El secretario general de las Naciones Unidas entre enero de 1992 y diciembre de 1996, el diplomático egipcio Butros Butros-Gali, desempeñó su labor al frente de este organismo internacional en uno de sus periodos más turbulentos.

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Butros Butros-Ghali. Foto: EFE

SILVIA SCHNESSEL PARA NOTICIAS AGENCIA DE ENLACE JUDÍO MÉXICO –  La Unión Soviética apenas se había derrumbado y el tablero geoestratégico mundial experimentaba profundos cambios que se saldaron en graves crisis, como la violenta desintegración de Yugoslavia o al genocidio en Ruanda. Falleció ayer a la edad de 93 años en un hospital de El Cairo, según informó el Consejo de Seguridad de la ONU. El veterano diplomático había sido ingresado unos días antes tras fracturarse la pelvis.

Nacido en el seno de una influyente familia cristiana de la capital egipcia en 1922, Butros-Gali siguió los pasos de su abuelo, Butros Gali, que entre 1893 y 1910 ostentó los cargos de ministro de Finanzas, de Asuntos Exteriores, y finalmente de primer ministro. Tras graduarse en Ciencias Políticas en la Universidad de El Cairo en 1946, cursó un doctorado en Derecho Internacional en la Universidad de París. De aquella época data su estrecha vinculación con Francia, que le llevaría a presidir la Organización de la Francofonía a principios en 2002.

Durante casi tres décadas, ejerció de catedrático en la Universidad de El Cairo. También impartió clases en la Universidad de Columbia (EE UU) y en la Universidad de París, además de dirigir el centro de investigación de la Academia de Derecho Internacional de La Haya. De la mano del presidente egipcio Anuar Al Sadat, a mediados de los años 70 dio el salto al ruedo político, siendo nombrado miembro del Comité Central de la Unión Socialista Árabe, el partido del régimen. En 1977, Sadat lo escogió como ministro de Asuntos Exteriores para llevar a cabo la delicada y polémica tarea de sellar la paz con Israel, una iniciativa a la que se oponían de forma vehemente los políticos e intelectuales de tendencia nacionalista panárabe.

Un momento clave en esta empresa fue la visita de Al Sadat a Jerusalem, percibida como una alta traición en el mundo árabe, así como por una parte de la sociedad egipcia. Al Sadat acabaría pagando con su vida aquel atrevimiento en 1981, en un magnicidio ejecutado por una célula islamista. Butros-Gali, que lo había acompañado a Israel, permaneció en el cargo una década más bajo las órdenes del nuevo presidente, Hosni Mubarak.

Su elección para la secretaría general de la ONU en 1992 como sucesor del peruano Javier Pérez de Cuellar fue un momento histórico, pues nunca antes un africano había presidido la organización internacional, creada en los estertores de la era colonial europea. Su mandato fue uno de los más controvertidos en la historia de la ONU, y es el único Secretario General que ha servido solo cuatro años. A causa de varias discrepancias, entre ellas su oposición a la intervención de la OTAN en la guerra de Bosnia, EE UU optó por vetar su reelección e impulsar el nombramiento de otro diplomático africano, Kofi Annan.

Butros-Gali asumió el liderazgo de la ONU en un momento de grandes esperanzas en el seno de la comunidad internacional. El final de la Guerra Fría había dotado de un renovado protagonismo a este organismo en la gestión de las crisis internacionales, una vez superado el bloqueo permanente del Consejo de Seguridad por la pugna entre las dos grandes superpotencias, EE UU y la URSS. Sin embargo, la ONU no estuvo a la altura de las expectativas creadas. No fue capaz de actuar de forma decidida en las diversas guerras derivadas de la implosión de Yugoslavia, de evitar el genocidio de Ruanda, o de frenar la guerra civil en Somalia.

Una vez terminado su mandato al frente de la ONU, Butros-Gali presidió la Organización de la Francofonía, la entidad que reúne a los países de habla francesa, y luego la junta directiva del South Center, un think tank dedicado al desarrollo de los países pobres. En 2003 fue nombrado en Egipto director del Consejo Nacional de Derechos Humanos, un organismo oficial criticado por su tibieza a la hora de documentar y denunciar los abusos del régimen de Mubarak. En 2012, tras la revolución egipcia, Butros-Gali fue relevado de su cargo y abandonó de forma definitiva cualquier actividad de naturaleza política.


Fuente: El País / Ricard González – Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico