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ARAMIS KINCIÑO

En México, la forma más extendida de antisemitismo no es el odio sino la burla, el escarnio. Es una manifestación más sutil pero no menos ofensiva o preocupante.

Porque se trate de racismo, clasismo, homofobia o cualquier otro prejuicio, que estas actitudes se escondan bajo el disfraz del chiste plantea un problema, pues la broma trivializa y hace socialmente aceptable el lenguaje discriminatorio, que pasa por inocentada excusable sin consecuencias aparentes.

Pero una vez legitimado en nuestro vocabulario, el componente discriminatorio del chiste fácilmente se convierte en prejuicio, en estereotipo, y finalmente en una justificación potencial para temer o rechazar lo que se ha construido, a fuerza de repetición, como lo otro, lo diferente, lo amenazante.

De acuerdo al INEGI, la comunidad judía mexicana suma 67,476 personas[i], apenas el 0.06% de la población total[ii], que se concentran principalmente en la zona metropolitana de la Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León.

En este contexto, el índice “ADL Global100” reporta que 24% de la población adulta mexicana (unos 18 millones) alberga estereotipos antisemitas[iii], mientras que 46% no ha oído o no conoce sobre el Holocausto, y de entre quienes sí, casi un tercio (31%) piensa que se exagera la dimensión de este hecho.

Resulta revelador que 68% asegure jamás haber conocido a una persona judía, y sólo el 3% mantener un trato frecuente con alguna. Además, mientras el 37% tiene una opinión favorable y 10% una desfavorable sobre ellos, 53% decidió no responder.

El 71% de los mexicanos afirma que los judíos “son como todos los demás”, aunque 19% está en desacuerdo; 45% considera que el trato a los judíos en México es bueno/excelente, si bien un 24% piensa que es no tan bueno/malo. En este sentido, el reporte anual de la Universidad de Tel Aviv documentó 81 incidentes de antisemitismo en México durante 2014[iv].

Recordemos que el antisemitismo, es decir las creencias y actitudes hostiles hacia los judíos por el solo hecho de ser judíos, tiene vertientes religiosas, raciales y hasta conspirativas.

Actualmente, encuentra también una faceta política en el marco del conflicto israelí-palestino, el llamado “anti sionismo” que busca deslegitimar el derecho del estado de Israel para defenderse, mezclando esa crítica con arrebatos incendiarios contra lo judío, en abstracto.

Ésta última variante es recurrente en nuestro país. En 2014, de los 708 artículos de la prensa mexicana que contenían alguna expresión antisemita, 418 (59%) se escribieron durante el fuerte enfrentamiento de ese año entre Israel y el grupo terrorista Hamás en la franja de Gaza[v].

Con todo, en México el antisemitismo no es una constante ni como expresión pública ni como actos de violencia. Existen además avances importantes y prometedores. El año pasado, por ejemplo, la CDMX incorporó al antisemitismo en la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación.

No obstante, el antisemitismo se manifiesta recurrentemente como chiste cargado de prejuicio, ese comentario que quiere ser gracioso pero termina siendo ofensivo y revela un preocupante repertorio de estereotipos que, normalizados por su uso cotidiano, se convierten en verdad discursiva, una de esas cosas que uno no sabe cómo sabe pero da por cierta porque todo mundo la repite.

Esta forma de discriminación es insidiosa, se cuela entre todos los sectores de la sociedad y es un caldo de cultivo para justificar el rechazo y aun el odio, dadas las condiciones apropiadas.

El primer paso para combatir esta amenaza es tomando conciencia del hecho sin minimizarlo. Se trata de entender que las palabras importan, porque generan ideas, y éstas a su vez condicionan nuestro modo de percibir y reaccionar ante la realidad.

 

 

[i] Panorama de las religiones en México 2010, México, Instituto Nacional de Geografía y Estadística, 2012, pp. 3, 9.

 

[ii] No obstante, hay algunas cifras más conservadoras. El reporte World Jewish Population 2012, por ejemplo, estima la población judía de México en 39,200 [Sergio DellaPergola et al., Connecticut, Mandell L. Berman Institute – North American Jewish Databank, No. 7, 2012, Tabla 3, p. 22].

 

[iii] Este índice representa el primer esfuerzo para tener un indicador interncional sobre antisemitismo con una metodología unificada; en su primera edición, en 2014, encuestó a personas de 101 países. Anti-Defamation League, ADL Global 100. An Index of Anti-Semitism, 2014.

 

[iv] Antisemitism Worldwide 2014, Kantor Center for the Study of Contemporary European Jewry, Tel Aviv University, Tel Aviv, 2014, pp. 26–30.

 

[v] Los datos muestran además una correlación entre el número de artículos de esta naturaleza en prensa, y los años en que se ha exacerbado el conflicto israelí-palestino. Véase la tabla de la página 27 en el reporte de la Universidad de Tel Aviv.

 

 

Fuente:themexicantimes.mx