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THE WALL STREET JOURNAL

Ahora Teherán está arrestando a ciudadanos estadounidenses que apoyan al régimen.

Bravo por el descongelamiento de Teherán. En septiembre había grandes esperanzas de que el acuerdo nuclear con Irán y el levantamiento de las sanciones económicas llevarían a una completa era de buenos sentimientos con los mulas, con nuevas aperturas para las empresas occidentales y cooperación diplomática en crisis internacionales. Nuestros amigos en The New York Times se las arreglaron para liderar visitas guiadas para viajeros aventureros.

Quizás esos turistas deban reconsiderarlo. En los últimos días Teherán ha arrestado a dos ciudadanos estadounidenses, llevando a cinco el número de estadounidenses que se sabe están encerrados bajo llave en Irán. Ello incluye al periodista Jason Rezaian, del Washington Post, quien ha pasado cerca de 500 días en prisión. El ex marine estadounidense Amir Hekamti ha estado encarcelado desde el año 2011 bajo cargos de espionaje, y Saeed Abedini, nacido musulmán y convertido al cristianismo, fue arrestado en el año 2012 bajo cargos de liderar un movimiento clandestino de iglesia en los hogares.

Los últimos arrestos son especialmente escalofriantes -y reveladores. Nizar Zakka es un estadounidense-libanés que vive en Washington y estaba visitando Teherán para una conferencia por invitación del gobierno iraní. Él desapareció el 18 de septiembre tan sólo para reaparecer esta semana en custodia del régimen.

Siamak Namazi es un empresario estadounidense nacido en Irán que fue llevado de la casa de su madre en Teherán a mediados de octubre. El Sr. Namazi ha sido por mucho tiempo un abierto defensor de vínculos más cercanos entre Irán y Estados Unidos e incluso trabajó en el Ministerio de Vivienda de Irán a mediados de la década de 1990 durante la presidencia de Akbar Hashemi Rafsanjani, ahora es considerado un moderado relativo pero entonces era conocido como un intransigente. Como en las purgas stalinistas de la década de 1930, las víctimas de Irán incluyen a compañeros ideológicos de viaje.

Estos arrestos llegan cuando el Líder Supremo, Ali Khamenei, ha reafirmado públicamente el compromiso de su régimen con su consigna de  “Muerte a Estados Unidos” y estableció nuevas condiciones en el acuerdo nuclear que equivalen a una renegociación unilateral. El miércoles, un asesor de Khamenei insistió en que “Irán no cooperará en forma directa o indirecta con Estados Unidos” con respecto a un acuerdo en Siria, a pesar de las súplicas de John Kerry.

Algunos especulan que los arrestos son parte de la campaña de Khamenei para poner de relieve la pureza ideológica de su régimen y repeler los llamados locales por reformas. Pero la República Islámica ha estado en el negocio de tomar rehenes desde su inicio, sin importar si el presidente es un moderado reconocido como el líder actual, Hassan Rouhani, o un agitador como su predecesor, Mahmoud Ahmadinejad.

En lo que hace a la República Islámica, la buena voluntad internacional se topa irremediablemente con desprecio y crueldad. En el período posterior inmediato al acuerdo nuclear, esta es una lección que el Occidente tendrá que aprender nuevamente.

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México