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JOSÉ RUBINSTEIN

Mi personaje inolvidable. Jacobo Zabludovsky, hijo de inmigrantes judíos, que en plena posguerra, por méritos propios, se abrió espacio en un hasta entonces reservado medio. Jacobo creció en varias vecindades del rumbo de La Merced, palpando el cotidiano bullicio del centro de la ciudad, “adonde no tuve que regresar porque nunca me he ido”.

Apasionado de la lectura, Jacobo se inició con Dostoievski, Tolstói y Gorki, llegando a poseer una biblioteca particular con 20 mil ejemplares, todos por él leídos. Tres obras imprescindibles: El Quijote, La Metamorfosis y Crimen y Castigo.

El destino de Jacobo Zabludovsky (JZ) quedó marcado a sus 13 años cuando los fines de semana solía acompañar a su vecino de San Jerónimo 124, Luis Felipe Ureña, al periódico El Nacional, donde éste era corrector de pruebas: “Olí la tinta, leí a los reporteros y colaboradores de El Nacional y quise ser como ellos”. El primer impreso de Jacobo data de 1943.

A los 14 años JZ aplicó para locutor, obteniendo el correspondiente permiso el 3 de enero de 1945. “Mi voz no era (como la) de los locutores de la época, que eran tenores o barítonos, era delgada, la he modulado. Mi dicción es buena y soy tímido por naturaleza. Me sigo poniendo nervioso. El valor consiste en dominar el miedo”.

La afición a la fiesta brava le surgió a Jacobo asistiendo junto con el portero de la mencionada vecindad de San Jerónimo a la plaza de la Condesa. En cuanto al gusto por los tangos, éste se le fue dando escuchando la radio de los vecinos.

Jacobo se inició en la radio en 1946 como ayudante de redactor de noticieros en Cadena Radio Continental, pasando luego a la XEX como escritor de textos de noticias. Comentarios a la noticia fue el primer noticiero radiofónico con Jacobo como titular.

Jacobo escribió por varios años columnas domingueras en El Redondel y en Claridades. Las dos figuras que profesionalmente mayor influencia ejercieron en JZ fueron Alonso Sordo Noriega y José Pagés Llergo, director de la revista Siempre!, publicación en la que junto con  Jacobo desfiló lo más granado del periodismo, entre los cuales figuraron eminentes refugiados españoles.

El primer noticiero de la televisión —iniciada en 1950— tuvo por titular a Guillermo Vela y como suplente a Pedro Ferriz; el redactor de noticias y suplente de ambos fue Jacobo Zabludovsky. Posteriormente, Jacobo y Pedro Ferriz fueron ya titulares de su propio noticiero,  ¿recuerdan el “buenas noches, Pedro, buenas noches, Jacobo”? Por algo decía Jacobo: “cuando la televisión llegó, yo ya estaba allí”.

A partir de entonces JZ dirigió y presentó un cúmulo de telenoticieros y series periodísticas, como Primera Plana, Siglo XX, La Verdad en el Espacio, Telemundo, Diario Nescafé, Hoy Domingo, Hoy Sábado, Contrapunto, Ecocomentarios, El Noticiero. Sin duda, el pináculo profesional de Jacobo fue 24 horas, el noticiero más visto durante 27 años, escuela de periodismo, brújula de opinión y semillero de nuevos talentos. Escueta despedida: “24 horas termina hoy, muchas gracias y buenas noches”.

Jacobo se reinventó el 1 de septiembre de 2001, cuando todo comenzó a pasar De 1 a 3, espacio radiofónico dominado por la voz fresca, humor e intacta memoria del periodista “sin otro mérito que haber ejercido el oficio durante siete décadas en que hemos transitado de los controles absolutos a la libertad irrestricta”. Jacobo asombró a su auditorio radiofónico con su conocimiento y anécdotas relacionadas con calles, lugares y sucesos del ahora llamado Centro Histórico —por algo se le conoció como el güero de La Merced— a cuyo rescate contribuyó como miembro del Patronato creado para tal efecto. La última y nos vamos ocurrió el pasado 22 de junio.

A partir de 2007, Jacobo escribió semanalmente en El Universal la columna Bucareli. En 2012, Jacobo fue contratado por la cadena ESPN para participar en los Juegos Olímpicos de Londres mostrando una perspectiva ajena a la deportiva, experiencia repetida en 2014 en el Mundial de Brasil. Jacobo, testigo de la entrada de Fidel Castro a La Habana en enero de 1959, estuvo presente en la isla luego de 56 años en ocasión de que Estados Unidos y Cuba acordaron reanudar relaciones diplomáticas.

La larga y productiva trayectoria de Jacobo Zabludovsky fue ampliamente reconocida con un sinnúmero de premios, nombramientos, medallas y diplomas, así como doctorados honoris causa por la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Bar Ilan, en Israel.

Probablemente de haber tenido Jacobo la oportunidad de despedirse, hubiera dicho: “mi vida termina hoy, muchas gracias y buenas noches”.

Fuente:excelsior.com.mx