“Moshé recibió la Torá de Sinai y la transmitió a Yehoshúa, Yehoshua a los Ancianos; los Ancianos a los Profetas; y los Profetas la transmitió a los Hombres de la Magna Asamblea. 

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Ellos afirmaron tres principios: Sed circunspectos en el juicio; conseguid numerosos
discípulos, y haced un cerco en torno a la Torá.
“.

Pirkei Avot – Capítulo 1:1


 

Aparentemente, el Pirkei Avot nos da un vistazo general de las primeras 23 generaciones de la indestructible cadena de la Tradición desde el Sinaí hasta hoy. Analizando el texto desde una perspectiva más profunda, nos imparte las cinco cualidades primordiales para toda persona que se acerca al estudio de la Torá.

Moshé: Humildad

Moshé sabía perfectamente quién era. Era el ser humano elegido por Di-s para transmitir la Torá, Su sabiduría y Voluntad a los hombres. A pesar de eso la Torá atestigua: “Y el hombre Moshé Gods_hands_holding_worldes el más humilde de los hombres sobre la faz de la Tierra”.

Cualquier persona de un nivel inferior o de menor grandeza, no podría ejemplificar tan apasionantemente la esencia de la humildad: la comprensión de que los alcances del hombre son producto de los obsequios conferidos por Di-s. Moshé pensaba que “si cualquier otro ser humano hubiese recibido sus dones, seguramente lo hubiese superado ampliamente”.

Para estudiar Torá, la persona debe dedicar su mente y maximizar sus capacidades -una experiencia que usualmente ensancha el ego. Por eso el ejemplo de Moshé es citado como un prerrequisito para el estudio apropiado de la Sabiduría de Di-s: utiliza tus dones intelectuales al máximo, pero recuerda que estos te fueron obsequiados, por lo tanto no tienes de que enorgullecerte, aunque seas exitoso en la Torá.

Yehoshua- Devoción

“Y el joven Yehoshua hijo de Nun no se movía de la Tienda”. Fidelidad, diligencia y perseverancia en seguir a Moshé, eran los rasgos que caracterizaban a Yehoshua, y esas características fueron las que les dieron el liderazgo después del fallecimiento de Moshé.

La mente más poderosa, el corazón más piadoso, no puede dominar el conocimiento de la Torá sin poseer años de devoción, días y noches de estudio, que harán que los esfuerzos tengan éxito.

Ancianos- Te Costará

El término “anciano” -zaken– se relaciona al vocablo kaná, adquirir. El Talmud define a un anciano como “aquel que adquirió sabiduría”. Adquisición requiere inversión. La Torá es alcanzada únicamente por aquel que invierte esfuerzo, se entrega por entero a ella.

Profetas- No Puedes hacerlo Solo

La Torá es la Sabiduría y Voluntad de Di-s. Comprenderla es, conocer la mente infinita del Creador, que es en definitiva, inalcanzable. Por eso la Torá nos debe ser concedida, como decimos en la bendición: “… Bendito eres Tu understand_our_business_2Di-s, que da la Torá”. Es sólo por el deseo de Di-s que la mente humana Lo comprenda, sólo porque El eligió traspasar la línea entre lo finito y lo infinito, que nosotros somos capaces de entender alguna palabra de la Torá.

El estudio de la Torá es diferente al de cualquier otra ciencia. Mientras que el dominio de cualquier otro campo del conocimiento es estrictamente un tema de habilidad intelectual, las aptitudes morales y espirituales son primordiales para el estudio de la Torá. Cada individuo que adquiere la Sabiduría de la Torá requiere de ayuda especial del Cielo, depende “de arriba”. De ahí el concepto de “Profeta”.

Los Hombres de la Gran Asamblea- Hazlo Real

Constituían un consejo de 120 Sabios, que lideraban al pueblo al llegar del exilio de Babilonia, luego de 3 generaciones de destierro allí. Devastados por 70 años de desplazamiento y asimilación, la frágil y convaleciente nación enfrentaba muchos desafíos. Los hombres de la Gran Asamblea aplicaron su conocimiento de la Torá para tomar medidas y legislan conductas. Este último pre-registro, estudiar a sabiendas de que el estudio tendrá aplicación práctica, por lo tanto debe ser realizado con toda la seriedad y exactitud.


Fuente: Chabad

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