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Rabi Eitam y su esposa, Naama Henkin, fueron asesinados frente a sus hijos por terroristas de Fatah -¿Pero, qué rol desempeñó Hezbolá?

 

ARI SOFFER

A pesar de estar acostumbrados trágicamente a actos brutales por parte de los palestinos, el asesinato de Rabi Eitam y Naama Henkin ha conmovido a muchos israelíes, en vista de algunos de los detalles particularmente espantosos del ataque.

La joven pareja fue tiroteada a sangre fría frente a sus cuatro pequeños hijos cuando viajaban en su coche el jueves por la noche cerca del pueblo de Itamar, en Samaria -un pueblo que ha experimentado buena parte de ataques palestinos sangrientos, incluyendo la famosa masacre de la familia Fogel en el año 2011.

Según una investigación inicial, mientras Naama fue asesinada en forma instantánea en la lluvia de balas, su esposo Eitam, aunque herido de gravedad, se las arregló para salir tambaleando fuera del coche, abrir la puerta de sus hijos y gritarles que corrieran. Luego colapsó y murió poco después.

Ese acto final, heroico y conmovedor, puede haber salvado las vidas de sus hijos. Los investigadores dijeron también que poco después de abrir fuego, uno de los terroristas dejó su vehículo para confirmar la muerte de los ocupantes. Satisfecho con lo que vio, el asesino y su cómplice se fueron rápidamente -aparentemente no se dieron cuenta de la presencia de los restantes y aterrorizados familiares-.

La familia Fogel no fue tan afortunada; cuando los terroristas escucharon llorar a la bebé Hadas, de tres meses de edad, mientras abandonaban la casa, regresaron para decapitarla.

Otro detalle de particular importancia es el hecho que el grupo terrorista responsable por el ataque está afiliado con la facción de Fatah del Líder de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, el líder palestino “moderado” con quien Israel ha sido instada a negociar, y quien apenas un día antes dio un discurso ante la Asamblea General de la ONU.
Queda por ver qué acción será tomada por Israel, si es que alguna -diplomáticamente o de otro tipo- contra Abbas y su partido Fatah y la Autoridad Palestina como un todo, en respuesta al ataque.
Pero un detalle que ha sido pasado por alto relativamente es el posible rol desempeñado por Hezbolá, el grupo terrorista chií con base en Líbano que funciona como principal representante de Irán en el Medio Oriente.

Las Brigadas Mártir Abdul-Qader al-Husseini, facción particular de Fatah que se atribuyó la responsabilidad por el ataque, el que fue más letal y ejecutado más profesionalmente que la mayoría de otros ataques recientes por parte de terroristas árabes. El grupo -que es una filial del grupo terrorista más conocido Brigadas Mártires de al-Aqsa- tiene también células en Gaza, y participó en la guerra del 2014 contra Israel disparando cohetes a los civiles israelíes.

Como fue destacado anteriormente por Arutz Sheva en agosto último, un portavoz de las Brigadas al-Husseini dijo al libanés Al-Akhbar que Irán tiene un rol directo en financiar, entrenar y armar a su organización terrorista.
“Siempre hay contacto entre la resistencia palestina y Hezbolá e Irán,” dijo. “Esto ya no es más un secreto.”
“Estos contactos asumen diferentes formas, tales como entrenamiento, preparación, equipo, apoyo logístico y desarrollar y armar a la resistencia.”

Ese mismo mes se divulgó que Hezbolá está tratando de reclutar palestinos en Judea y Samaria para formar células terroristas para atacar a civiles y fuerzas de seguridad israelíes.

Esos intentos de reclutamiento estuvieron dirigidos específicamente a miembros de Fatah, capitalizando los vínculos preexistentes entre los dos grupos terroristas, lo que facilitó muchos ataques letales durante la Segunda Intifada. La decisión de trabajar con Fatah y no con grupos islámicos suníes como Hamás fue también presuntamente debido en parte al hecho que, como un grupo nacionalista árabe laico, los miembros de Fatah estarían menos disuadidos de trabajar con Hezbolá a pesar de su rol de combatir a los rebeldes islámicos suníes en Siria.

Esta vieja-nueva estrategia de Hezbolá llega cuando éste encuentra limitada su capacidad de atacar a Israel por una mezcla de seguridad israelí ajustada junto a las fronteras norte del estado judío con Líbano y Siria, tanto como por sus propios problemas de mano de obra dados los compromisos múltiples y costosos en Irak, Siria y Yemen.
Cooperar con grupos terroristas palestinos en Judea y Samaria abriría un nuevo lugar para que ellos ataquen, mientras cumplen el deseo repetido a menudo por los maestros titiriteros de Hezbolá en Irán de “armar la Margen Occidental” para una nueva ola de terrorismo letal.

Todo esto llega cuando Irán aumenta significativamente su apoyo a grupos terroristas a lo largo de la región luego del reciente acuerdo nuclear, el cual promete una ganancia inesperada en la forma de alivio de las sanciones y acuerdos comerciales lucrativos con el occidente -un hecho destacado en forma sombría por el Primer Ministro Benjamín Netanyahu en la ONU unas horas antes del ataque mortal.

Contra este contexto, con este ataque letal siendo llevado a cabo por una facción de Fatah con vínculos tan fuertes con Hezbolá, parece que Israel -como la vecina Siria- ya está siendo testigo del inicio de una nueva ola de terrorismo ordenado por los iraníes, mientras las potencias occidentales observan en silencio ensordecedor cómo se extiende el desastre que ellos crearon en Lausana.

Fuente: Arutz Sheva

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México