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BAN KI-MOON

En Israel y los territorios palestinos ocupados, 2016 ha comenzado como terminó el año anterior – con niveles inaceptables de violencia y un discurso público polarizado. Esa polarización se manifestó en los pasillos de las Naciones Unidas la semana pasada cuando señalé una simple verdad: La historia demuestra que la gente siempre reacciona a la ocupación.

Algunos optaron por disparar al mensajero – tergiversando mis palabras y convirtiéndolas en una justificación equivocada de la violencia. Los apuñalamientos, las embestidas de coche y otros ataques de los palestinos contra civiles israelíes son reprobables, al igual que la incitación a la violencia y la glorificación de los asesinos.

Nada justifica el terrorismo. Yo lo condeno categóricamente.

Sin embargo, las medidas de seguridad por sí solas no pueden detener la violencia. Como he advertido al Consejo de Seguridad la semana pasada, la frustración y las reclamaciones de los palestinos se están acrecentando bajo el peso de casi medio siglo de ocupación. Ignorar esta situación no la hará desaparecer. Nadie puede negar que la realidad cotidiana de la ocupación provoca la ira y la desesperación, los principales impulsores de la violencia y el extremismo que socavan cualquier esperanza de una solución negociada de dos Estados.

Los asentamientos israelíes siguen en expansión. El Gobierno ha aprobado planes para más de 150 nuevas viviendas en los asentamientos ilegales ubicados en los territorios ocupados de Cisjordania. El mes pasado, 149 hectáreas en Cisjordania fueron declaradas “tierras del Estado”, un estatus que normalmente beneficia a los colonos israelíes.

Al mismo tiempo, miles de viviendas palestinas en la zona están en riesgo de demolición a causa de obstáculos que pueden ser legales en papel pero en la práctica son discriminatorios. Los palestinos – especialmente los jóvenes – están perdiendo la esperanza ante lo que parece ser una severa, humillante e interminable ocupación. Los israelíes también están sufriendo ataques casi diarios, perdiendo de vista la posibilidad de una paz global con los palestinos.

Las Naciones Unidas, junto con Estados Unidos, la Unión Europea y la Federación Rusa, insta a producir cambios sustanciales en la política para fortalecer los pilares económicos, institucionales y de seguridad de la Autoridad Palestina. Participamos con los países árabes de la región a fin de fomentar el apoyo que ambas partes requieren para lograr la paz y la seguridad para israelíes y palestinos por igual.

Seguimos trabajando con Israel y la Autoridad Palestina para reconstruir Gaza y prevenir otro conflicto devastador, presionando a los palestinos para una verdadera reconciliación nacional. Por supuesto que un acuerdo duradero entre Israel y Palestina requiere difíciles compromisos por parte de los líderes y los pueblos de ambos lados. Las autoridades israelíes deben apoyar a la Autoridad Palestina y las instituciones palestinas de manera inequívoca. Esto requiere cambios significativos en las políticas relacionadas con la Ribera Occidental y Gaza, salvaguardando las legítimas preocupaciones de seguridad de Israel.

Tales medidas pueden comenzar con la vivienda, el agua, la energía, las comunicaciones, la agricultura y el acceso a los recursos naturales. Éstas deben incluir la aprobación inmediata de los planes generales propuestos por las comunidades palestinas en la zona C de Cisjordania bajo control israelí, lo que permitirá la inversión y el desarrollo.

Por su parte, los palestinos deben hacer compromisos políticos para que Gaza y Cisjordania se unan bajo un solo gobierno democrático según los principios establecidos por su organización nacional, la Organización de Liberación de Palestina. Esto también implica la firme y constante denuncia del terrorismo y la adopción de medidas preventivas para poner fin a los ataques contra israelíes, incluyendo el cese inmediato de la construcción de túneles desde Gaza.

Siempre enfrentaré a aquellos que desafían el derecho de Israel a existir, al igual que siempre defenderé el derecho de los palestinos a tener su propio Estado. Es por ello que me preocupa el hecho de que estamos llegando a un punto de no retorno para la solución de dos Estados. Y me inquietan las declaraciones de altos cargos del gobierno israelí de abandonar este objetivo totalmente.

El estancamiento conlleva riesgos graves para ambas partes: la continuación de la ola de terrorismo y asesinatos; el colapso de la Autoridad Palestina; mayor aislamiento y presión internacional sobre Israel; y la corrosión de la base moral de ambas sociedades, cada vez más habituadas al dolor del otro.

La crítica a las Naciones Unidas – o los ataques en mi contra – vienen con el territorio. Pero cuando verdaderas inquietudes por las políticas miopes o moralmente perjudiciales emanan de tantas fuentes, incluyendo los amigos más cercanos de Israel, es imposible seguir rechazando las críticas de todos los bien intencionados.

Cada uno es libre de elegir lo que acepta o rechaza de los discursos. Pero ha llegado el momento de que israelíes, palestinos y la comunidad internacional lean la escritura en la pared: El status quo es insostenible. Mantener a otro pueblo bajo la ocupación indefinidamente pone en peligro la seguridad y el futuro de los israelíes y los palestinos.

Fuente: The New York Times

Traducido por Esti Peled

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