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GUIDO MAISULS

Mientras el Medio Oriente se incendia irremediablemente y derrama copiosamente hacia la vieja Europa multitudes de refugiados que huyen desesperados de la muerte y de la destrucción, muchos países árabes estallan y se desintegran ante una mezcla letal de fanatismo, locura, muerte e indiferencia.

En este preciso momento se encuentran y se enfrentan en esta región todos los intereses y los actores de la comunidad internacional en un extraño escenario donde se juegan simultáneamente varias partidas de ajedrez al mismo tiempo.

Muchas veces, cuando surge la posibilidad de reflexionar sobre el futuro del Estado de Israel, hacia adonde se dirige en su marcha histórica y cuáles serán los posibles escenarios futuros, aparecen en el horizonte estos oscuros nubarrones que intentan ensombrecer los maravillosos sueños visionarios de sus fundadores y de las primeras generaciones de israelíes que construyeron este milagro sin parangón en las crónicas más recientes de la historia humana: El retorno a la tierra ancestral luego de dos mil años de exilio y de la construcción de un Estado moderno y progresista, la única democracia real en toda la región.

Los protagonistas de esta escena dramática están instalados en un escenario que parece extraído de una  novela de Franz Kafka y centrado en un Medio Oriente complejo, retorcido y laberíntico; un mundo kafkiano que está enmarcado y protagonizado por realidades circundantes y actores protagónicos que se influyen y potencian mutuamente.

El obstinamiento de las potencias occidentales en sacrificar como peón en este tablero de ajedrez el presente y futuro de Israel, como un chivo expiatorio ante un Islam cada vez más agresivo, cada vez más ambicioso de expandirse por el mundo, está destinado solo a producir una ilusoria victoria diplomática cuando solo desean transcurrir esta historia con algún logro importante, luego del fuerte deterioro de su credibilidad ante la tremenda hecatombe humanitaria producida en la región.

Mientras tanto el Islam radical (Irán, Al Qaeda, Isis, Hezbolá, Hamás, Hermanos Musulmanes, etc.) continúa trabajando a tiempo completo para expulsar “las satánicas” influencias occidentales en la región y a afirmar las medioevales bases de una sociedad cerrada y autoritaria.

Mientras tanto, Irán, Hezbolá y Rusia aprovechan la gran hoguera medio oriental para expandir sus áreas de influencia estratégica pues Bashar Al Assad les ha otorgado permiso para que realicen acciones bélicas contra los rebeldes sirios y recuperen zonas perdidas por el corrupto y sangriento régimen.

Mientras tanto los apaciguadores dirigentes europeos y norteamericanos desean solo sembrar una supuesta calma forzada y contranatural actuando como ciegos, sordos y mudos con un telón de fondo tan inhóspito y salvaje, que solo sirve para recubrir sus múltiples y permanentes intereses estratégicos y económicos.

Mientras tanto, los desestabilizantes y sospechosos ataques aéreos que está realizando Rusia, acompañada por la llegada de Irán y Hezbolá a Siria para unirse a las fuerzas del gobierno de Al Assad ya son una realidad que pretende instalarse en este nuevo mapa mientras los Obama, los Kerry y las vieja Europa observan impávidos e indiferentes.

Mientras tanto el régimen iraní de Ali Khamenei se está dedicando a movilizar a miles de combatientes chiítas para realizar ataques que no son contra el Estado Islámico sino contra los rebeldes sirios que recibieron entrenamiento de la CIA en Qatar y Arabia Saudita.

Al escribir estas reflexionadas señales que nos envía esta compleja realidad, deseo confesar este amargo sentimiento de ser un mensajero de vaticinios nada agradables para esta sufriente humanidad pero me fortalece la tenue posibilidad de que muchos de ustedes comprendan este mensaje para que aseguremos un mundo digno de ser vivido y no se interrumpa este maravillosos paraíso que se comenzó a reconstruir hace mucho más de sesenta años y que es el heredero autentico de la fe y de los sueños de nuestros ancestros y de nuestros profetas.

Fuente:identidades.com.ar