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DANIEL KUPERVASER

 

Si se analiza superficialmente el tinte de algunos de los últimos mensajes de su campaña electoral para ser elegida Presidente de EE.UU, muy fácilmente se puede diagnosticar que Hillary Clinton está bajo los efectos de una amnesia galopante.

Amnesia se define como el trastorno del funcionamiento de la memoria, durante el cual el individuo es incapaz de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad. En el caso de la ex Canciller estadounidense y candidata a suplantar a Obama no estamos hablando de un diagnóstico médico, sino de un borrón y cuenta nueva de aspectos centrales de las relaciones EE.UU.-Israel.

En una llamativa irrupción declarativa, la esposa del ex Presidente de EE.UU se preocupó por difundir recientemente emotivos y conmovedores anuncios de apoyo a Israel.

En conexión con las relaciones tensas entre Netanyahu y Obama, Hillary manifestó que “relaciones personales es un aspecto muy importante en diplomacia y yo tengo mis relaciones” haciendo referencia al enorme potencial positivo de sus prolongados vínculos con Netanyahu de más de dos décadas. En la misma ocasión no desperdició la oportunidad de prometer, como futura Presidenta de EE.UU “se comportará con Israel mucho mejor que Obama”[1]. A los pocos días en una carta de su firma atacó abiertamente a quienes promueven boicot contra Israel, aduciendo que “el país hebreo es una democracia imprescindible”[2].

Este heroico posicionamiento de Hillary Clinton se convirtió en la motivación para que un reconocido periodista estadounidense le otorgue el título de “el portavoz israelí de mayor jerarquía”[3].

Para quienes la memoria no los traiciona, que aparentemente no es el caso del repentino comportamiento de la candidata presidencial demócrata, los medios de los últimos años están repletos de pruebas que demuestran una posición totalmente distinta de parte de la señora Clinton.

Lejos de un idilio, las relaciones entre Hillary y Bibi fueron más bien una sucesión de vueltas en un ring de box. “Su cadencia como Canciller de EE.UU no agregó nada positivo a las complicadas relaciones entre Clinton y Netanyahu. Clinton lideró la terminante exigencia de congelar la construcción en las colonias judías de Cisjordania y durante las negociaciones se sucedieron varias escenas muy tensas entre ellos”[4]. Sobre el mismo tema, otro reconocido comentarista afirma que “distinguidos dirigentes de la comunidad judía estadounidense afirman que si Clinton sale victoriosa de las elecciones presidenciales no va a ser tan amable hacia el Primer Ministro de Israel. El, Netanyahu, va a extrañar a Obama. Ella traerá a la Casa Blanca todo el rencor que su esposo le guarda al premier israelí”[5].

Si nos referimos a sus comentarios previos de los caracteres de la democracia israelí, no hay duda que las incoherencias nos ayudan a confirmar que catalogarla como “imprescindible” es un poco exagerado.

En el año 2009 la Cancillería estadounidense bajo la dirección de Hillary publicó un informe sobre derechos humanos donde se acusa a Israel de discriminar sus ciudadanos árabes, judíos no ortodoxos y otras minorías religiosas no judías[6]. Recientemente un nuevo informe de la misma Cancillería afirma que “Israel fracasó en la defensa de los derechos humanos debido a su problemática relación con la población palestina de Cisjordania y la minoría árabe israelí[7].

Durante una sesión cerrada del Forum Saban del año 2001, Hillary “confesó su preocupación por las tendencias racistas, nacionalistas, anti democráticas y extremistas que brotan en Israel. El odio al extranjero, la discriminación de la mujer y a la perdida de esperanza y creencia que se puede conseguir la paz con los palestinos”[8].

Con referencia a las colonias en Cisjorania, Clinton mantuvo permanentemente la posición que se trata de actos ilegales y que representan un sabotaje al proceso de paz.

La visible contradicción entre sus demoledoras críticas al comportamiento de la democracia israelí y sus duros altercados con Netanyahu en contraposición a la celestial imagen de las relaciones con Israel de su nueva plataforma en política internacional merece una explicación.

Sus últimas declaraciones y la carta mencionada no fueron dirigidas a todo el electorado del país del norte, sino solo a judíos. Tampoco a todos los probables votantes judíos. La declaración fue parte de una reunión privada con judíos donantes potenciales y la carta fue enviada a Haim Saban, el magnate judío y tal vez uno de sus principales donantes de dinero para su multimillonaria campaña.

Hillary Clinton no sufrió una amnesia. Lo que ella sufrió fue un mareo a consecuencia del aroma del dinero judío al alcance de su mano que le borró de su memoria todas sus complicaciones del pasado con Bibi y el estado hebreo. Clinton no es la primera. En su última campaña electoral, también Obama acechó bolsillos de magnates judíos mientras los embelesaba con adulaciones a Israel para salir con 300 mil dólares en su cartera[9].

Lamentablemente estamos en presencia de una degradante conjunción de intereses que corrompen los valores básicos de una democracia. Los unos hacen malabarismo con sus principios por dinero, mientras que frente a ellos están los adinerados ciudadanos del mismo país que no escatiman esfuerzos en usar su riqueza para comprar poder y dominio, en este caso, en defensa de intereses de otro país u otro pueblo.

Si el pueblo judío no se rebela de ser conducido bajo esta conducta denigrante de sus magnates, no podrá quejarse cuando de lejos y cerca se escuche: “cuando el rio suena, dinero judío lleva”

Ojala me equivoque

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 9-7-2015 https://daniel.kupervaser.com/

[1] “Clinton: me comportaré con Israel mucho mejor que Obama”, Walla, 4-7-15

[2] “Clinton: combatir el boicot contra Israel”, Ynet, 6-7-15

[3] “Hillary Clinton: el portavoz israelí de mayor jerarquía”, Peter Beinart, Haaretz, 13-8-14

[4] “Hillary Clinton: la píldora amarga de Netanyahu”, Ben Caspit, Al Monitor, 13-4-15

[5] “Netanyahu va a extrañar a Obama”, Shlomo Shamir, Maariv, 10-4-15

[6] “EE.UU: Israel discrimina sus ciudadanos árabes”, Walla, 25-2-2009

[7] “Cancillería estadounidense: Israel fracaso en el tema de los derechos humanos”, NRG, 26-6-15

[8] “El cambio de Clinton – la perdida de Netanyahu”, Barak Ravid, Haaretz, 3-2-13

[9] “Obama: No hay aliado más importante que Israel”, Iton Gadol, 1-12-2011

 

 

Fuente:daniel.kupervaser.com