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LEÓN OPALÍN PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Linor Abargil

El domingo pasado vi en CNN en Español un documental sobre Linor Abargil, la israelí que en 1998, a los 18 años, fue coronada Miss Mundo, quien seis semanas antes de recibir el título fue violada y apuñalada cuando estaba en Milán, Italia, trabajando como modelo mientras llegaba la fecha de la competencia.

Quiso viajar de regreso a Israel para pasar unos días con su familia; contactó a Uri Sholom Nur, un israelí dueño de una agencia que le habían recomendado, él dijo que no había vuelos disponibles hasta Tel Aviv y se ofreció a llevarla en automóvil a Roma para que allí pudiera tomar un avión. En el trayecto se apartó de la carretera, la golpeó, le amarró las manos, la apuñaló y, con navaja en mano, la violó varias veces. Mientras el agresor intentaba asfixiarla, Linor logró persuadirlo de que no la matara, el violador la regresó a Milán dejándola en la estación de trenes, no sin antes advertirle que nadie debería de enterarse de lo que había pasado.

La razón por la que llegó a Miss Mundo sin que nadie supiera, fue el acuerdo de silencio al que llegó con la policía de Israel, para que Nur no supiera que lo estaban investigando y así poder arrestarlo cuando viajara a Tel Aviv. Su tragedia se hizo pública al día siguiente de su coronación, ella contó su historia al jurado.

La importancia de la violación de Linor reside en que muestra lo tortuoso de su juicio en Israel y como Nur escabulló a la justicia en Italia, ya que después de la sentencia que le impusieron de 15 años, más de diez mujeres confesaron que habían sido víctimas de ese hombre, empero, no se atrevieron a contarlo. Nur es un verdadero sicópata; conocer este hecho fue un llamado de atención para Linor; si lo hubiesen denunciado en su momento, posiblemente ella no habría tenido que pasar por el trauma que vivió.

Su experiencia fue suficiente para que Linor estudiara derecho penal y se convirtiera en defensora de las mujeres víctimas de agresión sexual; así, Linor se reunió con la documentalista Cecilia Peck (hija del actor Gregory Peck) con el fin de hacer un proyecto donde mujeres víctimas de agresión sexual contaran su testimonio frente a la cámara y que entendieran que el primer paso para ganarle la pelea a sus agresores era denunciándolos. El documental tomó 4 años en producirse, en el que vi la semana pasada Linor habla cara a cara con estudiantes universitarias en varios campus de EUA, con jovencitas africanas y celebridades del ámbito artístico como Joan Collins y Fran Drecher (protagonista de la niñera) quienes compartieron sus historias de violación. En el documental se señala que las autoridades de los campus, a sabiendas de las violaciones, no tomaron acciones al respecto.

Linor inspira confianza a sus entrevistadas, “entienden que ella les cree y eso las ayuda a quitarse el sentimiento de culpa y a exorcizar sus culpas”; resulta dramático que frecuentemente jueces y amigos no crean que sus historias sean verídicas a pesar de que existen evidencias acusatorias. Linor reconoce que se convirtió “en la cara de las víctimas de la violación en todo el mundo”; pienso que esto le ha permitido sublimar sus penas.

En el documental también participan los padres Linor, el novio que tenía en 1998 y su actual marido, que expresan el sufrimiento que experimentaron con la violación y el juicio contra el agresor; mencionan que la violación cambió su vida, empero, su fortaleza ayudó a que se convirtiera en una luchadora; pasó de ser una adolescente víctima de una terrible violación, en la que enfrentó a la muerte, a una abogada extrovertida y activista, que comparte con su papel de madre y esposa y con una fe judía renovada, ya que se convirtió en una mujer religiosa. La ortodoxia de Linor afectó a sus padres y a su actual esposo, que son judíos seculares. Su esposo, por el amor que le tiene a Linor, decidió ser un judío observante.

Para Linor volverse religiosa representó un especie de catarsis. Cuando la religiosidad se convierte en intolerancia es otra situación; lo experimento con mi propia hija, Tali,  y también amigos judíos me han comentado de los problemas que tienen con hijos o hermanos que son religiosos. En el judaísmo se manifiesta una tendencia dual en su evolución, grupos muy liberales que pierden la esencia de su fe y, los que se arraigan a ella y se encierran en un mundo que rechaza a quienes no siguen sus reglas, que para ellos son básicas para la sobrevivencia del judaísmo y así evitar la asimilación. No obstante, existe una mayoría de judíos, entre ellos yo, que buscamos arraigar nuestra identidad, nuestras tradiciones y costumbres integrándonos a la modernidad y a las comunidades donde nacimos.

Lo cierto es que para mi esposa y para mí ha sido muy difícil la situación que vivimos con Tali. A mi manera de ver, su intolerancia, al igual que con los judíos ortodoxos, se extiende mas allá de lo religioso, a la relación familiar en general. Ella y su esposo se han alejado de nosotros, de alguna manera nos imponen barreras para que podamos convivir con Orli, nuestra nieta, por la que estamos verdaderamente desbordados. Su actitud contradice uno de los principios básicos de la Torá (libro sagrado de los judíos), que es honrar a los padres. Le hago ver que el alejamiento familiar no solo nos daña a nosotros, sino a su propia hija, que es muy sensible y percibe que tiene derecho al cariño de sus abuelos. Lo que más deseamos, sobre todo en nuestra actual etapa de senectud, es vivir en paz y en armonía familiar.

Por otra parte, tuve una gran alegría por la visita que me hicieron mis otros cuatro nietos al inicio del año. Vinieron por separado; primero Alan y Ari próximos a cumplir 18 y 12 años, respectivamente, pasaron dos días en casa. Su madre siempre busca pretextos para que no nos visiten. Como siempre la pasamos muy bien; ellos se sienten muy identificados con nosotros. Mi hijo menor David y su novia, se encargaron de pasearlos. Alan en seis meses termina la preparatoria y se irá de Hajshará (programa específico para jóvenes judíos de la diáspora en Israel) por 8 meses; a su regreso tiene planeado iniciar la carrera de Medicina.

Mis nietos, Sari y Berni, pasaron unos días después una larga e integradora tarde con nosotros. En abril y marzo cumplen 22 y 19 años, en cada caso. Berni regresó hace un mes de su Hajshará en Israel y este lunes inició la carrera de Administración de Negocios; Sari estudia diseño de modas, creo que está cursando el cuarto trimestre. Berni nos comentó que si bien en su estancia en Israel se reforzaron las medidas de seguridad por los ataques palestinos con armas blancas a la ciudadanía israelí, la vida de esta última siguió con normalidad. Ambos se sienten identificados con Israel, empero, manifestaron que ellos no emigrarán a ese país, aquí en México está su familia y yo diría su futuro.

Tuve la oportunidad de entregarles 10 volúmenes empastados de la Revista Siempre del inicio del año 2000 que contienen mis colaboraciones editoriales semanales a esa revista, básicamente sobre temas de economía nacional e internacional. Les mencioné que los libros son una especie de legado, que deben conservar para fortalecer su identidad familiar; poco a poco les daré otros materiales, al igual que a mis nietos Alan y Ari, son un testimonio de mi vida. Una familia sin identidad, es una familia sin alma.