Unos 40 exiliados iraníes y autoproclamados amantes de Israel visitaron Cisjordania el domingo como parte de los esfuerzos de relaciones públicas del Consejo Regional de Samaria para conectar los asentamientos de Judea y Samaria. 

Por Ariel Ben Solomon

Miembro de la delegación de iraníes no judíos residentes en Canadá en visita a Samaria y Judea.
Miembro de la delegación de iraníes no judíos residentes en Canadá en visita a Samaria y Judea.

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Yo solía ser un hombre que quemaba banderas israelíes¡Que viva Israel por siempre!“, proclamó Afshin Javid, líder de los exiliados visitantes de Canadá, en una entrevista con The Jerusalem Post.

Antes de huir de Irán no había conocido a un solo judío. “La mayoría de la población en Irán ama a Israel”.

“Durante miles de años, el pueblo persa apoyó a Israel, pero durante el reinado del actual régimen, un pequeño grupo tomó el control del gobierno y decidió actuar contra él”, dijo. 

Javid, como la mayoría de los otros miembros del grupo, es musulmán convertido al cristianismo. Había sido miembro de los paramilitares de la milicia voluntaria Basij de línea dura durante tres años y a los 14 había planeado ser uno de los niños que volaban los campos de minas pero acabó descalificado para esa tarea por ser menor de 15 años.

Durante la guerra Irán-Irak (1980-1988) el régimen sancionó los ataques de auto-martirio y el líder de Irán, el Imam Jomeini, envió miembros de su milicia Basij, de 12 años, en oleadas humanas hacia las fuerzas de Saddam Hussein.  Hacían volar campos de minas para abrir camino a los tanques iraníes. Los niños llevaban llaves de plástico alrededor del cuello, que Jomeini emitía para simbolizar su entrada al paraíso. 

Javid acabó siendo “miembro de la plantilla [de ejecución] por la horca“, en Irán. 

Se convirtió al cristianismo en Malasia, donde, irónicamente, el régimen iraní le había enviado a difundir el Islam chiíta. 

Javid entraba en las mezquitas en Malasia y posteriormente en Bangladesh para hablar en contra de las ideas del Islam.

Querían matarme”, dijo. 

Al aterrizar en el aeropuerto Ben-Gurion, el grupo de iraníes fue interrogado durante unas cinco horasLos funcionarios de seguridad israelíes “lo sabían todo sobre mí, mi familia”, dijo Javid, para quien esta es su cuarta visita al país. 

El miércoles presentará un cheque de $ 20,000 para promover la aliá en un evento en Jerusalem, que ve como un paso para reconstruir el Templo Sagrado. 

En una reunión entre los iraníes y el jefe del Consejo Regional de Samaria Yossi Dagan, en Barkan, Dagan dijo a los iraníes que apreciaba mucho su visita y que veía la zona industrial de Barkan como símbolo de convivencia entre judíos y árabes, ya que trabajan juntos. El Consejo Regional de Samaria promueve la imagen de Israel y de Judea y Samaria. 

Tenemos la sensación de estar en la línea del frente entre personas de linaje y los que son el mal. Podría haber [un ataque terrorista] aquí, en Europa o en EE.UU.”, dijo Dagan.

“Los que quieren atacar a Israel atacan este lugar”, agregó. 

Otro exiliado iraní, que se hacía llamar Mateo, dijo que creció en un familia muy religiosa en Irán. Abandonó el Islam cursando su segundo año de universidad al descubrir lo que describió como “problemas en el Corán”. Mateo escribió un libro de ficción que criticaba el Islam y el editor lo envió a las autoridades, que lo hizo aterrizar en la sección “religiosa” de la conocida prisión de Evin, en Teherán. 

Pasé cinco meses en confinamiento solitario y fui torturado”, dijo Mateo. “Las fuerzas de seguridad me acusaron de sionista. En ese momento, ni siquiera entendía lo que significaba”, dijo. 

Una copia de su libro fue enviada a tres ayatolás religiosos para decidir su destino conforme a la ley Sharia, dijo. Afortunadamente, sin embargo, antes de que se emitiera un veredicto Mateo escapó de Irán con la ayuda de un amigo médico que lo había tratado en la cárcel. El médico lo refir a un especialista de riñón que, durante el examen de ultrasonido, sustituyó los resultados con los que sacó de su bolsa, mostrando que tenía piedras en el riñón, lo que le permitió salir de la cárcel bajo fianza. 

El hermano de Mateo, que era oficial de policía, hipotecó su casa para recaudar el dinero de la fianza y le ayudó a huir del país por un puesto de control fronterizo a Turquía en 2004. Acabó en Canadá como refugiado. Su hermano perdió su casa.

Fuente: The Jerusalem Post

Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.enlacejudio.com/2015/11/09/una-vez-fui-un-tipo-que-quemaba-banderas-israelies/

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