En los valles de Galilea, por las laderas del Monte Carmelo, brinca el raro gamo persa. Su presencia en el norte de Israel es, se podría decir, un milagro. También se lo puede llamar el fruto de una travesura loca.

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Gamo persa. (Foto: Eyal Bartov)

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Catalogado en el Deuteronomio como una de las criaturas unguladas que los judíos pueden comer, el tostado gamo (parsi yachmor, en hebreo) fue una vez vista común en Tierra Santa, aunque la caza acabó con ellos en el año 1900. En 1978, sin embargo, todo cambió.

El General Abraham Yoffe, miembro fundador de la Haganá, era un amante de los animales. Así que cuando se enteró que todavía vagaban gamos en Irán, cortejó funcionarios iraníes, y finalmente se aseguró cuatro ciervos como regalo. Pero dos cosas detuvieron el transporte: el general Yoffe tuvo un leve ataque al corazón. Y la Revolución Islámica estalló.

Cuando las calles de Teherán vibraban con la violencia, Mike Van Grevenbroek, zoólogo enviado desde Israel, pasó a escondidas una pistola de soplar dardos disfrazada de caña en Irán, y salió a recorrer el país en busca de algunos ciervos. Entre nubes de gas lacrimógeno y encima de cristales rotos, Van Grevenbroek, junto con judíos iraníes que huían, llegó al aeropuerto, con los ciervos protegidos. Cuando su avión aterrizó en Tel Aviv, el general Yoffe lo esperaba, con lágrimas en los ojos.

Fuente: The Jewniverse / Zachary Solomon Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

https://www.enlacejudio.com/2016/01/08/los-grandes-ciervos-persas-de-israel/

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