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*CLAUDIO EPELMAN

Cómo se llora a seis millones de muertos?”, se preguntó Elie Wiesel, sobreviviente de los campos de concentración del nazismo, escritor y Premio Nobel de la Paz.

Wiesel fue uno de los tantos jóvenes llevados forzosamente a campos de concentración, en los que vieron perecer de la peor manera a sus afectos y tuvieron que enfrentarse a las condiciones más terribles, en términos físicos y psicológicos. La industria del odio generó la maquinaria más implacable de aniquilamiento que la historia moderna que la humanidad pueda recordar. Aunque algunos intenten negar su existencia.

El sitio web www.seismillonesnuncamas.org, la iniciativa del Observatorio Web que analiza en You Tube los materiales sobre el Holocausto, ha contabilizado en más de 20 millones las visualizaciones de videos negacionistas. Esto significa que millones de personas consumen información que les indica que el Holocausto es una historia inventada. “Holocuento”, “la mentira del Holocausto”, “el mito del Holocausto”, son algunas de las expresiones que se difunden en esos videos. Internet es un espacio al que debemos prestarle cada vez más atención.

De forma frecuente, a lo largo de los años, desde la comunidad judía hemos hablado de la importancia de la memoria para evitar la repetición de la historia. Incluso a riesgo de caer en un lugar común, en la construcción de una frase trivial. Esas que pierden valor de tanto ser repetidas. Pero fue otra repetición la que hoy nos pone en alerta. La reedición de “Mi Lucha”, el libro doctrinario de Hitler velozmente agotado hace pocos días en las librerías alemanas, amenaza -casi un siglo después- , convertirse nuevamente en un inspirador de muerte.

Las persecuciones religiosas, no parecen respetar fronteras ni fragmentos históricos, mientras en Medio Oriente, como denunció el Papa Francisco, las minorías cristianas son perseguidas y asesinadas en nombre de un fanatismo inexplicable, en algunas zonas de nuestro país están sucediendo algunos hechos con tinte nazi. Las pintadas y las feroces golpizas que se registraron deben ser investigadas y los responsables llevados a la justicia.

Quienes conocemos de cerca las historias de barbarie cometidas por los nazis, sensibles a los valores humanos más nobles, asumimos la responsabilidad de que esta clase de hechos no vuelvan a suceder nunca más. Los testimonios de los sobrevivientes y el cuidado de los documentos que describen el horror resultan fundamentales para esta tarea.

Sin embargo, no es ni será suficiente para combatir el olvido y la desinformación. Sólo a través de la educación seremos capaces de transformar esta realidad, debemos ayudar a las nuevas generaciones en el desarrollo de una visión crítica, para que tomen lecciones de este capítulo nefasto de la historia. La misión es complicada: la humanidad se resiste a aprender, y es el hombre quien se tropieza varias veces con la misma piedra.

 
*Director Ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano

Fuente:clarin.com