ISRAEL – En un movimiento sin precedentes, el primer ministro Benjamín Netanyahu compareció ante la Corte Suprema para defender el acuerdo firmado entre la empresa estadounidense Noble Energy y el Grupo Delek de Israel para la extracción de gas natural de yacimientos marinos, en tanto que los jueces deliberan sobre peticiones en contra.

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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Esta es la primera vez que he solicitado comparecer ante la Corte Suprema en los 10 años que he servido como primer ministro. A mi parecer, esta es la primera vez en la historia del Estado de Israel que un primer ministro pide comparecer ante la corte,señaló Netanyahu al inicio de su testimonio.

El primer mandatario pidió a los jueces rechazar las peticiones contra el acuerdo actual, advirtiendo que “pese a las buenas intenciones, podríamos perder una oportunidad histórica”.

Israel anunció hace cerca de cinco años el descubrimiento de grandes yacimientos de gas natural frente a sus costas del mar Mediterráneo. La empresa estadounidense Noble Energy y el Grupo Delek de Israel, dirigido por el multimillonario Yitzhak Tshuva, formaron un consorcio para extraer gas de los principales yacimientos, Tamar y Leviatán. Tras la determinación del comisionado antimonopolios que la propiedad de las compañías de gas ‘constituía un monopolio, un comité del gobierno alcanzó a un acuerdo con las empresas para incluir a otros competidores.

Los críticos, incluyendo la autoridad antimonopolio, la Unión Sionista, Meretz, organizaciones no gubernamentales como el Movimiento por la Calidad del Gobierno en Israel y Adam Teva V’Din, argumentan que el acuerdo favorece a ambas compañías, a costa de los intereses de los ciudadanos israelíes.

El primer ministro señaló que Israel se encuentra “en un momento decisivo, en lo que respecta a los riesgos y las oportunidades para aprovechar el potencial de las reservas de gas en posesión del Estado. Cualquier retraso adicional o retroceso, tendría graves consecuencias que dudo que podríamos superar,” aseveró.

Asimismo, sostuvo que el acuerdo actual es una oportunidad para fortalecer las relaciones de Israel en el mundo e impulsar su economía, y advirtió que de alterarse, los inversionistas podrían dar vuelta atrás y comprar el gas a los enemigos del país.

Netanyahu señaló que no tenía intención de mencionar los argumentos legales contra el acuerdo de gas e indicó que comparecía ante un amplio panel de jueces “para destacar la gran importancia de implementar el plan actual, no sólo para la economía de Israel, sino para afianzar sus fuentes de energía, su seguridad nacional, y mejorar nuestra posición en Oriente Medio.”

No existe otra alternativa real al plan de gas que ya ha sido aprobado y me preocupan las posibles consecuencias de la demora. Esto podría llevar al colapso del plan formulado, causando importantes daños al Estado de Israel.”

El primer ministro destacó que Israel “necesita crear relaciones de confianza y cooperación a largo plazo con empresas internacionales y gobiernos extranjeros, ya que el desarrollo del campo Leviatán y los otros yacimientos, requiere de inversiones de miles de millones de shekels, así como de contratos a largo plazo para producir gas y financiar el desarrollo de los yacimientos.”

Sin embargo, señaló, el rígido sistema de regulación de Israel ha “socavado la confianza de las empresas energéticas y los bancos internacionales que supuestamente financiarían las inversiones, así como de aquellos países que comprarían el gas israelí. El desarrollo de los nuevos yacimientos de gas se ha detenido por completo,” apuntó.

“Este no es sólo otro proyecto económico,” continuó Netanyahu. “La extracción del gas desde una profundidad de casi dos kilómetros bajo el nivel del mar, a decenas de kilómetros de la costa, es una operación muy compleja que requiere de conocimientos y experiencia.”

El primer ministro rechazó las afirmaciones de que el actual plan de gas sólo ayudaría a los ricos y dañaría al resto de la población israelí, e insistió que “una gran parte de los ingresos del plan de gas benefician al Estado, es decir, a los ciudadanos de Israel.”

Yo he dirigido muchas de las grandes reformas en la economía israelí. He apoyado el plan de gas, porque no hay otra alternativa real. Sin él, no habrá competencia.”

El año pasado, la Knesset aprobó el acuerdo con una estrecha minoría, provocando la renuncia del comisionado antimonopolios. El plan aún requiere la aprobación de la autoridad antimonopolio o del ministro de Economía.

El ministro de Economía Aryeh Deri se negó a respaldar el plan de gas y renunció a su cargo para ser remplazado por Netanyahu. En diciembre, el primer ministro invocó una cláusula nunca antes utilizada sobre leyes antimonopolio que permite anular las decisiones de la autoridad antimonopolio en nombre de asuntos de seguridad y diplomacia internacional.

“Hasta hace un año, permití que los reguladores actúen de manera independiente, pero la oposición del comisionado antimonopolios ha conducido a una grave crisis de confianza, casi irreversible, frente a las compañías de energía y los países pertinentes.

Habíamos acordado firmar un contrato con el Reino de Jordania para el suministro de gas de Israel a Amman y la sorprendente decisión canceló la iniciativa, siendo éste un importante contrato geopolítico, económico y de seguridad. El acuerdo hubiese contribuido a la estabilidad económica de Jordania, que actualmente se enfrenta al reto de absorber a cientos de miles de refugiados, así como al fortalecimiento de nuestras relaciones de paz, tan importantes para el Estado de Israel.”

El ministro de Energía, Yuval Steinitz escuchó el testimonio del primer ministro, así como representantes de los detractores: las diputadas Shelly Yachimovich (Unión Sionista), Zahava Galon (Meretz), Ayelet Nahmias-Verbin (Unión Sionista), el Prof. Manuel Trajtenberg (Unión Sionista ), Eitan Cabel (Unión sionista) y Tamar Zandberg (Meretz).

Cerca de 50 personas protestaron afuera de la corte, mientras que Netanyahu daba su testimonio en la sala. Una de ellas llevaba una capa, un cetro y una máscara con la cara de Netanyahu, mientras que otra sostenía un cartel que decía “venden al estado”.

Fuente: Ynet / Telem Yahav y Yael Friedson

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