SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En un discurso contra el extremismo, el Primer Ministro británico señala conspiraciones anti judías como incitadoras de la radicalización.

Por Yair Rosenberg

CameronEl lunes [20 de julio], el primer ministro británico, David Cameron, pronunció un muy esperado discurso sobre la lucha contra lo que él llamó el “extremismo islámico” en Gran Bretaña. El tema ha subido al primer plano de la conciencia pública, a la luz de las noticias de que cientos, y posiblemente miles de ciudadanos británicos han viajado al extranjero para unirse a ISIS, incluyendo el infame “jihadista John” que ha aparecido en vídeos de ejecución del grupo terrorista.

El discurso de 36 minutos de Cameron cubrió mucho terreno, destacando la teoría del primer ministro de cómo se afianza la radicalización, y se fijan las medidas necesarias para evitarlo. Cameron hizo grandes esfuerzos para distinguir a los islamistas radicales de la corriente principal de musulmanes británicos, y con fuerza denunció la intolerancia dirigida hacia estos últimos, pero no rehuyó reconocer una conexión entre el extremismo islámico y el propio Islam.

“Lo que estamos combatiendo, en el extremismo islamista, es una ideología”, comenzó Cameron diciendo. “En su último extremo busca destruir los estados-nación para inventar su propio reino bárbaro. Y a menudo respalda la violencia para lograr este objetivo -en su mayoría una violencia que practica contra otros musulmanes -que no comparten su enferma visión del mundo”.

El líder británico luego se enfrentó abiertamente a algo que otras élites europeas con frecuencia han evitado: el papel que juegan las ideas antisemitas al permitir el extremismo islámico. “No es necesario apoyar la violencia para suscribirse a ciertas ideas intolerantes que crean un clima en el que pueden florecer los extremistas”, señaló. “Ideas que son hostiles a los valores liberales básicos como la democracia, la libertad y la igualdad sexual. Ideas que promueven activamente la discriminación, el sectarismo y la segregación. Ideas similares a las de la despreciable extrema derecha -que privilegia una identidad en detrimento de los derechos y libertades de las demás”.

“Ideas también basadas en la conspiración: que los judíos ejercen un poder malévolo; o que las potencias occidentales, en concierto con Israel, deliberadamente humillan a los musulmanes, porque su objetivo es destruir el Islam. En esta visión deformada del mundo, se alcanzan tales conclusiones, como que el 11/9 fue inspirado en realidad por el Mossad para provocar la invasión de Afganistán; que los servicios de seguridad británicos sabían del 7/7, pero no hicieron nada al respecto porque querían provocar una reacción violenta contra los musulmanes”.

Más adelante en su discurso, Cameron se refirió a las nociones antijudías que alimentan el extremismo. “No es necesario creer en la violencia brutal para dejarse arrastrar por la ideología”, dijo. “Nadie se convierte en terrorista desde un punto muerto. Se inicia con un proceso de radicalización. Cuando se mira en detalle los antecedentes de los condenados por delitos de terrorismo, está claro que muchos de ellos fueron primero influenciados por lo que algunos llamarían extremistas no violentos. Puede comenzar oyendo hablar de la llamada conspiración judía y luego convertirse en hostilidad hacia los valores liberales fundamentales de Occidente y, antes de convertirse finalmente en un accesorio del culto a la muerte. Dicho de otra manera, la visión del mundo extremista es la puerta de entrada, y la violencia es el destino final”.

Y dado que las ideas antisemitas son parte del problema, Cameron continuó, erradicarlas debe ser parte de la solución. “A medida que contrarrestemos esta ideología, una parte clave de nuestra estrategia debe ser hacer frente a las dos partes del credo – la no violenta y la violenta”, dijo. “Esto significa enfrentarse a grupos y organizaciones que pueden no defender la violencia, pero que promueven otras partes de la narrativa extremista. Tenemos que demostrar que si uno dice “Sí, condeno el terrorismo, pero los Kuffar son inferiores” o “la violencia en Londres no se justifica, pero las bombas suicidas en Israel son otro tema”, entonces tú también eres parte del problema. Sin quererlo o no, y en muchos casos no es, sin quererlo, uno proporciona apoyo a los que quieren comprometerse, o hacen que otros se comprometan con la violencia”.

Fuente: Tablet

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