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LEÓN OPALÍN PARA LA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- La gran afluencia de refugiados turcos, afganos y de otros países árabes a Europa, alrededor de 800 mil este año, la mitad de ellos niños y niñas, ha acentuado los problemas económicos que por largo tiempo han estado viviendo varios países de esa región, particularmente Grecia, principal puente por donde entran al Continente los refugiados que huyen de la guerra y otras economías de Europa Oriental. Las masivas corrientes de emigrantes desesperados y, muchos de ellos con hambre, han arreciado los sentimientos xenófobos de las poblaciones a donde llegan, con las cuales han tenido enfrentamientos (55 millones de musulmanes residen en Europa, aproximadamente el 10.0% radicales), que no se integran a la cultura local y quieren imponer la suya, incluso de manera violenta. Los gobiernos de Rusia y Holanda han hecho un llamado a los musulmanes para que se integren a la sociedad, culminándolos a que abandonen esos países si no lo hacen; los gobiernos de Australia y Canadá, también adoptado actitudes similares. Asimismo, Francia, Bélgica y otras naciones de Europa han instrumentado diferentes leyes para reglamentar la vida cotidiana de los musulmanes a fin de frenar su deseo de imponer sus costumbres, muchas veces de manera violenta, incluso, en algunos países se ha prohibido la construcción de mezquitas que frecuentemente se han convertido en semilleros de terroristas.

En este contexto multicultural, los grupos de extrema derecha, racistas por naturaleza, representados en el Parlamento Europeo y en los de Grecia y Hungría, principalmente, están fomentando entre la población la islamofobia, que ha derivado en una respuesta agresiva de organizaciones fundamentalistas islámicas; estas últimas y los racistas han aprovechado el entorno de zozobra prevaleciente para atacar a otras minorías étnicas y religiosas. En Francia, Bélgica y Noruega los judíos han tenido que ocultar su identidad para no ser agredidos y un número creciente de judíos en Europa, ellos sobretodo de Francia, han abandonado sus

comunidades para huir del acoso de los fundamentalistas y de los pandilleros racistas, emigrando a Israel, EUA y Canadá.

El rechazo por parte de la población europea a los refugiados ha creado una crisis humanitaria en el Continente, a medida que se acerca el invierno sus penurias han aumentado y los maltratos a los extranjeros también, incluso se registran casos de incendios a campamentos temporales de los refugiados. Hungría y Croacia han construido alambradas para detenerlos en sus fronteras.

En el entorno de la crisis humanitaria vinculada con los refugiados, el Vaticano anunció en septiembre pasado que albergará a dos familias “que están huyendo de la muerte causada por la guerra y el hambre”, el Papa Francisco exhortó a las parroquias, conventos y monasterios católicos de toda Europa a hacer lo mismo. Mas que una petición, las palabras del Papa contienen una orden: “Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis atiendan mi llamamiento, recordando que misericordia es el segundo nombre del amor”.

El Papa considera que la oleada de migraciones también es fruto de un “sistema socioeconómico malo e injusto; igualmente ha expresado su preocupación por la falta de empleo juvenil y la necesidad que tiene Europa de inmigrantes para no envejecer”, mencionó que países europeos con bajas tasas de natalidad, como Italia, Portugal y España, tienen espacios vacios.

El llamado del Papa Francisco a los obispos europeos ha tenido el rechazo de algunos de ellos; en este sentido, el Obispo de la Iglesia Católica húngara, Lazlo Kiss-Rigo señaló al final de septiembre pasado: “no son refugiados. Esto es una

invasión a una nación predominantemente Católica, vienen aquí con gritos de Allahu Akbar (Alá es grande) quieren hacerse con el control, se comportan de forma arrogante y cínica, rechazan los alimentos (en alusión al rechazo de alimentos proporcionados por la Cruz Roja por venir marcados con el signo de la Cruz), esparcen suciedad en todas partes y muchos de ellos tienen mas dinero que mucha gente de aquí”. Lazlo Kiss-Rigo que pasó su infancia en India, es uno de los clérigos más influyentes de Hungría y se ha declarado totalmente a favor de la postura del premier húngaro. Víctor Orban contra la migración. En una actitud desafiante al Papa Francisco, el obispo húngaro, ha opinado que el Papa “no conoce la situación real, es una lástima que la Iglesia occidental este instaurada en el infantilismo más absoluto y totalmente alejada de su tradición y la realidad”.

Lazlo Kiss-Rigo en una verdadera actitud de rebeldía y deslealtad hacia el Papa Francisco, ha dicho que “el Vaticano no ha dicho cuantos miles de refugiados va a proteger, que en su gran mayoría son varones jóvenes en edad militar y de fuertes convicciones musulmanas”; “su actitud puede tildarse de irresponsable”. La falta de solidaridad de el Obispo de Hungría con la tragedia que viven los refugiados no ayuda a la solución de la crisis humanitaria que vive Europa.

Otra de las voces que se han alzado dentro de el seno de la Iglesia Católica es la del Arzobispo de Mosul, en Irak, Monseñor Emil Nona, quien mencionó que los cristianos de todo el mundo enfrentan el mismo sufrimiento que el que su arquidiócesis ha experimentado a manos de los extremistas musulmanes. Monseñor Nona fue forzado a abandonar su hogar por el EI; el es uno de los cinco obispos que han sido obligados a irse de Mosul. Nona ha consignado que “el establecimiento de mi apostolado ha sido ocupado por radicales islámicos que nos quieren convertir al Islam o muertos”. El grupo extremista islámico, EI, ha perseguido a todos los que no son musulmanes sunitas en territorios de los que se han apoderado, los cristianos, yazdis y musulmanes chiitas han tenido que

abandonar sus hogares. Nona ha comentado que los principios liberales y democráticos no valen para el EI; los europeos están recibiendo en sus países a un número cada vez mayor de musulmanes; Europa esta en peligro, los europeos deben de tomar decisiones.

El Arzobispo de Mosul ha advertido de que el Islam no dice que todos los hombres sean iguales; los valores de ustedes (referidos a los europeos) no son los valores de ellos, y si no se entiende esto lo suficientemente pronto, se convertirán en víctimas del enemigo que han recibido en su casa.

El dilema entre ayudar o no ayudar a los refugiados tiene que resolverse apoyándolos, no se le puede dejar a la deriva; la interrogante es como hacerlo sin que las fuerzas negativas del Islam destruyan la convivencia humana.