es que si bien, somos los hombres los que estamos encargados de llevar los rituales religiosos, es la mujer la que realmente define la identidad del hogar; si la mujer decide llevar una casa kosher (de acuerdo a las leyes dietéticas del judaísmo) ésta lo será, y si no, no lo será, si una mujer decide observar la pureza ritual de la familia, ésta se llevará a cabo, y de no ser así, no se llevará a cabo, es la mujer, la que lleva la mayor responsabilidad sobre la formación de los hijos, en el día a día, no el hombre. Por lo que debe ser la mujer la que determine la identidad religiosa, no el hombre.

Las Mitzvot (preceptos religiosos) se dividen en dos grandes grupos; activos, y prohibitivos; los activos son aquellos, que la persona, tiene la obligación de cumplir o realizar, por ejemplo, ponerse los Tefilín (filacterías), dar tzedaka (caridad a los necesitados) realizar el Brit Milá (circuncisión), y los prohibitivos, son aquellos que impiden hacer ciertas actividades, como ingerir alimentos Taref (inaptos de acuerdo a las leyes dietéticas judías), hacer alguna actividad que se restringe en Shabbat (día del descanso ritual judío) como escribir, encender fuego, cocinar, etc; y dentro de esos dos grande grupos, están subdivididas, entre aquellas, que se deben realizar dentro de un lapso de tiempo determinado, y las que no, por ejemplo, la tzedaka, es una Mitzvá constante, no importa en qué momento se lleve a cabo, a diferencia, de colocarse los Tefilín que es una Mitzvá que se lleva a cabo únicamente durante el día.

En el caso de las mujeres, ellas están exentas de todas aquellas Mitzvot que se deben realizar en un tiempo determinado, excepto de tres de ellas, las cuales tienen que ver directamente con el hogar; el encendido de las velas de Shabbat, que proveen la luz durante Shabbat, Hafrashat Jalá (separación de una porción de la Jalá, para recordar la separación de la trumá que le pertenencia a los Cohaním en el Bet Hamikdash) y la observancia de la pureza del hogar, que influye directamente en el bienestar espiritual del hogar judío; sin embrago, está exenta de las otras Mitzvot activas, regidas por un tiempo determinado, la razón es la siguiente:

Vamos a imaginar que una mujer está alimentando a su bebé y tiene que interrumpir porque debe ponerse Tefilín, o ir al rezo ¿esto no hace sentido, verdad? La Halaja (código de ley judía) nos instruye, que si alguien está ocupado en el cumplimiento de una Mitzvá está exento de llevar a cabo otra, hasta que termine su primera tarea; sin embargo, si una mujer quiere tomar el compromiso sobre sí misma, de realizar una de estas Mitzvot, como por ejemplo, colocarse los Tefilín, lo puede hacer, pero ya se vuelve una obligación constante para ella.

Una mujer no puede contarse como parte del Minian (forum mínimo para que un rezo sea comunitario) por la razón que si ella no está obligada a realizar el rezo no puede ser parte de un grupo de personas que sí lo están, pero diez mujeres pueden formar un Minian para ellas mismas e inclusive leer la Torá (pergaminos de la ley).

En el judaísmo, a diferencia de otras religiones, la parte central está en el hogar y no en la sinagoga, de hecho el ritual en la sinagoga, si bien no es menos importante, es una parte muy pequeña de la práctica judía, ya que la principal está en el hogar, educando a nuestros hijos a ser buenas personas, y buenos judíos, mostrándoles con el ejemplo, cómo debe una persona comportarse, y cómo se debe llevar la vida judía, y esto es encendiendo las velas de Shabbat, cuidando la pureza del hogar judío, llevando a cabo las festividades dentro del hogar, etc.

Todos los seres humanos tenemos una parte espiritual (Rujniot) y una parte física (Gashmiut), la Cábala nos dice que las mujeres están más cerca de su parte espiritual, a diferencia de los hombres, que estamos más en contacto con nuestra parte física.

Todos los rituales de los que ya hablamos (ponerse Tefilín, rezar, etc.), nos ayudan a los hombres a acercarnos a nuestra parte espiritual (Rujniot) y las mujeres, ya que tienen una conexión más fuerte con ésta, no requieren llevar a cabo esos rituales.

En el rezo diario, en Birkat Hashajar (bendiciones diarias, con las que empieza el rezo de la mañana) los hombres deben recitar “Bendito eres tú Di-s Rey de Universo, que no me has hecho mujer”, mientras las mujeres recitan “Bendito eres tú Di-s Rey del Universo, que me has creado de acuerdo a tu voluntad”.  Esta bendición, ha resultado muy controversial, es por eso que quiero explicar su verdadero significado:

La mujer está más expuesta que el hombre a sufrimientos físicos debido a su propia naturaleza; se dice que si un hombre tuviera que pasar por los dolores de un parto, no los aguantaría y la mujer, con su mayor fortaleza y aguante físico, sí los puede sobrellevar. En esa berajá bendición), no estamos diciendo que gracias a Di-s, somos hombres, porque el hombre sea mejor o superior a la mujer, simplemente le agradecemos a Di-s, por no hacernos pasar a nosotros por esos sufrimientos físicos, y la mujer, a su vez, agradece al Eterno, bendito sea, por haberla creado a su voluntad, para poderse desarrollar como una mujer plena, llena de ánimos y fortaleza, para llevar a cabo su rol como centro del hogar judío.

Después de entenderlo de esa manera, podemos concluir, que la mujer no tiene un rol secundario en la vida judía, sino que tiene un rol principal dentro de la misma, y es por el contrario, el hombre el que me parece lleva el rol secundario.

Hasta la próxima, y saludos desde Monterrey, “ciudad de las montañas”.