AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – ¿Qué se puede hacer con estos americanos y europeos? Parecen estar siempre suspirando por un diálogo entre israelíes y palestinos que acabe en un acuerdo de paz, sin embargo, extrañamente todos parecen conscientes de que los palestinos, honestamente, no han satisfecho ni la más mínima demanda de Israel: cesar la incitación (acordado incluso en los acuerdos de Oslo – y no requiere financiación) y el reconocimiento de Israel como Estado judío. Muchos en todo el mundo siguen viendo a Israel como potencialmente el próximonúmero 22 – Estado árabe.

Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, se festejado regularmente por los occidentales de buen corazón, como el presidente de Francia, François Hollande (izquierda) y altos funcionarios de la Unión Europea como Federica Mogherini y Jean-Claude Juncker (derecha).
Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, se festejado regularmente por los occidentales de buen corazón, como el presidente de Francia, François Hollande (izquierda) y altos funcionarios de la Unión Europea como Federica Mogherini y Jean-Claude Juncker (derecha).

Por Bassam Tawil

Por duro que sea decirlo, los judíos tienen su parte de razón. Hay una preocupación legítima de que sin esa estipulación, habrá dos Estados palestinos: Cisjordania e Israel – en realidad tres si contamos Gaza.

Los estadounidenses y los europeos parecen no darse cuenta de que, para el pueblo judío, la solicitud de un estado tiene que ser una condición previa para cualquier discusión de Jerusalem, también, basada de su historia. Antes de 1967, cuando la mitad de Jerusalem estaba en manos de Jordania – a lo que la comunidad internacional dice que quiere que Israel vuelva – unas 38.000 antiguas lápidas judías fueron sacadas del cementerio del Monte de los Olivos por residentes árabes y utilizadas para pavimentar letrinas. [1]

Sin embargo, estos buenistas estadounidenses y otros occidentales presionan a Israel para que actúe como “adulto responsable” y haga gestos unilaterales de buena voluntad. Piden a los israelíes que se retiren de los territorios ocupados y se lleven con ellos a los residentes judíos de los asentamientos de Judea y Samaria. Parecen haber olvidado lo que ocurrió hace poco más de diez años, en la Franja de Gaza, cuando los israelíes, en un gesto unilateral de buena voluntad, evacuaron unilateralmente cada metro de Gaza en 2005, así que los palestinos podían construir un Singapur – ¡sin condiciones! A cambio, se encontraron con Hamas y una guerra de cohetes de nueve años. Si alguien cree que los israelíes piensan intentarlo de nuevo, les espera una sorpresa.

Como palestino, celebro el enfoque humanista que hace un llamamiento a los fuertes para que cedan a los débiles; pero un examen honesto de los problemas hace que me pregunte si los occidentales de verdad entienden Oriente Medio. Tratando de encontrar una solución justa, siguen cometiendo todo error posible. En primer lugar, siguen exigiendo concesiones israelíes que socaven la seguridad del país – y no exigen a los palestinos ni una declaración, como que “Israel tiene derecho a existir”.

Los occidentales, al parecer, quieren asustar a Israel a que haga concesiones. Lo que parecen olvidar es que en la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, los territorios serían ocupados hasta que se resuelva la disputa. Ahora, eso hace un buen juego de tira y afloja: Nunca se termina el conflicto, por lo que el territorio sigue ocupado, entonces culpas al otro lado ¡para ocuparlo tú! Hasta nosotros nos damos cuenta.

La última demanda de los buenistas occidentales – tan devastadora para el empleo de los palestinos – es etiquetar los productos de los territorios ocupados. Este requisito no se pide a ninguna otra nación ocupante: ni a Rusia en Crimea y Ucrania, ni a Turquía en Chipre, ni a Pakistán en Cachemira, ni a China en el Tíbet. Es básicamente una forma de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), supuestamente destinada a aplastar a Israel económicamente.

Lo que estos buenistas occidentales no ven es que sus amenazas sólo fortalecen la percepción de peligro de Israel, y terminan creando un resultado opuesto del que pretendían. En lugar de llevar a los israelíes y a los palestinos a la mesa de negociaciones, tal movimiento fortalece la comprensible decisión de Israel de protegerse. Pero ejercer presión sobre los israelíes no los inducirá a cometer suicidio colectivo. Por el contrario, hará tanto a los israelíes como a los palestinos más intransigentes que nunca.

La amenaza estadounidense de que Israel se convertirá en un estado binacional tiene la intención de asustar a Israel para que renuncie a sus intereses vitales a cambio de nada por parte de los palestinos. En realidad, la amenaza simplemente endurece la determinación de los palestinos e impide que nuestros líderes concedan incluso la más pequeña de las demandas de Israel. La amenaza estadounidense es un obstáculo para la paz.

Más que nada, lo que asombrosamente los occidentales no parecen entender, es que el objetivo de la incitación actual y los ataques de la Autoridad Palestina (AP) provienen de un deseo de reemplazar a Israel con un Estado palestino.

Busque un minuto a la Autoridad Palestina. En Medio Oriente, tarde o temprano, todo lo que puede colapsar, colapsa – independientemente de los esfuerzos para apuntalarlo. Los israelíes, muy experimentados en la materia, como es comprensible, no van a echar su suerte con el actual líder de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. El estertor de la muerte de su régimen se hace más fuerte cada semana, incluso los occidentales seguramente lo ven. Así que si la AP puede caducar en cualquier momento, ¿cómo se le ocurre a nadie siquiera pensar en pedir que los israelíes pongan su futuro en las manos temblorosas de Abbas? ¿Los occidentales seriamente creen que los israelíes renunciarán a su seguridad a cambio de las promesas vacías de un régimen a unos pasos vacilantes de la implosión?

Por desgracia, los israelíes ya saben – de nuevo de la historia – que hasta el momento, al menos, las promesas palestinas no valen un zapato viejo. Una vez más, a modo de ejemplo, en los acuerdos de Oslo, los palestinos firmaron un acuerdo de no utilizar el terrorismo para lograr objetivos políticos.

Mahmoud Abbas puede ser presidente de Palestina, pero ¿a quién representa? Desde luego, no representa a los palestinos de la Franja de Gaza, Israel, Jordania, Líbano, Siria ni a ningún otro lugar donde hay palestinos. Ni siquiera representa a los palestinos en su propia Cisjordania. Amplias franjas de palestinos en Cisjordania ya no consideran a Abbas su representante legal. Su mandato terminó hace años; ahora está en el undécimo año de su mandato de cuatro años. Puedo prometer venderte ese olivo de allá, pero ¿qué puedo hacer si no es mi olivo? Sinceramente, él no puede prometer nada a nadie.

Los palestinos de Gaza también rechazan la legalidad del reinado de Abbas. Apoyan a Hamas. No sólo eso, sino que en la Ribera Occidental, los partidarios de Hamas constituyen aproximadamente la mitad de la población. Su objetivo es destruir la Autoridad Palestina, y a Mahmoud Abbas junto con ella.

Por lo tanto, los israelíes consideran al presidente palestino un enfermo terminal, en terapia intensiva – también conocida como fuerzas de seguridad israelíes, apoyo económico israelí y limosnas occidentales.

A pesar de depender totalmente de esta caridad, la posición de Abbas es tan débil que para permanecer en el poder, tiene que complacer a sus oponentes, al “frente de resistencia” y a las organizaciones terroristas islamistas en el campo palestino. Por lo tanto, afirma que quiere llegar a un acuerdo de paz con Israel, y que “las manos palestinas están extendidas para la paz”; pero al mismo tiempo ataca implacablemente a Israel en el frente internacional, en las agencias de la ONU y en la Corte Penal Internacional. Mientras tanto, él y sus secuaces incitan a los palestinos a apuñalar, atropellar y disparar a los israelíes de muerte, mientras idealiza, glorifica y financia – con los fondos que recibe de Occidente – a los terroristas “shaheeds” [mártires] y sus familias.

Hamas e ISIS, al menos, dicen la verdad. Declaran abiertamente y en repetidas ocasiones su intención de destruir lugares “infieles” como Israel y Roma – de la misma manera que el Islam conquistó la antigua sede de la cristiandad, Constantinopla. Mahmoud Abbas, por el contrario, es un simplemente hipócrita cobarde que logra engañar al mundo hablando de paz mientras incita el terror.

Si una organización terrorista islamista asume el control de la Autoridad Palestina, realmente le hará la vida mucho más fácil a Israel. Israel podrá explicar su posición de seguridad al mundo y luchar contra el terrorismo en los territorios ocupados – sin tener que negociar, hacer concesiones ni pedir a los palestinos reconocimiento.

A algunos israelíes les preocupa la posible caída de Mahmoud Abbas y una toma islamista radical de Cisjordania. Pero ningún país occidental apoyará el establecimiento de un emirato islámico en Cisjordania. Los islamistas matarán a los líderes de la Autoridad Palestina, tal como hizo Hamas en 2006-2007 en Gaza. Y como de costumbre, solamente sufrirán los palestinos.

Las únicas personas con razón, asustadas por la idea de una toma de control de Hamas o ISIS en Cisjordania son Mahmoud Abbas y su leales de Fatah. El liderazgo palestino será ejecutado sumariamente y sus mal habidas ganancias confiscadas.

El pueblo palestino, por otro lado, ya casi totalmente radicalizado, no parece ni un poco preocupado por vivir bajo un régimen islamista dirigido por Hamas o Estado islámico. Son musulmanes: muchos sienten que eso los hará más puros.

La negativa palestina a reconocer a Israel como Estado judío no es sólo una cuestión de semántica que podría cambiar con el tiempo. Es una ideología profundamente arraigada que no cambiará nunca; que forma parte integrante de la percepción palestina islamista militante de que los judíos son una secta religiosa – no una nación – y por lo tanto no merecen soberanía, una patria o una nación.

Los palestinos, al igual que otros musulmanes de todo el mundo, creen que cualquier tierra una vez conquistada por el Islam se convierte en parte del waqf, dotación religiosa del Islam, propiedad de Islam a perpetuidad. Esto incluye la tierra de Palestina e Israel, y significa que los judíos no tienen derecho a existir ni siquiera en una pizca de ella.

Nuestros líderes saben que reconocer al Estado judío significaría renunciar al “derecho de retorno” de los refugiados palestinos al Estado de Israel, y asentarlos sólo en el futuro Estado palestino. Simplemente no pueden estar de acuerdo con eso.

Cada palestino sabe en su corazón que no queremos un estado nuestro propio junto a Israel, sino en lugar de Israel. Los palestinos no han renunciado, y no renuncian, al derecho al retorno; en el fondo, esperan que de lugar a la extinción demográfica de Israel y, sobre sus ruinas, establecerán un Estado de Palestina.

Los judíos que viven en Oriente Medio entienden la dinámica de Oriente Medio y el reto de mantener un estado independiente y democrático en una región acosada por el caos y el conflicto interno. Saben que cualquiera que parpadea es percibido como débil, y que cualquier parpadeo es percibido por un adversario como una puerta abierta.

A pesar de las amenazas de Occidente, los israelíes no parecen particularmente sacudidos. Israel ha abierto enormes nuevos mercados en Lejano Oriente y parece que les está yendo brillantemente. Demográficamente, el número de judíos entre el río Jordán y el mar Mediterráneo está aumentando.

Lo que nuestros líderes caducados no han logrado entender es que los israelíes nos han tendido una trampa: están construyendo sus planes sobre la base de nuestra intransigencia. Nuestros líderes sólo son alentados por falsas esperanzas y expectativas poco razonables dadas por los buenistas occidentales.

Sus intenciones pueden ser incluso buenas, pero persistentemente se niegan a ver que nuestros líderes simplemente no tienen la voluntad, el coraje o la capacidad de ofrecer ni un plato lleno de barro. Mahmoud Abbas, y el liderazgo de la Autoridad Palestina prefieren dejar las cosas como están en vez de ser denunciados como traidores por su gente por sentarse con los israelíes en una mesa de negociaciones.

Abbas sabe – como muchos de los líderes de Europa aparentemente no – que sin la presencia de Israel en Cisjordania, Hamas y Estado Islámico lo ejecutarían, junto con sus colaboradores, en una plaza pública mañana.

Abbas no quiere volver a las negociaciones con los israelíes porque sabe que no tiene absolutamente nada que ofrecer. Su objetivo principal es ahora, con la ayuda de la comunidad internacional, imponer una solución a Israel. La solución que busca – una retirada total a las líneas de 1967 – representaría una amenaza existencial para Israel. También sería sólo cuestión de tiempo que el Estado palestino fuera dirigido por Hamas o Estado islámico.

Damos las gracias a estos buenistas occidentales por sus buenas intenciones. Pero están causando sufrimiento a todo el mundo y no logran nada. Nuestro deseo para el nuevo año es, por favor, a estos buenistas occidentales que buenamente se detengan.

Bassam Tawil es académico con sede en Oriente Medio

[1] En el Monte de los Olivos, los árabes de Jordania retiraron 38.000 lápidas del antiguo cementerio y las utilizaron como adoquines para carreteras y como material de construcción en los campamentos del Ejército de Jordania, incluyendo el uso de letrinas. Cuando el área fue recapturada por Israel en 1967, las tumbas se encontraron abiertas con los huesos dispersos. Partes del cementerio fueron convertidos en estacionamientos y una estación de servicio, y una carretera de asfalto fue construida atravesándolo.

Fuente: Gatestone Institute – Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México – https://www.enlacejudio.com/2016/01/02/palestinos-salvennos-de-los-buenistas-occidentales/ – Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico