La semana pasada hubo una discusión multipartidaria en la Knesset sobre la amenaza del movimiento boicot, desinversión, sanciones anti-Israel y cómo contrarrestarlo organizado por representantes de la política y la sociedad civil, entre ellos el ministro de Seguridad Pública Gilad Erdan, el MK de Kulanu Michael Oren y la MK del Likud Anat Berko, entre otros.

Por Annika Hernroth-Rothstein

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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El encuentro estaba destinado a centrarse en el movimiento BDS que ha ganado terreno en todo el mundo en el último año, con una ola de nuevas iniciativas BDS dirigidas a todos los aspectos de la vida de Israel desde la economía a la cultura y el mundo académico. La iniciativa de la UE de etiquetar los productos israelíes elaborados en Judea y Samaria ha conseguido máxima atención, junto con la consideración de corta duración del movimiento palestino de excluir a Israel de la competencia internacional de la FIFA. Sin embargo, la verdadera batalla es de escala menor, pero monumental en el impacto, y se está librando en los campus de toda la Diáspora.

La fuerza del movimiento BDS ha sido siempre la apariencia de ser un movimiento popular y el efecto David y Goliat que los activistas de BDS han tejido en su narrativa. El hecho de que jueguen el papel de marginados ha atraído a un conjunto juvenil de secuaces. Los campus están preparados para estos teatros, llenos de gente joven en busca de una causa, pero que carecen de la profundidad de la experiencia y madurez para cuestionar las fallas de la teoría o los motivos ocultos de quienes venden la mentira. Con el movimiento BDS, reciben un paquete, un villano y un héroe oprimido encadenado. La máquina anti-Israel, y sin duda es una máquina bien engrasada, les sirve a estos niños una historia demasiado buena como para revisarla, y ante jóvenes multitudes reminiscentes de movimientos de liberación reales de antaño, la mayoría de los medios de comunicación mundiales se lo están comiendo con cuchara.

La iniciativa anti-israelí del BDS se está centrando en algo equivocado. Uno de los factores que ha dado tanto éxito al movimiento BDS es la típica homogeneidad colectivista de izquierda, pero nunca podría lograrse sin la judería de la Diáspora separada de su centro – su casa.

El movimiento BDS está tratando de dividir y conquistar (y casi lo logra), y aquí es donde se debe administrar la primera ayuda. Estudiantes judíos en los campus de todo el mundo, y particularmente en los EE.UU., necesitan proximidad a la historia de Israel, y para tenerla, necesitan cercanía con el propio Israel.

La hasbará (diplomacia pública israelí) ha sido históricamente horrible, quizás debido a que Israel no confía en la magia de la historia que, literalmente, nació para contar. Obsesionado con la nación start-up y la tranquilidad de Tel Aviv, se ha olvidado de que la historia que tenemos es lo único suficientemente fuerte como para competir con las mentiras que disemina el movimiento BDS. La causa palestina se centra en la tierra, la identidad del pueblo y la opresión, y no hay manera de que podamos combatirlo con maravillas de la tecnología o desfiles del orgullo gay. Sólo nuestra verdad original puede competir con su mentira original, y en lugar de comisiones y reuniones, necesitamos sencillez y honestidad para contarla. Esta es la verdadera prueba para el Ministerio de Relaciones Exteriores y el gobierno – conectar a los líderes del campus con el país que, les guste o no, representan, y hacerles sentir que cuando son atacados, hay millones de nosotros que los respaldan porque compartimos esa misma historia.

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Las historias se legan por una razón. Hay un poder real en la narrativa en blanco y negro y, en el tropo aparentemente simple de bueno y malo. Hay mucho dinero y gran poder detrás del movimiento BDS, pero permanece oculto y deja que el trabajo se haga a través de los inocentes y mundanos. Pensar que podemos combatirlo con comités o legislación es dulce, pero equivocado, porque estaríamos enviando trajes para luchar con sudaderas, lo que sólo reafirmaría sus ideas. Claro, podemos adquirir empresas que boicotean a Israel y por la ruta legal detener el flujo de locura, pero eso hace poco para detener la ola, incluso aumenta su base de reclutamiento. Ellos elaboran ideas, nosotros tenemos que hacerlo también.

Cuando se trata de contar historias, el que dice la verdad siempre está limitado, pero a pesar de que Israel puede ser contenida por los hechos en cierto modo el movimiento BDS nunca lo será, sin duda podemos utilizar sus métodos con el fin de llevar el mensaje a casa. Han promovido su mentira como un movimiento de liberación, así que tenemos que recordarnos a nosotros mismos que somos el movimiento de liberación original, liberado de la esclavitud y devuelto a casa.

No necesitamos más hasbará porque en realidad no es tan complicado. Lo que tenemos que hacer para luchar contra el BDS es enseñar nuestra historia para que nuestra historia se pueda contar, y tenemos que tener el apoyo de todos los que la cuentan.

Annika Hernroth-Rothstein es asesora política, activista y escritora sobre Oriente Medio, asuntos religiosos y el antisemitismo global.

Fuente: Israel Hayom Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

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