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Barack Obama no es el primer presidente estadounidense en pasar por alto las manos ensangrentadas de Irán con la esperanza de mejores relaciones. Bill Clinton hizo lo mismo cuando la investigación del FBI sobre el ataque a las Torres Khobar en 1996 comenzó señalando a Irán.

 

THE WALL STREET JOURNAL


Los bombardeos a las Torres Khobar mataron a 19 pilotos de Estados Unidos que estaban viviendo en ellas. El entonces director del FBI, Louis Freeh, ha escrito sobre cómo sus esfuerzos por empujar al gobierno de Clinton hacia una investigación del rol de Irán no llegó a nada. En el 2001 un gran jurado acusó a 13 saudíes y un libanés desconocido e implicó a funcionarios iraníes en los asesinatos.

Ahora se informa que los saudíes tienen en custodia al hombre que se cree ha planificado el ataque. Su nombre es Ahmed al-Mughassil, y es un miembro del Hezbolá saudí. Él fue capturado en Beirut, después de llegar allí desde Irán.

Sin dudas, la captura de al-Mughassil habría sido más conveniente para el Presidente Obama después que estuviera en vigencia su acuerdo nuclear con Irán. Ese es el motivo por el cual es importante que los miembros del Congreso tomen nota. Desde el bombardeo en 1983 de los cuarteles de los Marines en Líbano a las Torres Khobar y a los artefactos explosivos improvisados de Irán, que tomaron las vidas de muchas de nuestras tropas en Irak y Afganistán, Irán y sus satélites nunca han dudado en derramar sangre estadounidense.

En el año 2006 el Juez de Distrito de Estados Unidos, Royce C. Lamberth, juzgó que el gobierno iraní financió el bombardeo a Khobar y ordenó a Teherán pagar u$s245 millones a las víctimas. Él también concluyó que el Líder Supremo de Irán, Ayatola Alí Khamenei, había aprobado el ataque. El año pasado el mismo juez ordenó a Irán pagar u$s454 millones a los parientes de las víctimas del bombardeo de los cuarteles de los Marines en Líbano.

Mientras tanto nosotros estamos a punto de entregar u$s100 mil millones a este régimen simplemente por prometer que no construirá un arma nuclear -aún cuando Obama dice que él no está bajo ‘ninguna ilusión’ de que Teherán utilizará algo de su bonanza para financiar el terrorismo. Hay una desconexión enorme aquí que es imposible no ver.

 

 Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México