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MARCOS GOJMAN

“Hejadash asur min haTorá, bjol makom” quiere decir: “Lo nuevo está prohibido por la Torá en todos los lugares”.

Esta regla, que se encuentra en mishnayot Masejet Orlah (3:9), se refiere al “nuevo” grano que fue cosechado de plantas que echaron raíces después del 16 de Nissan, el 2º día de Pésaj y que se pueden comer hasta un año después. Uno de los grandes rabinos del siglo XIX, el Hatam Sofer, jugó con las palabras de esta regla de la Mishnah para expresar su oposición a la Ilustración judía y a los movimientos reformistas. En lugar de traducir “jadash” como “grano nuevo”, optó por darle el significado de “innovación”. Así, el Hatam Sofer declaró categóricamente que “la innovación estaba prohibida por la Torá”, que las reglas y los principios del judaísmo nunca antes habían cambiado y que jamás cambiarán en el futuro. Su lema de “hadash asur min haTorá” se convirtió en el grito de guerra de aquellos judíos que se oponían a lo moderno y lo innovador.

El Hatam Sofer (1762-1839), cuyo nombre era Moisés Schreiber, nació en Frankfurt y murió en Presburgo. A los 19 años salió de su ciudad natal siguiendo a su maestro Nathan Adler. En 1806, Sofer fue nombrado rabino de Presburgo, donde permaneció por el resto de su vida. Obtuvo el puesto por su gran reputación, adquirida por su erudición y su gran capacidad de liderazgo.

Durante los 33 años que duró en el puesto, Sofer fundó su famosa Yeshivah y la hizo el centro de su lucha en contra del movimiento reformista. Sus grandes cualidades le permitieron convertirse en la autoridad religiosa tradicional más importante del momento. Escribió 1200 responsas que se publicaron después de su muerte en seis tomos. Desde entonces y hasta nuestros días, su obra se volvió fundamental en las decisiones halájicas. Se le considera el padre del judaísmo ortodoxo.

Declaró una guerra total en contra de la modernidad. Logró que sus mejores alumnos fueran nombrados para ocupar puestos rabínicos importantes y en general fortaleció el estatus del rabinato ortodoxo. Formó un frente común con los hasidim y se ganó la confianza del gobierno hacia el judaísmo ortodoxo. Utilizó métodos propagandísticos e inclusive demagógicos para conseguir sus objetivos. Sus acciones aumentaron la división y crearon una brecha irreparable entre los ortodoxos y los no ortodoxos, especialmente en el centro de Europa.

Aunque se dio cuenta de las consecuencias que iba a traer esa división, aun así adoptó esa política. Estaba convencido que la forma de vivir de antaño era superior a la de su época. Se opuso a integrar materias seculares en su Yeshivah, aunque permitió el estudio de aquellas necesarias para aprender un oficio. Se desligó de la lucha por la emancipación, pues el hecho de buscar la igualdad con los no judíos, para él implicaba el estar insatisfecho con la vida tradicional. Logró la completa aceptación del Shuljan Aruj como la doctrina fundamental de la ortodoxia. Se convirtió en el líder indiscutido de los rabinos ortodoxos de Europa. Lo irónico es que el Hatam Sofer, con sus propias responsas, él mismo innovó en la forma de practicar el judaísmo ortodoxo. Él violó su propia regla.

Bibliografía: Artículos de Michael K. Silber, Danny Geretz, Encyclopaedia Judaica y otros.

Fuente: alreguelajat.com