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Lulú

Dos semanas atrás asistimos al Teatro Juan Ruíz de Alarcón, en la Ciudad Universitaria de la Ciudad de México, a la transmisión directa, desde el Metropolitan Opera de Nueva York, de la opera Lulú, considerada como una de las mas notorias obras escénicas del siglo XX, cuyo estreno mundial, versión inconclusa, fue en el Teatro de la Opera, Zúrich 1937; su estreno en versión de tres actos en el Teatro Nacional de la Opera, París, 1979; el estreno en el Metropolitan fue en 1977.

A mi parecer, Lulú en cierta forma se asemeja a las interpretaciones musicales de Cabaret de “entre guerras” como las de la cantante y actriz alemana Ute Lemper. Es interesante señalar que los treintas del siglo pasado, cuando se estrenó Lulú, fue una época de liberación femenina, de aquí que tenga un contenido visiblemente sexual. Creo que en este tipo de obras no solo cuenta ser tenor o soprano, sino que los actores tengan habilidades para el baile y la actuación.

Lulú es el drama de una joven mujer que domina sexualmente y emocionalmente a varias personas, sus víctimas, tanto hombres como mujeres. Ella misma resulta víctima de la sociedad; parece encarnar todos los aspectos terribles de la condición humana, una combinación de instinto primario y amoralidad que la hace terminar como prostituta para sobrevivir y ser asesinada por un cliente: Jack “El Destripador”.

La música es de Alban Berg (1885-1935), compositor austriaco, alumno de Arnold Schoenberg, compositor y pintor también austriaco, reconocido como uno de los primeros compositores que crearon la técnica del dodecafonismo, basada en series de doce notas que la hace accesible a todo tipo de públicos. Berg murió antes de terminar el tercer acto de la opera, y Lulú se estreno como fragmento. Su viuda puso obstáculos para que se concluyera la música con base en los apuntes de Berg, propósito que se consiguió después de su muerte por el compositor austriaco Fiedrich Cerha, en 1977.

El elenco de Lulú es sobresaliente, particularmente la participación de la soprano alemana Marlis Petersen, que interpreta a Lulú. Marlis se autoevalúa como una voz de soprano lirica con coloratura, perfecta para Mozart y para todo el repertorio que requiere de una buena dicción y un canto preciso. Su repertorio completo contiene alrededor de 40 papeles diferentes; los que más le gusta interpretar son Susanna de Mozart y Lulú de Alban Berg; su papel en Lulú la ha llevado a presentarse al lado de importante orquestas y teatros como la Stoats Opera de Viena, Berlín, Múnich, la Opera Bastille de París, la Royal Opera House de Londres, Festival de Salzburgo, La Monnaie de Bruselas, la Lyric Opera de Chicago y el Metropolitan de Nueva York, entre otros.

La extraordinaria interpretación de la orquesta estuvo a cargo del director alemán Lothar Koenings.

Everyman

Nuevamente acudimos al Teatro Juan Ruíz de Alarcón el 28 de noviembre pasado a la función diferida del National Theatre Live de Londres en la que se presentó Everyman; el personaje que da nombre data de la Edad Media; en esta obra el autor es desconocido; el personaje central es un individuo exitoso, popular y presuntuoso que recibe la visita de la Muerte, quien debe alistarse para hacer su último viaje. Abandona entonces la vida que ha construido mientras busca en vano a un amigo que desee acompañarle. Aterrorizado, describe que los atributos como la hermandad, los bienes materiales, y la sabiduría lo han abandonado. Everyman se salva finalmente del terror del aislamiento existencial porque uno de los personajes, “buenas acciones”, está dispuesto a acompañarlo a la muerte; esta es la moraleja cristiana de la obra, que sirve de sostén frente al aislamiento postrero; así Every Man se considera como la mejor obra del teatro moralista de la época medioeval.

La primera adaptación de Everyman en la época moderna se hizo en 1901 en un espectáculo al aire libre en la Charter House en Londres. De esta versión se hicieron producciones cinematográficas en 1913 y 1914. En 2002 se realizó una adaptación cinematográfica dirigida por John Farrell, quien actualizó el desarrollo de la obra a principios del siglo XXI. La laureada poetisa británica Carol Ann Duff (2009), la adaptó de manera libre, convirtiéndola en un argumento secular sarcástico sobre el materialismo miope en nuestros días y un recordatorio de nuestra propia muerte; esto es importante por que cuando el individuo habla de ella, generalmente se refiere a la de un tercero. La trama plantea de si solo a través de la muerte podemos entender nuestras vidas. Everyman es protagonizado por el nominado al Oscar, el actor de color londinense Chiwetel Ejiofor, quien realiza su papel de manera extraordinaria. En palabras del propio Ejiofor evalúa a su personaje como un tipo que tiene que presentarse ante Dios por un ajuste de cuentas de la vida que ha vivido, el juicio final. La dirección de Everyman estuvo a cargo de Rufus Norris de 50 años, director artístico del Teatro Nacional de Londres quien en marzo del 2015 substituyó a Nicholas Hytner; tiene en su filmografía tres películas: Rey Bastardo (2009), Broken (2012) y London Road (2015).