Las noticias que anunciaban que el presidente Obama tiene los votos necesarios para proteger su trato con Irán de la desaprobación del Congreso han dado lugar a debates aquí y en Israel sobre las campañas contra ese acuerdo por parte de AIPAC y del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Benjamin Netanyahu
Benjamin Netanyahu

Silvia Schnessel para Enlace Judío México – Estos no son debates nuevos, y los argumentos son claros. Los opositores políticos de Netanyahu en Israel dicen que esta siempre fue una batalla perdidaque nunca debería haberse opuesto a un presidente estadounidense de esta manera; que ha dañado las relaciones Estados Unidos-Israel; e Israel ahora parecerá débil porque perdió esta batalla. Del mismo modo, los críticos de AIPAC argumentan que han sido derrotado y por lo tanto su influencia (y su reputación como poderoso grupo de presión) disminuirá.

Falso en ambos casos -en cuanto a Netanyahu y en cuanto a AIPAC.

Netanyahu ha visto siempre la cuestión del programa de armas nucleares de Irán como existencial para Israel. En ese caso, ¿cómo podría no tratar de cambiar el cálculo político en Estados Unidos? ¿Debería haber retirado sus ataques, diciéndolo suave, hacer de esto un problema pequeño, no tratarlo, digamos, para ganar la discusión?

En realidad, Netanyahu ha ganado el debate: la mayoría de los estadounidenses son muy escépticos respecto al acuerdo con Irán y no les gusta, y no se aprobado en ninguna de las cámaras del Congreso. En los últimos meses la opinión se ha desplazado en contra del acuerdo, y él [Netanyahu] puede asumir parte del crédito por ello. Pero sus críticos no lo culpan por haber perdido, lo culpan por intentarloperjudicando las relaciones de Israel con Estados Unidos y su propia credibilidad.

Respecto a las relaciones con Estados Unidos, ninguna encuesta indica perjuicio alguno. Los estadounidenses no parecen culpar a un primer ministro israelí que defiende la seguridad de su país. Los enemigos políticos israelíes de Netanyahu hablan todo el tiempo de esta como la peor crisis en las relaciones entre Estados Unidos e Israel, lo cual es una tontería. Parecen haberse olvidado de Suez en 1956, o el argumento sobre los [aviones] AWACS saudíes en 1981, o la negación de garantías de préstamos en 1992, por ejemplo.

Así que ¿de qué estamos hablando aquí? Estamos hablando de perjudicar las relaciones con el gobierno de Obama.

Con ese argumento hay dos respuestas. En primer lugar, es un problema cada vez menor, porque ya estamos en temporada de elecciones. En el peor de los casos, Netanyahu se arriesgó a otro año de malas relaciones con Obama para luchar por la seguridad de su país. Difícil llamar a eso una mala decisión. En segundo lugar, también es difícil creer que las relaciones con Obama de verdad empeorarán puesto que ya son malas. La química personal entre los dos hombres es terrible, y lo ha sido desde 2009. Eso no va a cambiar. Y las políticas de Obama en Oriente Medio y hacia Israel- explicadas en su totalidad en las memorias de Michael Oren de sus años como embajador de Israel en Washington durante el primer mandato de Obama, Aliado -han sido perjudiciales para Israel desde el primer día, y esas políticas tampoco cambiarán ya.

AIPAC Así que los argumentos de que la lucha de Netanyahu contra el acuerdo con Irán perjudicará a Israel no son convincentes. De hecho, su actitud puede también ayudar a Israel, porque ahora hay un sentido amplio en Washington de que se debe asistir más a Israel para contrarrestar las ventajas que ha ganado Irán. La ayuda puede aumentar;  se puede vender armas más sofisticadas a Israel; en el Congreso, las sanciones no nucleares contra Irán pueden incrementarse y ampliarse en el tiempo; las demandas de inspecciones más duras del OIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica, por sus siglas en inglés) pueden crecer. Por otra parte, Netanyahu ha enseñado una lección valiosa para el futuro: un primer ministro israelí convencido de su posición puede asumir esa lucha, aunque todo el mundo prediga que la perderá. Él o ella no la evitarán por cálculos políticos y predicciones de conteo de votos, un muy buen precedente cuando los asuntos de seguridad nacional están en riesgo.

Ese último cálculo se aplica también a AIPAC. Un argumento dice que AIPAC debería haber contado los votos, y si el cálculo parecía negativo y parecía que Obama ganaría 51-49, AIPAC debería haber abandonado la lucha contra el acuerdo de Irán. Eso es erróneo en varios aspectos. En primer lugar, el resultado de esas luchas políticas rara vez es totalmente cierto, y hay muchas variables -por ejemplo, en este caso, la conducta iraní. En segundo lugar, ¿cuál es el propósito de AIPAC si no pelea por cuestiones como esta, donde la seguridad estadounidense e israelí están estrechamente vinculadas en oposición al desarrollo de armas nucleares de Irán? Si AIPAC no pelea en este tema, muchos de sus seguidores se preguntarían para qué existe.

En tercer lugar, lo que AIPAC ha perdido o ganado en reputación no puede juzgarse todavía. La campaña contra el acuerdo de Irán de Obama ha deslegitimado el trato sustancialmente. Si el próximo presidente abandona el acuerdo de Irán, AIPAC puede asumir gran parte del crédito. Si Estados Unidos actúa en el próximo año o dos para presionar el acuerdo con nuevas exigencias a Irán, o aumenta las sanciones contra Irán, AIPAC puede asumir gran parte del crédito. Si los miembros del Congreso que deberían haber sabido más pero votaron a favor de Obama son derrotados en las elecciones de 2016, es muy probable que AIPAC obtenga muy buen crédito. El argumento de que una lucha perdida socava y debilita a AIPAC se oyó allá por 1981, cuando la organización se opuso a la venta de los aviones AWACS a Arabia Saudita. Se perdió esa pelea y los aviones fueron vendidos, pero las relaciones Estados Unidos-Israel prosperaron y AIPAC se hizo más fuerte.

Los estadounidenses también saben que Irán y los yihadistas asesinos de ISIS y al-Qaeda constituyen amenazas tanto para nuestro país como para Israel, por lo que las lagunas que se han creado por las políticas de Obama disminuirán cuando un nuevo equipo habite la Casa Blanca. Los profetas de la fatalidad, para Netanyahu, para las relaciones Estados Unidos-Israel, y AIPAC, han estado en ese juego durante mucho tiempo y aún deben demostrar que tienen razón. Por el contrario, la lucha dura en temas verdaderamente críticos fortalece a las personas y las organizaciones. Los estadounidenses son capaces de distinguir entre enemistades personales o políticas estrechas y batallas por cuestiones de principio y seguridad nacional.


Fuente:
Weekly Standard / Elliot Abrams

https://m.weeklystandard.com/blogs/netanyahu-and-aipac-right-fight_1024581.html

Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico