ELENA BIALOSTOCKY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El pasado domingo 14 de junio, en el Centro Comunitario Nidjei Israel, en Acapulco 70 se llevó a cabo la entrega del Premio APEIM, que sustenta el nombre del escritor y periodista Manuel Levinsky, fundador de la Asociación de Periodistas y Escritores Israelitas de México en 1974.

APEIM , la Asociación de Periodistas y Escritores Israelitas de México, es un organismo intercomunitario de carácter incluyente. Está conformado por escritores y periodistas judíos que luchan por dignificar el rol del intelectual judío; APEIM es tribuna donde se discuten temas de la actualidad –concernientes al medio judío y a la problemática nacional e internacional.

En la mesa de honor se encontraban los auspiciadores del premio, Manuel Taifeld y André Moussali; Becky Rubinstein, escritora, poeta y presidenta del jurado; y las galardonadas Angelina Muñiz-Huberman y Sabina Berman.

En ausencia de Jacobo Contente, ex presidente de APEIM, David Gutverg leyó su mensaje: “En 1993 bajo la presidencia de Larry Bachnovetzky, a instancias de José Krause, se instauró el Premio de APEIM bajo el nombre de Arieh León Dulzin, que patrocinaba la familia Wisnievitz. Estos esfuerzos y organización para lograr el reconocimiento de los periodistas e intelectuales judíos por muchos años se debió al fundador de la asociación el escritor Manuel Levinsky, presidente vitalicio de la asociación. El primer reconocimiento fue para el Ing. Kalman Landau. Desde entonces ha pasado mucha agua bajo este puente que APEIM construyó, entre las personas que trabajan en solitario tratando de expresar por escrito y de la mejor manera posible ente otras cosas inquietudes, sueños creaciones y preocupaciones propias o ajenas”.

 May Samra, Presidenta APEIM, envió su discurso en el que destacó que “la literatura y el teatro son dos de las Bellas Artes, ambas artes bellos que tienen por instrumento la palabra.  A su vez, el  periodismo, el cual no es, simplemente, el hijo bastardo de la literatura, sino, y muchas veces, ‘litterature under pressure, literatura bajo presión‘- se encuentra también  bajo amenaza, pues 67 periodistas murieron el año pasado por ejercer su labor”.

El programa artístico estuvo a cargo del Coro Rinah de la Kehilá Ashkenazí, que interpretó canciones en idish, ladino y español. David Yvker, director del Coro Rinah, recibió de parte de APEIM un reconocimiento por 25 años de dirigirlo.

Posteriormente, André Mussali, ex Presidente APEIM, tomó la palabra y mencionó “este evento reconoce el valor periodístico y literario de los miembros de APEIM, así como de otros intelectuales que se dedican a difundir, explicar, esclarecer o investigar sobre temas relevantes. Nuestros maestros nos preparan para vivir en paz, no somos un pueblo guerrero, aunque no estamos dispuestos a ofrecer nuestra vida gratuitamente a nuestros muchos enemigos. Muchas gracias por continuar nuestra tradición milenaria de estudio y sabiduría”.

Se realizó la entrega de los premios;el primer reconocimiento le fue otorgado a Angelina Muñiz-Huberman, escritora, periodista, poeta y dramaturga, quien destacó que escribe porque es su fuerza vital:”Escribiría de cualquier modo. Es más, escribo de cualquier modo. Despierta, dormida, entre gente, a solas, sin que quiera decir que lo hago materialmente. El proceso es un constante devenir interno, ignoro si del corazón o de la mente o de ambos, separado del tiempo y del espacio que me alimenta como la tierra y el agua a las plantas. Por eso, cuando sí me siento a escribir, el río de palabras corre al mar sin ningún esfuerzo. Es un deleite trasponer ese río de palabras surgidas de una lejana fuente brotante y encauzarlas hacia una forma determinada: cuento, novela, poema. Pareciera que las palabras conocen su rumbo y hacia él se dirigen, como el girar del caleidoscopio en sus múltiples imágenes”.

Acto seguido, Sabina Berman, poeta, periodista, cronista, columnista y dramaturga recibió el premio mismo que agradeció y destacó la rima que existe en los nombres y apellidos de las dos galardonadas “Angelina-Sabina; Huberman-Berman”. Además, contó una anécdota referente a que hace unos quince años estaba en una redacción de un periódico nacional, rodeada de al menos diez periodistas que le pedían  que decidiera si era israelita o mexicana. “¿Qué eres primero israelita o mexicana? ¿Si hubiera una guerra entre México e Israel, por quién tomarías tu metralleta? No una escena muy distinta que la que padeció mi padre en la Universidad de Varsovia, antes de la Segunda Guerra Mundial, donde los nacionalsocialistas, esos tontos polacos, no una vez, sino varias veces lo arrinconaron en el patio para exigirle que se declarara polaco o judío. Le preguntaban ¿En esta guerra que se avecina, de qué lado estarás de los polacos o los judíos? A lo que mi padre respondió ‘Del otro lado del mar’ Hoy podemos hablar de tener dos identidades sin conflicto. Podemos hablar de ser judíos y mexicanos, sin poner jerarquías, podemos decir que nuestro corazón son pasos comunicantes, que son dos tesoros, dos acervos culturales que se comunican entre sí para ayudarnos a describir nuestro presente y a planear nuestro futuro. Qué bueno ser escritor, periodista, israelita y mexicano.