La empresa Netafim, líder de tecnología de riego por goteo y proveedor global, ayuda a cumplir el sueño de David Ben Gurión de desarrollar el Néguev y el mundo entero; y su fundador Naty Barak ve su proyecto como un puente para la paz.
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Hace cincuenta años, Naty Barak fue sólo uno de varios agricultores en el kibutz Hatzerim ubicado en el desierto de Néguev de Israel. Tristemente célebre por su calor implacable y la tierra árida, el Néguev era ideal para imaginar soluciones a los problemas similares que enfrenta gran parte del mundo.
El primero de los primeros ministros de Israel, David Ben-Gurión, había sido uno de los defensores más acérrimos de asentamiento y desarrollo del Néguev. “La prueba definitiva de Israel en nuestra generación”, según él, era la “toma de control por la fuerza de la ciencia y de los pioneros, de los espacios terrestres desiertos del sur y del Néguev.”
Por lo tanto, Naty Barak y su pequeño grupo de agricultores comenzaron su búsqueda para cumplir el sueño de Ben-Gurión cuando fundaron Netafim en 1965.
Barak, jefe actual de la oficina de sostenibilidad de Netafim, explicó el difícil entorno del Néguev. “Estábamos luchando con los mismos retos que el mundo enfrenta hoy: la escasez de agua y tierra muy pobre”.
Tras una serie de pruebas iniciales, experimentos y 50 años de dedicación, Netafim es ahora un proveedor global, líder de tecnología de riego por goteo.
La compañía está compuesta por 16 plantas de fabricación y 27 filiales que operan en docenas de países, entre ellos la India, EE.UU., Brasil, Chile, Perú, México, Sudáfrica y Australia.
Los métodos innovadores de utilización de agua a su máxima capacidad han permitido a esos países aumentar significativamente sus rendimientos utilizando la mitad de la cantidad de agua.