Los funcionarios tienen que dar marcha atrás y preguntar el motivo por el cual tal doble estándar está siendo tolerado una vez más en la Unión Europea.

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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Se ha dicho desde hace mucho que una de las piedras angulares de Europa es la justicia. Muchos políticos aquí hablan a menudo acerca de dar a la gente “una oportunidad justa” en la vida. Pero ahora parece que hemos alcanzado los límites de esa justicia, y ésta termina en Israel.

El miércoles la Unión Europea comenzó a implementar un régimen de etiquetado que requiere la identificación clara de ciertos productos hechos en la Margen Occidental. Ahora ya no es más suficiente decir de donde vinieron estos productos, como con los productos de cualquier otro lado en el mundo. Las etiquetas ahora deben mostrar también si los bienes llegaron de un “asentamiento israelí.” Los funcionarios afirman que esto está destinado a señalar a la “ocupación” de Israel, pero lo que hace realmente es diferenciar y discriminar entre bienes producidos por dos pueblos que están viviendo y trabajando en el mismo territorio.

Hay fuertes argumentos fácticos y legales a ser hechos contra esta designación. Por un lado, estas medidas restringen el comercio de Israel, en violación de numerosos tratados multilaterales, incluido el Acuerdo de la Organización Mundial de Comercio sobre Barreras Técnicas al Comercio, y el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles.

Pero también hay una inconsistencia en la aplicación de esta designación. No sólo la UE no penaliza a ninguna otra nación por lo que puede ser considerado una ocupación, sino que de hecho se beneficia de algunas de ellas.

El año pasado, por ejemplo, la UE firmó un acuerdo con Marruecos extendiendo sus tratados de pesca dentro del Sahara Occidental. Los marroquíes han sido acusados de ocupar esa región y llevar a cabo una campaña de limpieza étnica contra el pueblo indígena allí. Sin embargo el acuerdo permite a la UE y Marruecos beneficiarse de esta ocupación.

En el norte de Chipre, la UE proporciona subvenciones y fondos directos a la auto-declarada República Turca de Chipre del Norte. Incluso ofrece un programa de ayuda para los chipriotas turcos, aun cuando la invasión turca y la transferencia de su población han sido condenadas por las Naciones Unidas.

Si hubiera diferencias sustanciales o legales entre estos casos y el de Israel, la UE seguramente habría sido comunicativa con ellos. Pero no ha sido o podría ser dada jamás ninguna explicación.

Hay, sin embargo, una diferencia crucial que la UE parece ignorar.

Siendo la UE un firmante y testigo de los acuerdos en el proceso de paz entre Israel y los palestinos, ha asumido un compromiso que no debe ser tomada ninguna medida para cambiar la condición del territorio o predeterminar el resultado de las negociaciones. La UE no ha asumido tal compromiso legal para cualquier otro conflicto en el mundo. Uno por lo tanto habría esperado que la UE asuma un enfoque más equilibrado, equitativo y justo hacia su relación con Israel.

Esta es una triste acusación de una unión que fue creada en parte para librarse de los conflictos y prejuicios del pasado. Hace setenta años existía otro doble rasero, cuando los negocios judíos en Europa fueron señalados y etiquetados en forma deliberada, dando ascenso a una cierta sensibilidad entre el pueblo judío hacia tales acciones. Aquellos en la UE que están presionando ahora por etiquetas en los productos hechos por judíos deben dar marcha atrás y preguntar por que tal doble rasero está siendo tolerado una vez más.

La UE tiene que entrar en razones y regresar a desempeñar un rol constructivo en la muy buscada paz entre israelíes y palestinos. No debe asumir medidas unilaterales y posiblemente ilegales contra  una parte del conflicto y acusar a un pueblo en el mundo. Eso no sólo es injusto, claramente es discriminatorio.

El Sr. Kantor es el presidente del Congreso Judío Europeo.

Fuente: Moshe Kantor – The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México