0,,18611015_303,00

RICARDO GONZÁLEZ

 

El mariscal ha inaugurado en una gran ceremonia la ampliación del Canal de Suez, finalizada en un año con un coste de 7.900 millones.

El presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, ya puede presumir de haber completado su más anhelado megaproyecto: una ampliación del canal de Suez, el vital corredor marítimo que une el mar Mediterráneo con el Rojo. La simbólica obra, que permitirá doblar la capacidad del canal, constituye la puesta de largo del nuevo Egipto del mariscal. No en vano la lógica del proyecto es sobre todo política.

Gracias a la flamante obra, edificada en el tiempo récord de un año, el Gobierno pretende transmitir a la comunidad internacional que Egipto ha recuperado la estabilidad perdida durante cuatro convulsos años de periodo posrrevolucionario. A pesar de cometer graves violaciones de los derechos humanos, el régimen actual ya recibió el espaldarazo de sus socios occidentales durante los últimos meses, pero aspiraba a realizar un evento de gran impacto mediático.

Y por ello, no ha reparado en gastos en la organización de una fastuosa inauguración, a la que asistieron el jueves varios monarcas y jefes de Estado, entre ellos, el presidente francés, François Hollande. Por su parte, España ha estado representada por la ministra de Fomento, Ana Pastor.

En la pomposa ceremonia, celebrada en la ciudad de Ismailía, el propio Al Sisi presidió un desfile naval a bordo de un histórico yate, que ya fue el primero en surcar las aguas del canal de Suez en su apertura en 1869. Además, el evento incluyó conciertos, fuegos artificiales y una exhibición de las Fuerzas Aéreas, que acaban de adquirir 24 cazabombarderos franceses.

El proyecto pretende también apuntalar la legitimidad del régimen a base de azuzar el patriotismo. “Un regalo de Egipto al mundo”, no se han cansado de repetir los medios de comunicación del país para describir la obra, que consiste en la construcción de una nueva ramificación del canal de 35 kilómetros de longitud y en la ampliación de otros 37 kilómetros del original. La vía marítima original contaba con más de 160 kilómetros.

Esto no ha evitado que los medios oficialistas se refieran pomposamente al proyecto como el “nuevo Canal de Suez” para resaltar el prodigio de su veloz ejecución. Su coste ascendió a 7.900 millones de euros y hará posible el paso de embarcaciones de mayor tonelaje, reducirá el tiempo de tránsito de los buques de 18 a 11 horas.

Según los cálculos del Gobierno, el proyecto será un acicate para el despegue de la maltrecha economía egipcia, pues prevé que atraerá ingentes inversiones de multinacionales extranjeras a una zona franca que se construirá a orillas de la vía marítima.

Además, el Ejecutivo estima que se multiplicarán sus ingresos derivados de las tasas, pues ahora ya podrán circular navíos en ambas direcciones. En concreto, El Cairo espera recaudar unos 12.000 millones de euros en 2023, respecto a los cerca de 5.000 millones del año pasado. Sin embargo, los expertos cuestionan estas halagüeñas expectativas al estar basadas en un dudoso incremento espectacular del comercio mundial la próxima década.

El canal de Suez es la más simbólica de una larga lista de obras faraónicas con las que el régimen pretende desarrollar el país, entre ellas, la construcción de una nueva capital en mitad del desierto. No obstante, la viabilidad del proyecto se encuentra bajo sospecha por desavenencias con la constructora.

Fuente:elpais.com